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Los géneros Literarios


Enviado por   •  29 de Octubre de 2013  •  1.077 Palabras (5 Páginas)  •  227 Visitas

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Género narrativo

LA PRADERA

-George, me gustaría que le echaras un ojo al cuarto de jugar de los niños.

-¿Qué le pasa?

-No lo sé.

-Pues bien, ¿y entonces?

-Sólo quiero que le eches una ojeada, o que llames a un psicólogo para que se la eche él.

-¿Y qué necesidad tiene un cuarto de jugar de un psicólogo?

-Lo sabes perfectamente -su mujer se detuvo en el centro de la cocina y contempló uno de los fogones, que en ese momento estaba hirviendo sopa para cuatro personas-. Sólo es que ese cuarto ahora es diferente de como era antes.

-Muy bien, echémosle un vistazo.

Atravesaron el vestíbulo de su lujosa casa insonorizada cuya instalación les había costado treinta mil dólares, una casa que los vestía y los alimentaba y los mecía para que se durmieran, y tocaba música y cantaba y era buena con ellos. Su aproximación activó un interruptor en alguna parte y la luz de la habitación de los niños parpadeó cuando llegaron a tres metros de ella. Simultáneamente, en el vestíbulo, las luces se apagaron con un automatismo suave.

-Bien -dijo George Hadley.

Se detuvieron en el suelo acolchado del cuarto de jugar de los niños. Tenía doce metros de ancho por diez de largo; además había costado tanto como la mitad del resto de la casa. «Pero nada es demasiado bueno para nuestros hijos», había dicho George.

La habitación estaba en silencio y tan desierta como un claro de la selva un caluroso mediodía. Las paredes eran lisas y bidimensionales. En ese momento, mientras George y Lydia Hadley se encontraban quietos en el centro de la habitación, las paredes se pusieron a zumbar y a retroceder hacia una distancia cristalina, o eso parecía, y pronto apareció un sabana africana en tres dimensiones; por todas partes, en colores que reproducían hasta el último guijarro y brizna de paja. Por encima de ellos, el techo se convirtió en un cielo profundo con un ardiente sol amarillo.

George Hadley notó que la frente le empezaba a sudar.

-Vamos a quitarnos del sol -dijo-. Resulta demasiado real. Pero no veo que pase nada extraño.

-Espera un momento y verás dijo su mujer.

Los ocultos glorificadores empezaron a emitir un viento aromatizado en dirección a las dos personas del centro de la achicharrante sabana africana.

El intenso olor a paja, el aroma fresco de la charca oculta, el penetrante olor a moho de los animales, el olor apolvo en el aire ardiente. Y ahora los sonidos: el trote de las patas de lejanos antílopes en la hierba, el aleteo de los buitres. Una sombra recorrió el cielo y vaciló sobre la sudorosa cara que miraba hacia arriba de George Hadley.

-Unos bichos asquerosos -le oyó decir a su mujer.

Género dramático

—Yo sólo soy el asesor de medio ambiente de la productora... Hemos venido para filmar una crónica sobre la desaparición de la fauna del Parque Internacional de los Pirineos, queremos averiguar dónde han ido los osos, los rebecos, las marmotas... Ya saben, tiene que quedar algún vegetal para mantener la cadena alimenticia. Aunque la mayor parte de los brotes del Pirineo resisten entre los -8 y los -25º C, ciertas plantas inactivas deberían soportar hasta los -80º C. Entonces, los herbívoros no

—Bueno ¿te la zumbas o qué? –interrumpió con ansiedad el guardia con pintas de Alí-Babá, ajeno a mi improvisada conferencia sobre la teoría de Milankovitch y la

migración-adaptación de las especies ante influencias climáticas sosegadas.

—Celeste es una colega del trabajo...

—No se la tira –sentenció, con un punto de desprecio en la mirada, el tal Ahmed.

A partir de ese instante, mi presencia dejó de incumbir a aquellos miembros de la elitista Guardia de Frente-ras, quienes se dedicarían a ignorarme. Páez, sonriendo comprensivo, me destinó una palmadita para encarrilar-me hacía un pasillo mientras murmuraba por lo bajo.

—Mira que cagar la oportunidad de cepillarse a

Celeste... Hala: ¡otro bujarrón que

...

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