Petrarca Y Los Orígenes De La lírica Moderna

Nacido para 1304 y fallecido setenta años después, Petrarca tanto como ser humano y como intelectual, le toca vivir una época particular, donde se comienza a trazar los principios elementales de lo que se conocería más tarde como Renacimiento. Se podría decir que además de vivirlo, es constructor de un puente entre la edad media y el interés por la humanidad y su fuerza creadora, vital.

Viviendo una temporada fuera de su tierra natal, Florencia, el poeta se deja permear por los hechos y/o acontecimientos del momento; conoce personas influyentes y el estudio se amplifica a más autores, más tendencias, más puntos de vista. Conforme a la época, Petrarca es lo que se podría denominar un hombre de mundo: viaja, expande su vista más alla de un pueblo, rompe con la contemplación aldeana.

Es en su estadía en Francia, donde se rodea de las discusiones más influyentes, por ejemplo, el platonismo o el tomismo, las cuales perfilarán la línea estético – ideológica de Petrarca. Esto implicaría un par de situaciones dignas de mencionar:

• La primera, tiene que ver con la diferenciación estético- ideológica con respecto a Dante y;

• como segundo aspecto, la ruptura con el realismo como elemento ordenador del discurso poético, a través de un idealismo platónico de inspiración agustina y las tesis tomistas.

Si Dante es un férreo cristiano, tanto que, a criterio de Highet, pone las letras clásicas al mismo nivel que las divinas, Petrarca como hombre de mundo, siempre interesado por el conocimiento, considera que las letras son el medio para transmitir lo que realmente somos: seres humanos que sienten y crean a partir del contacto con el entorno que les rodea. Autores que marcan esta línea de pensamiento en Petrarca son Cicerón, por su elocuencia y Virgilio por el tratamiento de los espacios, los personajes y esa interrelación hombre-naturaleza, el estilo culto de su exposición.

La ruptura con el realismo como postura ordenadora del discurso poético, es decisivo para comprender el idealismo que reformula Petrarca empleando a Platón y Santo Tomás de Aquino. No es, valga decirlo, un idealismo per se, sino que, al lado de los hechos materiales e, inclusive, su modo de explicación, los sentidos forman parte de la aprehensión de la realidad y su significación. Así, la naturaleza humana no se encuentra dicotomizada entre alma y cuerpo, sino que ambos elementos forman un solo ente.

Tal concepción del ser y quehacer humanos, las hayamos en toda la obra de Petrarca, a saber:

• De vita solitaria (1346)

• De otio religioso (1346)

• Secretum (1347 – 1353)

• De remediis utriusque fortune

• Rerum Vulgarium fragmenta

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