Resumen: cuentos para pensar

Resumen: cuentos para pensar (pág. 53-78)

• (53-54)

El señor pasó de la vanidad a la soberbia, hasta que un día se cruzó con el enano e intentando hacerlo menos (debido a que él se sentía tan alto), este se llevó una gran lección dicha por el enano, ya que este lo puso en su lugar diciéndole las siguientes palabras:

-“Mire, desde mi altura todos son gigantes y la verdad es que desde aquí, usted no me parece más gigante que otros”

Esto solo logró “achicar” al que se hacía llamar “gigante”, haciéndolo entrar en razón de que no era más ni menos que los demás que lo rodeaban ya que:

-“no había crecido ni un milímetro…. Nunca había crecido ni un milímetro”

Entonces comprendió que todos tenemos maneras diferentes de ver a las personas, desde si nos parecen más altos, más bajos, si tienen costumbres o quizá, necesidades diferentes. Por fin había dejado de lado la soberbia, se sintió tan liviano que sentía que flotaba por la vereda.

Ahora él era “uno más… como todos”.

• La tristeza y la furia. (55)

La tristeza y la furia, se hacían compañía en el estanque mágico de un reino encantado. Se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, quitándose ambas su vestimenta y entrando al estanque.

Donde (por obvias razones) la furia, entro rápidamente y de la misma manera salió. No tuvo cuidado, no distinguió su ropa, tomo la primera que vio y se fue sin percatarse que no era de ella.

Al salir la tristeza, se percató de que la ropa que se encontraba ahí no era suya, pero al no querer estar al descubierto, tomo la ropa que había dejado la furia y se marchó.

“Cuentan que desde ese entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos solo es un disfraz, y detrás del disfraz de la furia, en realidad… está escondida la tristeza”

Las emociones son complejas, es fácil confundirse, pero siempre hay que prestar un poco más de atención y no dejarnos cegar (como la furia), ni tampoco por no querer dejar al descubierto (como la tristeza) esa emoción, tomar cualquier cosa sin ver “más allá”, siempre existe un panorama más amplio, solo hay que prestar un poco más de atención y dejar fluir lo que sentimos, no privarnos de ello.

• Carta de un asesino confeso (56-61)

Realmente te deja pensando en si la persona que escribió la carta fue el mismo Dr. Ayanack. Desde la manera en la que describe con precisión lo que sucedió en diferentes tiempos, momentos, etc., se pudiese decir que (si es que lo escribió otra persona) es un trabajo perfecto e intachable.

...