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Los Sueños


Enviado por   •  3 de Noviembre de 2013  •  2.615 Palabras (11 Páginas)  •  187 Visitas

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En lugar de enfocarse en regular a los mercados financieros que estallaron en operaciones especulativas, proteger a las victimas indefensas de la crisis, y de ver cómo reactivar las economías, están presionando para desarmar el Estado de bienestar europeo y las instituciones sociales americanas.

En Italia, por ejemplo, hay una agresiva ofensiva contra el gasto público; en Portugal, se planea reducir un 10% los presupuestos en salud y educación del 2012. Por lo que la economía caerá un 3% en el 2012; en Irlanda, la tasa de desocupación será el 14,3%, mientras que en Grecia será del 17%.

La demanda por salud pública creció de un 25% a un 30% porque muchos no pueden mas ir a la medicina privada.

Los hospitales no dan abasto. Falta todo. Un grupo de investigadores ingleses lanzo en la revista médica “Te Lancet” una alarma sobre “la tragedia griega”. Señalan que la gente está perdiendo el acceso a servicios de cuidado, por lo que aumentan los riesgos de sida. A ello se suma la tasa de suicidios en aumento.

Desde el inicio de la recensión se han perdido 500.000 puestos de trabajo en la administración pública. Mucho de ellos son de maestros, enfermeras, personal de reparaciones.

Los economistas dicen que la culpa de la crisis está en el Estado de bienestar. Aunque los datos indican lo contrario. En los países con Estado de bienestar mas desarrollado-como Noruega y Suecia- la crisis no se produjo. Incluso el país menos afectado por la crisis europea fue Alemania, es el que tiene mayor Estado de bienestar. Ello puede verse asimismo en los ejemplos de Canadá y EE.UU. Canadá, que tiene servicios sociales mucho mas amplios que los de EE.UU, con un sistema de salud publica universal, ha enfrentad mucho mejor la crisis que EE.UU.

Se está produciendo un círculo perverso en todos los países en los que se está aplicando: la reducción del Estado, achicamiento de las políticas públicas, descenso del consumo y aumento de los impuestos.

Los mayores beneficiarios con todo esto son aquellos grandes intereses financieros, quienes cobraran tasas de interés y recuperaran sus préstamos. A ellos les conviene un Estado débil, incapaz de defenderse. No les preocupa la calidad de sus servicios. Pueden comprar directamente los servicios que necesiten.

Mientras que la gran mayoría de la población necesita que haya salud pública, educación pública y seguridad estatal.

Islandia, un pequeño país que sufrió la mayor crisis bancaria, se pregunta “¿Hay posibilidad de resistirse ante la ofensiva ortodoxa sobre el Estado?

En marzo de 2008 el país se estera que sus tres grandes bancos privados habían contraído deudas que equivalían a 10 veces su producto bruto, y que estaban al borde de la quiebra. Una de sus principales causas fue la desregulación bancaria en el 2001.

Para mejorar esta situación, el pueblo islandés se niega a entrar en la trampa. Para eso cambia el gobierno, rechazo salvar a los bancos, los dejó caer. Había 400.000 depositantes en Inglaterra y Holanda en los bancos. Ante la negativa de Islandia a hacerse cargo de los mismos, el país fue duramente amenazado. Su producto bruto cayó en un 12% entre el 2008 y 2009.

Por todo esto, el país adoptó una política nacional activa: repudió la deuda devaluó en un 50% su moneda e impuso un severo control de capitales. Así mismo, pidió ayuda de los otros países y un préstamo del FMI.

Su economía creció en el 2011; su tasa de desempleo en el 2012 fue de 6% frente al 9,9% de la eurozona.

Las reformas neoliberales del Estado en América Latina, de Menen, Salinas y otros gobiernos similares, afectaron estructuralmente al Estado. Se prometió que la nueva reforma del Estado contribuiría a aumentar el crecimiento, reducir la pobreza, eliminar la corrupción y mejorar la eficiencia. Se instrumentaron en la mayoría de los países de la región estrategias de “minimización del Estado” a través de vías como entre otras la reducción de su planta de personal y del gasto público, una acelerada política de privatizaciones, la desregulación, la eliminación jurídica de diversas de sus funciones. Después de dos décadas de aplicación de las reformas fue posible cotejar las promesas con las realidades. La pobreza ascendió. Aun algunos de los indicadores más elementales de salud pública, como la desnutrición infantil, empeoraron entre los ’80 y el 2000, claramente, las cifras de desigualdad se agudizaron. En la reforma se achicó fuertemente el personal público; en solo 10 años, entre 1987 y 1998, el empleo público bajó en Argentina un 35%, en Chile un 63%, en Bolivia un 25%, en Venezuela un 75%, en Uruguay un 26%. Los recursos manejados por el Estado se redujeron abruptamente. En el 2001, el gasto público representaba en relación con el Producto Bruto interno casi un 50% más en los países de la OCDE que en América latina. Los ingresos tributarios de los países de la OCDE duplicaban proporcionalmente a los de América latina. Las privatizaciones abarcaron a áreas fundamentales como el agua, la energía, las comunicaciones, el transporte, la química, la petroquímica, el acero, los aeropuertos, los caminos y varios de los bancos de desarrollo. A todo esto, se sumaron pronunciadas debilidades en los organismos reguladores. Evaluándolas, Thwaites Rey y López concluyen que: “Las privatizaciones argentinas se hicieron con el propósito principal de pagar la deuda externa y brindarles oportunidades de negocios a los grupos de poder económico concentrados”. Por otra parte, se destruyó el capital humano del Estado.

Gobiernos con un mandato de cambios económicos y sociales profundos, y con todo el interés en llevarlos adelante, como los de Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, y otros países de la Unasur, se encontraron con la necesidad imperiosa de reconstruir el Estado para poder llevar sus intenciones a la realidad; para ello, se requiere un rediseño integral. El mandato emergente va en la dirección de un Estado activo, asociado estrechamente con la sociedad civil. Además, se aspira que sea un Estado abierto a la participación ciudadana. A partir de ese mandato, hay en diversos países del Continente una nueva generación de reformas del Estado, que lo están reformulando.

Algunas de las principales:

_ Fortalecimiento de las políticas sociales: Los nuevos gobiernos colocaron al tema de enfrentar la pobreza en el centro de las prioridades del Estado y la sociedad, y lo plantearon desde un enfoque de derechos. _ Universalización de servicios públicos básicos: La nueva generación de políticas públicas trata de asegurar el acceso a servicios básicos

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