Sueños

5:40 am, era la hora diaria en que enfriaba mis sueños, y condensaba las noches de ilusión y locura sin límites. Al levantarme medio despierta caminaba hacia la ventada, siempre veía un muchacho de cabello negro y piel clara con un cigarrillo meciéndose sobre una silla roja. Me causaba gran impresión que exactamente a las 5:52 de la mañana movía la silla en posición contraria, cuando me disponía a salir a trabajar el hombre desaparecía como por arte de magia, sin dejar rastro, sin sus huellas marcadas en el barro, ni la ceniza del cigarrillo encendido. Nunca pude ver lo que sucedía después de mi ausencia, pues mi hora de llegada era en promedio de nueve a diez de la noche, Al llegar a los callejones sentía una energía que me insistía a seguirla, de repente se producía un apagón fuerte en mi mente y la calle volvía a la realidad.

La mañana era agotadora, tal vez por mi actividad astral noctambula, quitaba los pies de la tierra y me enviaba a la trascendencia, no recuerdo bien lo que sucedía cada que me iba del cuerpo del cual era prisionera. Tengo un episodio borroso en mi vida astral, lo recuerdo a él pero no sé quién es.

Una noche llegué extenuada y me acosté sin saber lo que pasaría, sentí un viento extraño en mi hombro derecho, di media vuelta y me acosté en posición fetal, fue la primera noche que no observé la fotografía que estaba pegada justo al frente de mi cama, era una moto negra marca Harley, la encontré una noche bajo el tapete de la puerta que comunica la calle con mi hogar. No sé por qué esa fotografía me era familiar.

Esa noche me arrepentí de hacer la continuación de mi trascendencia, en el instante, un leve golpe en la puerta atrajo mi atención, el miedo me controló, cerré los ojos, al minuto se abrió la puerta y una sombra caminó diez pasos hacia mi cama, luego ocasionó cinco golpes de talón y dos con una vara de aluminio, en medio de susurros recorrió mi cuarto y se detuvo frente a la fotografía, y una voz suave pronunció: mujer estamos pronto al amanecer ¿por qué no vienes? Sentí un corrientazo que me tambaleó, el hombre volteó el rostro en busca de mío, noté un olor a cigarrillo pero nunca abrí los ojos, ni siquiera moví mis parpados, mientras el rozó con delicadeza mi hombro izquierdo, y lentamente deslizaba su mano hasta llegar a la cintura, y a mi oído dijo; Amor estaré aquí mañana, a las 10:40 de la noche, no me hagas esperar, hacen falta varios ajustes.

A la mañana siguiente, el chico de cabello negro y piel clara no estaba en su silla roja, la curiosidad me llevó a mirar que sucedía, me acerqué a su casa y noté un sonido como si estuviera soldando algún metal y el constante encender y apagar un motor, al observar por un agujero me di cuenta era de una moto pero, ¡no cualquiera! era una Harley negra.

Al anochecer volví a casa, esa noche un motociclista me nubló la vía, luego sentí un choque que iluminó el fondo del callejón, me sentí menos viva pero entré rápidamente y me acosté, esa noche no pude alcanzar el desdoblamiento. 11:20pm la sombra volvió, sentía sus pasos cual si estuviera cojo, y su respiración fatigada, llevaba algo en sus hombros, era algo grande, según lo que se proyectó en la sombra, lo descargó cerca a la puerta y me saludó: ¿Mujer otra vez llegando tarde? tardé minutos en reaccionar

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