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Leer En Forma rápida Y Eficaz

CandeGuerrero3 de Marzo de 2014

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CÓMO LEER RÁPIDA Y EFICAZMENTE

LECTURA RÁPIDA Y EFICIENTE

NOCIONES GENERALES

Concepto

La lectura es una actividad en la que intervienen dos aspectos fundamentales: uno de orden físico. La percepción visual y otro de orden intelectual. La eficacia en la lectura llegará sólo al lector capaz de desarrollar parejamente ambos aspectos mediante las técnicas y el entrenamiento especialmente ideados para tal fin y podrá obtener un máximo rendimiento.

Los cursos de lectura rápida y eficiente ponen a nuestro alcance esas técnicas especiales. Todos nos consideramos más o menos «buenos lectores» por el mero hecho de haber asistido a su debido tiempo a la escuela cuando la realidad es otra: leemos muy por debajo de nuestras posibilidades. Posibilidad de leer bien y rápido

Cualquier persona normalmente dotada puede perfeccionar su capacidad lectora. Puede llegar incluso a triplicar su velocidad habitual sin menoscabo alguno de su capacidad de comprensión y asimilación. Lo ideal sería poder leer tan deprisa como surge el pensamiento.

Este es siempre mucho más veloz que el proceso de la percepción visual. Esta situación «ideal», precisamente por ser ideal, resulta prácticamente inalcanzable, pero ello no excluye que podamos aproximarnos bastante a dicha situación: todo dependerá del desarrollo de nuestra percepción visual. Hay un desfase excesivo entre la velocidad de nuestro pensamiento y la percepción de los signos gráficos por nuestros ojos..

Inconvenientes de la lectura lenta La lectura lenta, dificulta la comprensión y merma considerablemente nuestra propia capacidad de concentración. Normalmente el lector lento, el que lee a razón de 150 a 200 palabras por minuto, aproximadamente, o bien lee de viva voz los vocablos, o bien lo va haciendo mentalmente durante el curso de su lectura, tiene un mal hábito de lectura que, dificulta en extremo las cosas: por una parte disminuye la velocidad lectora, con la consecuente pérdida de tiempo, y, por otra, asegura una mala comprensión del pensamiento que se expresa en el texto, ya que la lectura lenta, «palabra por palabra», rompe el pensamiento en pequeños trozos, lo cual hace imposible o en extremo difícil captarlo globalmente en su fluido devenir. Por el contrario, el lector rápido -aquel que sin previo entrenamiento lee por encima de las 350 palabras por minuto-, al seguir en su fluido devenir el curso natural del pensamiento, capta con mucha mayor prontitud la relación interna del texto y obtiene así una mejor

comprensión de su contenido. Pero por el contrario el buen lector, que no vocaliza y es capaz de captar tres o más palabras con un sólo golpe de vista podrá captar el significado de las palabras apoyándose en el contexto; así el lector rápido podrá leer con gran rapidez sin que peligre la perfecta interpretación de las palabras. 33

Las imágenes de las palabras Lo ya dicho debe llevamos al convencimiento de que no debemos leer palabras. Leer palabras es una práctica inútil y un serio estorbo para

la verdadera lectura. No hay que leer jamás palabras, y mucho menos ir

avanzando en nuestra lectura palabra por palabra, morosamente. En

realidad nuestra visión está capacitada para captar conjuntos de palabras -

dos, tres y hasta más con un adecuado entrenamiento y de éstas,

únicamente su imagen, de forma global. Así:

C FETER A

PU LICI AD

F T C PIAS EN EL ACT .

Pero más sencillo resulta aún comprender el sentido de las palabras

incompletas cuando éstas se hallan insertas en la frase:

LA LE TU A RÁPIDA ES LA M JOR GAR NTÍA

DE UN MÁ XIMO RENDIMIENTO.

«La persona formada guarda una provisión enorme de perfiles de

palabras (imágenes de palabras) en el almacén de su memoria. Esta

provisión le permite leer con soltura sin necesidad de prestar atención a

cada una de las letras». (Zielke). De ahí que el lector rápido posea a su

vez una mayor capacidad de comprensión: únicamente prestará atención

particular a aquellas palabras muy poco usuales o de alto contenido

técnico, pudiendo entregarse más a fondo a la captación de las ideas, en

definitiva lo fundamental.

Otra experiencia que podemos realizar -para comprobar cuán inútil

es leer palabras es la de colocar sobre los textos una tarjeta, de forma que

cubra la mitad inferior de las frases. Veremos cómo aun así podremos

leer a la perfección, sin ninguna dificultad. Acto seguido debemos cubrir

la mitad superior de las frases. Ahora nos será imposible captar su

sentido.

