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Oratoria

drg.drunknTesis16 de Mayo de 2013

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LA ORATORIA

¿QUÉ ES ORATORIA?

La oratoria debe ser considerada como un acto de relación más que como un proceso de exposición. Es una acción de responsabilidad dual entre el orador y el receptor donde se ponen en juego cuestiones de integridad bajo la influencia del medio en el que se da la oratoria. Ambas partes se condicionan y se dan vida en el mutuo interés provocado por el tema común.

Oratoria es el arte de informar, impactar, conmover y entretener por medio de la palabra. Timón, un antiguo autor griego, dijo que la elocuencia es la habilidad de conmover y convencer. Aquí usamos el término oratoria en su acepción y uso más amplio, no meramente el de hablar ante grandes auditorios, sino estableciéndolo como sinónimo de expresión oral de una persona, se entiende, en primer lugar, el arte de hablar con elocuencia, de persuadir por medio de la palabra. En segundo lugar, es también un género literario formado por el discurso, la disertación, el sermón, etc.

En este segundo sentido, más amplio, se aplica en todos los procesos comunicativos hablados, tales como conferencias, charlas, exposiciones o narraciones. En todos los procesos orales se aplica la oratoria y su finalidad, por lo general, es persuadir. Esta finalidad de lograr la persuasión del destinatario es la que diferencia la oratoria de otros procesos comunicativos orales. Del mismo modo que la finalidad de la didáctica es enseñar y la de la poética deleitar, lo que pretende la oratoria es persuadir. La persuasión consiste en que con las razones que uno expresa oralmente, se induce, mueve u obliga a otro a creer o hacer una cosa. Ahora bien, no es su única finalidad.

En la oratoria, como en cualquier forma de comunicación, concurren cinco elementos básicos, a menudo expresados como "quién dice qué a quién usando qué medio con qué efectos". El propósito de la oratoria pública puede ir desde, simplemente, transmitir información, a motivar a la gente para que actúe, a simplemente relatar una historia. Los buenos oradores deberían ser capaces de cambiar las emociones de sus oyentes, no sólo informarlos. La comunicación interpersonal y la oratoria tienen diversos componentes que abarcan cosas como el lenguaje motivacional, desarrollo personal/liderazgo, negocios, servicio al consumidor, comunicación ante grupos grandes y comunicación de masas. La oratoria puede ser una poderosa herramienta que se usa para propósitos tales como la motivación, influencia, persuasión, información, traducción o simple entretenimiento.

El orador debe tener siempre presente que para llevar a cabo su tarea de convencimiento y dominio sobre el público requiere no sólo de su más profunda y adecuada capacidad, sino también de que ese público esté dispuesto a aceptar esa influencia y dispuesto a aportar toda su capacidad para participar en el proceso comunicativo.

La oratoria es descripta en términos generales como la capacidad para hablar y exponer un punto de vista en público de modo claro, atractivo y comprensible. La palabra ‘oratoria’ proviene del término latino orare que significa ‘hablar o exponer en público’. Las habilidades oratorias de una persona son extremadamente importantes cuando de convencer, persuadir o atraer al público se trata, y es por esto que son especialmente trabajadas por políticos, publicistas, líderes empresariales, figuras públicas y del entretenimiento, docentes, etc.

La oratoria como estructura del discurso es un fenómeno del que ya eran conscientes los antiguos griegos y romanos para los cuales la transmisión oral de información y de saberes era de suma importancia. La oratoria no era entendida como una capacidad con la cual algunos individuos dotados nacían, si no que era algo que debía estudiarse y perfeccionarse de modo permanente. Para lograrlo, la participación activa en discursos, diálogos y exposiciones era esencial. Tanto Aristóteles como Cicerón son recordados como ejemplos claves de este tipo de comunicación griega y romana respectivamente.

Para alcanzar el cometido esperado, la oratoria basa su trabajo en el desarrollo del mensaje a comunicar, en las estrategias argumentativas y en el llamado de atención sobre un público determinado. Es por esto que muchas veces la oratoria puede no significar estar diciendo algo verídico si no atractivo para los receptores del mensaje. Encontrar el modo de decir las cosas que el público quiere oír y organizarlas a través de estructuras discursivas comprensibles y adecuadas a ese público específico son justamente las tareas más importantes de la oratoria.

El arte de la oratoria

puede darse en diversas situaciones y espacios. Mientras es normal encontrar a personas con facilidad oratoria en eventos programados tales como exposiciones, debates y charlas, tales situaciones pueden darse a sí mismo de manera espontánea y cotidiana cuando las personas que están incluidas en la charla disponen de tales capacidades argumentativas.

