Ser un libro

SER UN LIBRO

Desde pequeño el librito de historia iba muy juicioso a la escuela con ganas de aprender más del difícil mundo de ser libro, aprobó todas sus asignaturas con meritos, además fue becado para el ingreso a la secundaria, y estando allí empezó a filosofar acerca de su existencia y la aparición de los primeros aparatos electrónicos.

Estando en la universidad y después de haber aprobado las asignaturas y ser el mejor de su curso le fue asignado el discurso de despedida para su cohorte.

Ese día se levanto temprano, se acicaló, y repaso dos veces su discurso. Al llegar a la universidad y recibir su diploma, se dirigió a la audiencia, en presencia de ancianos, jóvenes, niños y demás asistentes a la conmemoración con las siguientes palabras:

Queridos asistentes, espero que las palabras que a continuación les expresare las tomen de la mejor manera… Ser un libro en estos tiempos no es para nada agradable… nuestros antepasados más remotos nos han dejado una tarea cada vez más ardua, incluso mucho más difícil de creer que muchas de las historias que guardamos dentro.

De generación en generación y durante miles de años mis abuelos han venido con la cada vez más difícil consigna:

• Hijito debemos permanecer firmes, guardando la historia, magna tarea que nos han encargado… bla bla bla…

Este cuento ya nadie lo quiere creer, todos sabemos muy bien que la batalla la estamos perdiendo, nuestros arcillosos antepasados y los que fueron creados primitivamente de papel intentaron hacerlo, y aunque aun podemos verlos, están encerrados en cárceles de vidrio a la vista irrisoria de muchos.

Desde que los hombres se adueñaron de nuestros saberes, y empezaron a crear los computadores y llenarlos de los contenidos de millones y millones de nuestra especie, nos ha tocado batallar demasiado, han violado la más digna de las tareas de un libro.

Ahora todas las personas del mundo en cualquier lugar pueden tener acceso a cualquier contenido con música, videos e imágenes en 3D, puf! Como si realmente supieran que eso nos lo deben a nosotros.

Ja, es que sin nosotros no hubiésemos existido ellos no se ufanaran de hacer operaciones matemáticas, reconocer rostros y huellas, eso que se lo dejen a los investigadores, pero no! Ellos se creen Sherlock Holmes, o quien sabe que.

Y ni que decir del internet, ja… esa vaina sí que es como los cuentos de terror, sin ánimo de ofenderlos, pero ¿Cómo es posible que puedan hacer que dos o más personas en diferentes lugares del mundo se vean por una pantalla? Eso más bien parece es obra del demonio, pero como les digo mis apreciados amigos, lo mejor es que sigamos en la lucha, aunque sea difícil, y aunque a veces sintamos desfallecer, va a llegar un día en que esos aparatejos electrónicos caminen y hablen, y hagan todo solos, el hombre entonces temerá y volverá a ser todo como debe ser, a leer libros, ja ja ja… o por lo menos eso creo?

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