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Tigre Dientes De Sable.


Enviado por   •  22 de Agosto de 2013  •  1.892 Palabras (8 Páginas)  •  770 Visitas

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EL ÚLTIMO TIGRE DIENTES DE SABLE.

En las ruinas de Chicheen Itzá, jurisdicción de Yucatán, un grupo de arqueólogos estudiaba las antiguas leyendas del lugar, pues se había organizado un concurso, y por cada leyenda encontrada, pagaban una gran cantidad de dinero. Por todo el lugar revisaban piedra por piedra y removían la tierra con tal de encontrar algo.

Juan de Leoncillo era uno de aquellos estudiosos, que emprendió el viaje hacia la carretera por el camino más corto de la jungla, para de ahí tomar el autobús que lo llevaría a su destino, cuando a la mitad del camino sintió que algo le picó en la mano:

-¡Una araña! Dijo sobre saltado. Contento por el dolor tomo la piedra más pequeña que encontró y se la arrojo con furia.

Habiendo transcurrido unos cuantos segundos pensó:

• -¿Será venenosa? – ahora lo sabré, veré si le hice daño.

Al remover la piedra para observarla, hizo un magnifico descubrimiento, la piedra tenía un grabado circular y entre jeroglíficos de oro incrustados a “Un felino de plata” en el centro. Creyó entonces, que se trataba del jaguar al que los nativos consideraban como un Dios. Lo extraño era que tenía los colmillos muy grandes.

Juan decidió mantener todo en secreto, guardó la piedra en su bolsa sin imaginar lo que representaba aquel majestuoso Felino de Plata, así como los enigmáticos jeroglíficos.

De pronto, un signo de curiosidad se plasmó en su rostro y pensó:

• Quizá sea alguna rara leyenda y este animal jamás existió… y reflexionando en muchas cosas se tendió a descansar, quedando profundamente dormido. Mientras dormía tuvo un extraño sueño se traslado a épocas muy remotas, parecía estar ante una civilización perdida en la que algo extraño ocurría, la gente usaba vestiduras mayas, egipcias, fenicias y otras desconocidas.

Adoraban al Dios de la Luna cuando repentinamente un raro acontecimiento se presentó:

De la cima de una pirámide apareció un pequeño animal extremadamente corto y ojos como carbones apagados. Entre los dietes tenía un pergamino de misteriosos símbolos, bajó la escalinata y lo entregó a un sacerdote egipcio.

¡Una fuerte tormenta se desató!

En ese instante, aparecieron hombres armados por todas direcciones, tal vez querían conseguir el pergamino y ocasionaron una terrible batalla.

El majestuoso felino reaccionó con inexplicable rapidez, arrebató el pergamino al egipcio y desapareció con la luz de la luna sin que las lanzas, flechas y piedras que le arrojaban lograran herirlo.

Juan Leoncillo despertó, aquel sueño le hico interesarse aún más por el extraño hallazgo pero continuó su viaje, se dedicó a descifrar los jeroglíficos que destacaban al jaguar como un

Verdadero Dios, varios meses tardó en organizar los datos.

Mientras tanto corrió la noticia de que uno de los arqueólogos encontró huesos de felino, que a pesar de tener varios siglos se conservan en buen estado, y que después de analizarlos cuidadosamente, llegó a esta conclusión: Eran de un “Tigre dientes de Sable”, ya que también existieron en México animales de ésos.

Al saber la noticia, y sin externar palabra alguna, Leoncillo se preguntó:

• ¿Acaso tendrá alguna relación mi sueño con aquellos huesos?

• Pienso que si – respondió en silencio.

Desanimado por la noticia, tratando de obtener más información, fue al lugar del hallazgo y dio con la persona que los había encontrado: Jorge de la Cueva, joven investigador que años atrás había advertido, por medio de sus estudios, aunque difícil de comprobar, la semejanza que existía entre las culturas maya y egipcia; pero que ahora estaba decepcionado porque en sus investigaciones sólo encontró unos huesos.

Juan procuró la amistad de aquel joven para contarle la relación de su sueño con el reciente descubrimiento; al hacerlo, lo entusiasmó tanto que éste pronto decidió volver a la investigación.

A partir de entonces, la amistad de Jorge de la Cueva y Juan de Leoncillo se volvió grande y sincera, al grado de convertirse en inseparables investigadores. Se dedicaron al trabajo arqueológico y años después, encontraron gravado sobre una roca esta profecía:

“Donde está el punto más bajo, hasta allí llegarían

*Huanab Ku y Chiconavi – Ocelot, se fundará en

Un Dios para dar sabiduría. Podrán atacarlo,

Arrojarle lanzas y fuerzas malignas: pero

Contra él, ¡Nunca Podrán!

Fue entonces cuando Juan se acercó a Jorge y le dijo:

• Te voy a confiar que ahora considero oportuno hacerlo.

• ¿Qué es?- Le respondió Jorge.

• Verás hace tiempo cuando decidí abandonar el grupo… encontré una piedra con un “felino lavado en Plata”, la guardé como un secreto, y ahora que hemos encontrado varias cosas y todas tienen una relación, no soporto la curiosidad y el deseo de investigar más y más sobre ello; ¿No lo crees así?

*Hunab Ku – Máxima Divinidad

*Chiconavi-Ocelot – Gato de monte tigrillo.

• Es cierto lo que dices. ¡Demos a conocer el hallazgo! Así lo hicieron.

Cuando arqueólogos y naturistas lo supieron se interesaron mucho porque entre los huesos y la piedra labrada existía una estrecha relación.

La recompensa para Jorge y Juan no tardo, ahora con el dinero y la firma que había ganado, decidieron continuar con la investigación, guiados por la relación que llamaron: “Egipcia – Tigre – Maya y X”.

Fueron al centro y Sudamérica, ahí encontraron más relaciones que identificaban a las culturas, pues muchos grupos aborígenes, situados a orillas del Amazonas también adoraban al jaguar. La región era segura e inexplorable; por tal razón, pidieron ayuda al gobierno chileno porque consideraban que en algunos de aquellos grupos se encontraban la relación “X” que afanosamente buscaban.

El gobierno acepto, les dio las facilidades necesarias y los arqueólogos partieron el día siguiente, iniciando de esta manera el hermoso ansiado viaje. Salió el sol, la escalera brillaba

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