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Los recursos lingüísticos.


Enviado por   •  3 de Mayo de 2012  •  Prácticas o problemas  •  463 Palabras (2 Páginas)  •  1.127 Visitas

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Actividad 3. Los recursos lingüísticos.

Propósito: Desarrollarás tu habilidad para aplicar recursos lingüísticos, estudiados en los semestres anteriores, para reconstruir en texto.

Cuando mi madre me contó lo que sucedía se apoderó de mí tremenda duda y apuro que iba en aumento, aun cuando yo trataba de no pensar en ello.

Veinte días antes, mi hermosa jefa se había fracturado una pierna al peder pie en la escalera de nuestra casa. Fue un verdadero triunfo conseguir un bello cuarto en el hospital de Santa Rosa, el mejor de todos los sanatorios de la ciudad. Como tenía urgente necesidad de salir de viaje, acomode a mi mamá en un buen sitio donde disfrutara en poner atenciones y cuidados. Yo experimentaba remordimientos por dejarla sola en el hospital, agobiada por el yeso y los dolores de la fractura. Aunque sin embargo en Tractors and Agricultural Machinery Co. Exigía ese viaje. Como inspector de ventas debía controlar, de tiempo en tiempo, las diferentes zonas que abarcaba los agentes viajeros, pues generalmente scedía algunos de los vendedores no trabajaban exhaustivamente sus plazas, mientras que otros competidores realizaban excelentes ventas.

Mi trabajo me gustaba y la compañía se había mostrado siempre muy generosa conmigo, “Valioso elemento” para el criterio de los jefes. Me habían otorgado un magnifico sueldo y me dispensaban muchas consideraciones. En estas circunstancias, yo no podía negarme cuando me necesitaban. La única solución favorable que hallé fue dejar a mi madre en un buen sanatorio, al cuidado de una enfermera especial.

Tras las tres semanas que duro mi viaje el hospital me tuvo al tanto, diariamente, de la salud de mi madre. Las noticias abastecedoras eran bastante positivas, con excepción de “un aumento en la temperatura que se presenta después de media noche, acompañado de una marcada alteración nerviosa”.

La mañana de mi regreso me presenté en la oficina tan sólo para avisar de mi llegada y corrí al hospital a ver a mamá. Cuando me vio lanzó un extraño grito, que no era una exclamación de sorpresa ni de Felicidad. Era el grito que puede dar quien se encuentra en el interior de una casa en llamas y mira aparecer a un salvador.

Así lo sentí yo. Era la hora de la comida. Con gran sorpresa comprobé que mamá casi no probaba bocado, además tenía enfrente su gran comida favorita: Chuletas de cerdo ahumadas y puré de espinacas. Estaba manjar, demacrada, y sus manos inquietas y temblorosas delataban el estado de sus nervios. No me explicaba que le había sucedido. Siempre había sido una mujer serena, controlada, optimista.

Dávila, Amparo(2009), “El huésped”, en Cuentos reunidos, México, Fondo de Cultura Económica, pp.71-72

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