La pereza de leer

La pereza de leer

Salomón Kalmanovitz

No sé hace cuánto tiempo no hay un debate sobre la calidad de la educación que imparte la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional. Me parece necesario reabrir esa discusión sobre el tema después de descubrir fallas sistemáticas en mi experiencia con varios seminarios que he dictado en la Facultad en los dos últimos años.

El primer problema que encuentro es una escasa disciplina de lectura en español y peor aún en inglés. La lectura compleja es la avenida de aprendizaje principal que tienen los individuos y su capacidad de desarrollo profesional e intelectual depende críticamente de ella. La comprensión de lectura es también importante y siguiendo una recomendación del profesor Mauricio Avella, cuando los estudiantes puedan hacer un cuadro sinóptico de la lectura, habrán ganado una mayor comprensión sobre ella.

La lectura en inglés es fundamental para que los profesionales que formemos puedan absorber por su cuenta los avances en los temas de su especialización y no se queden estancados en el nivel de conocimientos impartidos durante la carrera. También permite adentrarnos en temas académicos que no han sido traducidos al español y algunos que nunca lo serán. Es posible entonces conocer fronteras del conocimiento económico y avanzar la profesión en el país.

Encuentro resistencia en los estudiantes frente a un ritmo intensivo de lectura y franca deserción en las lecturas en inglés. Algunos estudiantes me informan que las exigencias de lectura en la mayor parte de los cursos son muy bajas y que la evaluación se basa en lo que se discuta en clase. Son pocas las materias que demandan la lectura de  revistas o journals, investigar en bibliotecas y armar y recorrer bibliografías temáticas. Si no desarrollamos la curiosidad y el espíritu inquisitivo de los estudiantes no vamos a lograr que desarrollen a fondo sus habilidades y potencialidades. Aunque la biblioteca de la facultad se destaca en la Universidad Nacional, no parece contar con los recursos para que los estudiantes no sólo lean los textos asignados por los profesores sino también que aprendan a investigar. Cada profesor puede exigir lecturas de la mejor revista de su área de especialización y asegurar que la biblioteca esté suscrita. Exigir síntesis de lecturas o comentarios escritos a las mismas. En el pasado se adquirieron suscripciones pero los profesores no las leían ni las exigían como lecturas. La lectura en inglés también es fundamental para los estudiantes que aspiren a ganar becas para hacer doctorados en el exterior, de tal modo que sería conveniente revisar las exigencias de idiomas en la facultad y quizás más importante que todos los profesores exijan lecturas en inglés a sus estudiante.

El segundo problema que encuentro es que aproximadamente un tercio de mis estudiantes escriben muy mal y ni siquiera tienen conciencia de ello. Eso significa que durante tres años no han tenido que escribir ensayos o ejercicios que les permitan conocer por lo menos que no se expresan adecuadamente. La regulación de la Facultad permite  inscribir seminarios solo en  séptimo y octavo semestres lo cual de entrada me parece limitante e inconveniente. Existe un curso de redacción en el primer año de la carrera pero es obvio que no funciona. Es obvio también que el ensayo no se utiliza frecuentemente para evaluar las habilidades de los estudiantes. Entiendo que sea engorroso evaluarlos, pero me parece indispensable hacerlo; por lo menos, hacerle saber al estudiante que tiene un problema serio y que debe corregirlo, para lo cual contará con algún apoyo de sus profesores y de sus monitores. Si de 40 cursos que reciben los estudiantes durante la carrera escribieran ensayos o ejercicios más sencillos en 30 de ellos podrían comunicar sus conocimientos con rigor e incluso con gracia. Lo mínimo que debe impartir la educación en economía es la habilidad de escribir memorandos técnicos y en eso hay una falla bastante protuberante.

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