Si colocamos una tarjeta que cubra la parte inferior de un texto,

veremos que aún podremos seguir leyéndolos. 4

4

ESTA SENCILLA EXPERIENCIA NOS INDICA QUE LO QUE

CARACTERIZA LA IMAGEN DE UNA PALABRA SON LOS

RASGOS SUPERIORES DE LAS LETRAS, Y A ELLOS SE

DEBE LA FORMA CARÁCTERÍSTICA DE LAS

PALABRAS PUES ESAS FORMAS SUPERIORES, SON LAS

QUE NOS PERMITEN RECONOCER RÁPIDAMENTE LOS

VOCABLOS. POR TANTO, PARA LEER MÁS DEPRISA LO QUE

DEBEMOS HACER ES DIRIGIR NUESTROS OJOS HACIA LA

PARTE SUPERIOR DE LAS PALABRAS.

CUALQUIER PERSONA PUEDE LLEGAR A CONVERTIRSE EN

LECTOR RÁPIDO, CAPAZ DE SUPERAR SIN ESFUERZO LAS 500

P.P.M. TODO CONSISTE EN SOMETERSE AL DEBIDO

ADIESTRAMIENTO, DEL CUAL NADIE DEBE SENTIRSE

EXCLUIDO. TODOS PODEMOS LLEGAR A DOMINAR LAS

modernas técnicas de lectura. ello sólo exige del lector

una serie de requisitos que pasamos a comentar

inmediatamente. 5

5

Requisitos para el aprendizaje

1. Es indispensable el buen funcionamiento y una decidida voluntad de

superación de la propia destreza de lectura.

Si somos ya lectores rápidos -350 p.p.m.- nuestro objetivo será llegar a

superarlas. Si somos lectores lentos -150 p.p.m. -nuestro objetivo será hacernos

lectores rápidos. Debemos tener en cuenta que podemos llegar a alcanzar -

empleándonos a fondo en el entrenamiento una velocidad de lectura de hasta

900 p.p.m., y que lectores excepcionalmente rápidos y hábiles pueden llegar a

las 1.000 p.p.m.

2. Es recomendable determinar nuestro punto de partida, es decir,

calcular a qué velocidad somos capaces de leer habitualmente con un máximo

de comprensión.

3. Debemos descubrir qué cosas nos impiden una lectura rápida y

eficiente. Nuestros malos hábitos de lectura -vocalización, subvocalización,

fijaciones excesivas, retrocesos, etc. deben ser descubiertos y erradicados.

Indiscutiblemente esto toma tiempo, pero jamás será tiempo perdido. Muy

pronto se comprobará con asombro hasta qué punto merecía la pena el esfuerzo

y el tiempo empleados en desarrollar nuestra capacidad lectora.

Determinación del punto de partida

Conviene determinar a qué velocidad somos capaces de leer

habitualmente, con un máximo de comprensión, antes de iniciar el aprendizaje

de las técnicas de lectura rápida.

Apreciaremos así:

a) nuestro estado actual, y b) los progresos que vayamos realizando a lo

largo el curso. Por eso vamos a realizar ahora un ejercicio de lectura, pero antes

debemos hacer algunas aclaraciones.

Para comprobar su velocidad de lectura hágase con un reloj,

preferiblemente con segundero: si puede conseguir un cronómetro, mucho

mejor. Tome nota del tiempo que necesita para leer el texto. Este debe leerlo

usted a la velocidad con que lo hace habitualmente y sólo una vez, sin volver

sobre los renglones si cree que se le ha escapado algo de su sentido.

Al final de la lectura encontrará una serie de preguntas que usted debe

responder. Con esto pretendemos determinar su capacidad de comprensión.

Intente ser consecuente consigo mismo y no vuelva al texto ni mire las

respuestas que van incorporadas al texto de comprensión. Las preguntas deben

ser respondidas tras una única lectura. Así comprobamos su capacidad de

comprensión en relación a su velocidad habitual de lectura.

Si contesta bien a tres o más preguntas podemos considerarle, pero si sólo

responde bien a una o dos, esto indicará que su velocidad de lectura ha

excedido a sus posibilidades reales. Si su velocidad de lectura le parece baja no

debe dejarse ganar por el desaliento, después de todo usted ha iniciado el 6

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estudio de las modernas técnicas de lectura para superarse, y lo único que por el

momento

importa es precisamente su voluntad de superación.

Si se toma en serio el curso y le dedica al menos unos cinco minutos

diarios -nunca menos de cinco minutos al entrenamiento de la lectura rápida

puede llegar perfectamente a superar sin esfuerzo las 500 p.p.m. El que

continúen sus progresos por encima de esta cifra y se eleve usted a cotas aún

más altas dependerá únicamente de su tenacidad y perseverancia en el estudio.

En este primer ejercicio es recomendable leer al ritmo habitual. Cuidando

la comprensión deberá usted leer a la mayor velocidad posible, sin volver atrás,

sin hacer detenciones prolongadas, etc. En el texto han sido contadas las

palabras.

...

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