Las Casas

CAPITULO 5 - AUTOCONTROL

(Desecha el temor – W EDWARDS DEMING)

Un sorprendente descubrimiento, extraído de los estudios sobre el cerebro de personas que se hayan sometidas a situaciones estresantes, pone en evidencia que la actividad del cerebro enjacional socava algunas de las funciones de los lóbulos pre frontales.

Los lóbulos prefrontales constituyen el asiento de la “memoria operativa” la capacidad de prestar atención y recordar la información sobresaliente, instancia esencial para la comprensión, el entendimiento, la planificación, la toma de decisiones, el razonamiento y el aprendizaje.

Cuando la mente permanece en calma, el rendimiento de la memoria operativa es óptimo, cuando se tiene una urgencia el cerebro cambia a una modalidad autodefensiva centrada en la supervivencia, consumiendo recursos de la memoria operativa y transfiriéndolos a otras localizaciones cerebrales que le permitan mantener los sentidos en estado de hipervigilancia.

Cuando se dispara la adecuada señal de alarma, la actividad cerebral experimenta un retroceso a las rutinas mas sencillas y familiares, y deja de lado el pensamiento complejo, la intuición creativa y la planificación a largo plazo. El foco de atención se centra en el problema o incidencia inmediata.

Un secuestro amigdalar de tras millones de dólares

Mike Tyson fue víctima de su sistema de alarma cerebral, un sistema ligado al funcionamiento de la amígdala, situada en el antiguo cerebro emocional (sistema límbico) que circunda el antiguo tallo cerebral. La región prefrontal está conectada con la amígdala, que actúa a modo de alarma cerebral. La amígdala es el banco de memoria emocional del cerebro que almacena nuestras experiencias actuando a modo de centinela, todo lo que vemos, oímos, instante tras instante para valorar amenazas y oportunidades cotejando experiencias pasadas. En el caso de Tyson ocurrió un aluvión de recuerdos cuando 8 meses antes, su contendiente lo cabeceara, a lo cual Tyson experimentó un secuestro amigdalar reacción instantánea de morder en la oreja a su contendor.

En la evolución, la amígdala ha recurrido a las pautas de memoria almacenada para registrar y responder de inmediato, de modo que la respuesta cerebral ante situaciones críticas todavía es la misma estrategia ancestral ( agudizar los sentidos – detener el pensamiento concreto- disparar respuestas automáticas reflejas ) con consecuencias lamentables.

Cuando las emociones se desbordan

Siempre utilizamos la expresión “ el peor momento posible” en referencia a presiones que nos sacan de casillas y que parecen multiplicativas, en una escala donde el nuevo paso parece más insoportable, que el anterior y nos lleva al borde del colapso como lo decía el poeta Charles Buckowki, “ no son las grandes cosas las que terminan llevándonos al manicomio sino el cordón del zapato que se rompe cuando tenemos tiempo de arreglarlo”.

Desde el punto de vista de nuestro cuerpo no existe ninguna diferencia entre nuestra casa y nuestro trabajo. El Estrés, sobre el stress sin importar su causa , cuando estamos sobreexcitados , el más pequeño contratiempo desencadenar una respuesta extrema bioquímica ( hormona orticotrópica), y finaliza con un aflujo de hormonas estresantes( cortisol).

Aunque las hormonas estresantes se vierten en el torrente sanguíneo la sangre retira de los centro cognitivos superiores del cerebro y se dirige para una movilización de urgencia, los niveles de azúcar se disparan, las funciones físicas menos relevantes se enlentecen su ritmo cardiaco se acelera para la lucha o huida. El cortisol consume los recursos energéticos de la memoria operativa y las trasfiere a los sentidos con posibilidad de cometer más errores, distracciones, menor memoria. Si el stress persiste la situación desemboca en enfermedad llegando a niveles constantes de intoxicación de cortisol y otras, destruyendo neuronas. El stress agudo puede tener un efecto entorpecedor permanente en nuestro intelecto.

El correo electrónico por ejemplo ha hecho que aumente el número de mensajes que recibimos por teléfono, buzón electrónico, fax, correo diario, ordinario entre otros, como si nos viéramos obligados a sofocar pequeños conatos de incendio con efecto acumulativo lo que genera situación de distracción crónica, situación de descenso en la eficacia personal., por lo que necesitamos recursos internos que nos permitan gestionar mejor los sentimientos que el stress suscita en nosotros.

Los lóbulos prefrontales o neuronas “freno “, envía a la amígdala el mensaje tranquilizador por lo que recurrimos a la respuesta menos desesperada. La acción equilibrada depende de la armonización de las tendencias contrapuestas. La amígdala constituye el sistema de alarma

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