IMPORTANCIA DE LA ORATORIA

En año el 450 a. C. el pensador ateniense Pericles acuñó magistralmente la frase "El que sabe pensar pero no sabe expresar lo que piensa, está en el mismo nivel del que no sabe pensar" , frase inmortal que hoy cobra alarmante vigencia pues al verificar las estadísticas, comprobamos que en nuestro medio, son escasas las personas que tienen la habilidad de hablar con efectividad y firmeza, a fin de transmitir sus pensamientos e impresiones sin que el miedo les paralice el cuerpo, cuando están frente a un público numeroso y variado.

En nuestra condición de instructores de oratoria, podemos asegurar que hablar en público no es algo imposible o inalcanzable, la facultad elocutiva requiere como cualquier otra facultad del hombre, cultivo y educación. Tengamos presente que una persona que no sepa expresarse correctamente ante los demás, está condenada a fracasar y a ser relegada a un plano inferior, en cambio los que si dominan el arte de la elocuencia están destinados a sobresalir y a triunfar en todas las esferas de su vida.

Es importante recordar que el hombre es el único ser viviente que habla y que la palabra es uno de los dones más extraordinarios que posee, éste le permite manifestar la prodigiosa riqueza de su alma y establecer relación con sus semejantes. Por ello, llama la atención que en los centros escolares y de educación superior no se ponga especial atención en la enseñanza de la expresión oral. Se nos enseña a leer y a escribir pero nunca se nos enseña a “hablar” y mucho menos a hacerlo en público y con las técnicas apropiadas.

El arte de la palabra oral se ha constituido paulatinamente y a través de los siglos en un patrimonio cultural sin dueños ni formulas mágicas, de tal forma que ha sido conceptualizada acertadamente como “el arte de hablar en público” toda vez que el orador es un artista que combina armoniosamente; ademanes, gestos, expresión verbal y corporal, encausando todo ello a cumplir cabalmente los fines que ella conlleva, es decir; persuadir, educar, conmover y agradar.

Entre los grandes jefes que condujeron pueblos o dejaron su impronta en la historia de la humanidad, ha habido algunos ciegos y algunos sordos; pero nunca un mudo. Saber algo no es idéntico a saber decirlo. Esta es la importancia de la comunicación oral.

En los negocios o cualquier otra actividad de interrelación, la forma en que hablemos, en que nos comuniquemos, será el patrón por el cual se nos juzgará, se nos aceptará o rechazará.

Hablar con orden, con claridad, con entusiasmo, con persuasión; en resumidas cuentas, con eficacia, no es un lujo sino una necesidad. El 90% de nuestra vida de relación consiste en hablar o escuchar; sólo el 10% en leer o escribir.

Si la imagen que usted quiere dar de sí mismo/a es la de una persona que sabe adónde va, que tiene una actitud positiva hacia la vida, ideas dinámicas y don de gentes, el lenguaje es el principal instrumento que deberá utilizar para transmitir esa imagen a quienes le rodean.

Otro aspecto importante de la oratoria es que también hay que saber hablar para ser escuchado. Lo notable es que el hecho de tener que hablar ante extraños, o en una simple reunión de trabajo, no parece ser una tarea sencilla, a la que la mayoría de las personas considere como fácil.

En una encuesta realizada en los Estados Unidos, investigando las diez cosas que más temor le producen a la gente, se obtuvo el siguiente resultado (en orden ascendente): los perros, la soledad, el avión, la muerte, la enfermedad, las aguas profundas, los problemas económicos, los insectos, las sabandijas, las alturas y, el primero de la lista, hablar en público. El buen discurso es un medio de servicio para los semejantes, y es una tarea ardua.

Hay que reconocer que quien dice un discurso asume una gran responsabilidad. Al margen de otros aspectos, conviene tener presente que una perorata de 30 minutos ante 200 personas desperdicia sólo 30 minutos del tiempo del orador; en cambio, arruina 100 horas de sus oyentes –o sea, más de cuatro días–, lo cual debería generar más responsabilidad que la que usualmente se advierte.

Es importante recordar que el hombre es el único ser viviente que habla y que la palabra es uno de los dones más extraordinarios que posee, éste le permite manifestar la prodigiosa riqueza de su alma y establecer relación con sus semejantes. Por ello, llama la atención que en los centros escolares y de educación superior no se ponga especial atención en la enseñanza

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