LA POESÍA COMO ACTO DE MISERICORDIA

LA POESIA COMO ACTO DE MISERICORDIA

La obra “Protocolos de Misericordia” del poeta Julián Chica Cardona, aborda el tema del conflicto social que ha vivido Colombia desde hace más de un siglo. Este conflicto se ha hecho carne y espíritu en la vida de los colombianos. Nuestra Memoria no alcanza para recordar a todos nuestros muertos en esta espiral, que a fuerza de agotamiento, parece llegar a un punto en donde se impone la reflexión de todos.

Todos de alguna manera hemos sido tocados por la guerra, todos de alguna manera hemos estados atrapados dentro de sus engranajes sangrientos. Es por esto que, la reflexión individual es compartida para llegar a otros que transitan los caminos de la reconciliación.

El poeta reflexiona como ciudadano y como hombre consciente. Sabe que las ideas que acompañan la mecánica y la dinámica de los conflicto se desgata contra la cruda realidad y solo queda invocar a la paz y la misericordia. El hombre se tiene que dar esa oportunidad o no podría aspirar a salir de las cavernas, y esta metáfora del poeta se refiere no solo a la imagen del troglodita empuñando un arma contundente; también se refiere a la idea platónica del hombre preso en su ceguera, apasionado por una verdad que a la postre puede resultar ilusoria.

Las reflexiones del poeta, expresadas en poema de lograda factura, ritmo, densidad, severa musicalidad, que nunca cae en el estribillo, la consigna o los cantos plañideros de lágrima fácil; ya que mantiene la fuerza de los cantos luctuosos del estoicismo clásico. Habla de nuestro país, de nuestra cultura de la muerte; una cultura que poco a poco, debe dar paso a otra mirada más humana, abierta a la tierra, al hombre y al mundo. La masa que debe recobrar su vida, enaltecer su espíritu y volver a sembrar sus raíces:

ANÓNIMA

Un masa anónima Indecisa cruza la plaza de una ciudad cualquiera

Atraviesa la calle Que es también un río de repudio temor y sirenas

Deja atrás la indolencia atiborrada en recuerdos de cuando aún no habían empezado los ajusticiamientos

Esa masa anónima llora en silencio sus muertos

Regresa a esa plaza huérfana

Sólo inundada del eco lejano de arengas

Avanza a su lado sin voltear a verla

El eco sin voz del andén de cemento donde cayó el último cuerpo

Una masa anónima que se ha quedado sin voceros

y hay a esperar en silencio a que crezcan los que cayeron muertos

Si queremos construir un porvenir, el primer paso es una mirada autocrítica sobre nuestra condición de hombres en medio del conflicto. Luego tender las manos abiertas

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