Practicas
curalito26 de Noviembre de 2013
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CONOZCAN USTEDES UNA DE LAS BONDADES DE LA RELIGION DEL AMOR: EL ISLAMISMO
El integrismo las mata, las quema…
Dilhoas Karim Ahmed, de la asociación Janzad, muestra la fotografía de una de las mujeres kurdas víctima del fundamentalismo.
EL KURDISTÁN iraquí se ha convertido en un laboratorio en la expansión del islamismo extremista. Y las grandes perjudicadas son ellas. A Kayal le cortaron la nariz, a Shamsa la ahorcaron…
El pasado 14 de agosto, cuatro mujeres que no iban cubiertas tal y como mandan las normas islámicas más estrictas, se vieron sorprendidas, junto a la ciudadela de Arbil, por una multitud de integristas.
Bajo una lluvia de insultos, las cuatro mujeres, perseguidas por decenas de hombres, tuvieron que buscar refugio en una tienda y esperar a que los ánimos se calmaran para pedir un taxi y regresar a casa.
Este era, según ha denunciado el periódico kurdo Hawlati, el segundo incidente de similares características que ocurría en la capital administrativa del Kurdistán iraquí en 15 días.
Lo sucedido en la antigua Arba Ilu, la ciudad habitada ininterrumpidamente más tiempo del mundo, es sólo un pequeño botón de muestra de la involución cultural que se está produciendo en el Kurdistán iraquí, una región convertida por los grupos integristas islámicos en laboratorio de su expansión por Oriente Medio y que encuentra en la mujer la primera víctima de su influencia social.
Lo más significativo de esta situación es que las mujeres kurdas tal vez sean, dentro del mundo islámico, las que hayan gozado a lo largo de la historia de mayor protagonismo social y político, hasta el punto de que han estado al frente de sublevaciones armadas, han participado en la guerrilla y hasta han gobernado tribus y ciudades enteras, como ocurrió en Halabja a comienzos de siglo.
De hecho, en la actualidad muchas jóvenes están convencidas de que sus madres y sus abuelas gozaban de más libertad que ellas. Hoy, las organizaciones de mujeres kurdas denuncian no solamente un aumento alarmante de los crímenes de honor, en los que han encontrado la muerte desde la Guerra del Golfo Pérsico cerca de 4.000 mujeres, sino el resurgimiento de atávicas costumbres que o bien habían caído en desuso o eran totalmente desconocidas en la sociedad kurda.
El incremento de la poligamia, el intercambio de esposas, el pago de afrentas familiares con la entrega de jóvenes, la lapidación y la ablación del clítoris son algunas de estas manifestaciones, que han provocado, no solamente un llamamiento de socorro de estos grupos feministas al resto del mundo, sino también la convocatoria de una conferencia internacional sobre este problema, prevista para el próximo mes en Londres.
MUTILACIONES
Los casos totalmente documentados de asesinatos o suicidios de mujeres generalmente quemándose a lo bonzo se cuentan por centenares.
Solamente la Organización Independiente de Mujeres ha elaborado una lista de 522 víctimas de los crímenes de honor. Pero se tiene la convicción de que muchos otros han pasado y están pasando desapercibidos.
A los casos en los que el resultado es la muerte hay que añadir aquellos en los que la mujer paga con bárbaras mutilaciones su comportamiento social.
En la asociación Janzad, de Suleimania, están atendiendo a una de ellas, a la que, en castigo por su desobediencia, se le cortó la nariz. Dilhoas Karim Ahmed, una de las responsables de Janzad, muestra en este centro, donde también se dan clases de capacitación para la mujer, varias fotos de mujeres que fueron asesinadas o que decidieron suicidarse al no encontrar otra escapatoria a sus padecimientos.
Ha habido casos en los que una madre, tras rociarse de gasolina, ha entregado las cerillas a su hija para que le ayudara a morir.
La
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