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Supersticiones Y Esperanzas Baratas

marcelademalik4 de Septiembre de 2013

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SUPERSTICIONES Y ESPERANZAS BARATAS

El éxito no se logra sólo con cualidades especiales. Es sobre todo un trabajo de constancia, de método y de organización. (J.P. Sergent)

El vendedor de humo no ofrece más que vanas ilusiones, y, de inmediato, en el mismo tiempo en el que lo considerábamos verdadero, grandes desilusiones y enojos. Más tarde, si viene de nuevo, volveremos a creerle, porque nuestra mente es cobarde y lo son también nuestros sentimientos, porque amar para sentirse vivo y ser fuga en constante nacimiento, yace en nosotros tenue, incluso más que la cobardía. Aquel ambulante “desgraciado” buscaba conducir a un desorden casi mortal nuestro desadaptado subconsciente. ”Ganarse la vida haciendo feliz a la gente debería ser una tarea fácil, sin embargo, hay veces que las cosas no son lo que parecen y entonces todo se complica…”

La razón humana no debe pretender vivir de ilusiones, pues ellas son solo humo. A través del tiempo estará convencida de que el ardid de las vanas percepciones es sincero y honesto, que nadie se atrevería a engañarnos. Detecto un gran esfuerzo en demostrar más de lo que sabe, aparentar más de lo que hay y ofrecer difusas soluciones multifunción, es decir, humo.

Me sorprende la capacidad con la que son capaces de fingir y convertir en verdadera la mentira, que con el tiempo, incluso ellos sabiendo que es una mendacidad, al igual que nosotros se lo tragan entero; es solo que ellos quizá actúen muy bien. Recurren siempre a la emoción para no dejar lugar a la reflexión, aparentando ser auténticos gurús de nada. Y todo se desvanece.

Pero el día en que la cobardía desaparezca y emerja la seguridad, nos daremos cuenta que solo nosotros sabíamos cuáles eran nuestros deseos, anhelos y sueños, y cuales eran también nuestras capacidades para llegar a ellos. ¿Fantasear? ¿Qué acaso sirve de algo eso? Alguna frase de cajón que leí alguna vez mencionaba que, “aquel que vuela por ilusiones, cae por realidades”. Y que coincidencia que justo eso fue lo que les sucedió a los habitantes del pueblo seducidos por el vendedor de humo; cuando dejaron de ocuparse de su quehaceres y menesteres personales, empezaron a fantasear, sin darse cuenta que todo se iría con la lluvia de la veracidad.

Si alguien en algún momento con certeza anuncia que todo es fácil y que de igual manera identificar la posible solución también lo es; no le crean. Nadie ha dicho que vivir sea fácil; pero las esperanzas alcanzadas con aberrante esfuerzo y confianza en sí mismo no se las lleva nadie, ni siquiera la lluvia de la veracidad que disipa el humo en el que no creíste.

Una vez, alguien intentó ser diferente, su objetivo no era más que tener amigos, pero falló. No escuchaba ni veía. Su mundo era uno solo, así que, jamás lograron venderle una falsa idea de la realidad. El espantapájaros solo dormía activamente dentro de sus sueños.

Fue despertado bruscamente por el silencioso zigzagueo de la muerte, y, cuando volvió a “dormir” siguió soñando. No digo que haya dejado de luchar por aquella utopía, solo digo que lo consiguió.

Cuando fortaleces tus emociones, la calumnia externa que trata de seducir las extrínsecas banalidades que solo ella ve en ti se rinde fácilmente ante tu recia presencia, solo porque has sabido decir que no a su pringada fachada y propuesta.

Los malos acontecimientos no llegan a ser tan viles cuando nos conducen a servir fielmente al honor de nuestros ideales.

El espantapájaros fue aturdido por el fuego de la turbación, jamás segura, y esparcieron su frío cuerpo por el mundo. De este modo, él nunca volvió a estar solo, pues se encuentra inmerso en medio de nosotros, o, ¿no es verdad amigo mío? Porque ahora es amigo de todos; y agradece a los cuervos que sirven luto a su “fallecimiento”,

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