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Érase una vez, en un pueblo muy lejano, vivía un hombre que trabajaba como mayordomo


Enviado por   •  22 de Marzo de 2019  •  Síntesis  •  524 Palabras (3 Páginas)  •  2.372 Visitas

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Érase una vez, en un pueblo muy lejano, vivía un hombre que trabajaba como mayordomo que vivía en una casa de un tamaño magnífico junto a su modesto y cordial patrón. Tenía una vida muy sencilla, la paga era buena y él podía mantener a su padre de una buena manera.

Un lunes, el mayordomo decidió ir a visitar a su padre para llevarle pan de su panadería favorita, pero al momento de ingresar a su casa empezó a sentir un intenso malestar en su cabeza. El mayordomo empezó a sudar y sangrar por la nariz, no podía enfocar nada con claridad, se empezaba a desesperar porque sentía que no era capaz de hacer algo al respecto y empezaba a sentir que se le iba el aire, estaba muy asustado.

Habían pasado solo unos segundos cuando el mayordomo empezó a sentirse bien de nuevo. Cuando pudo localizar a su padre, dudó en hacerle saber lo recién sucedido o no, ya que no tenía intención de preocuparlo. Prefirió no informar a su padre lo ocurrido, ya que así él sentiría más tranquilo.

Para terminar su jornada laboral su jefe le hizo un ademán muy conocido para él, significaba ir a la frutería y a un local de ingredientes para los alimentos del día siguiente, cuando se dirigía a la compra decidió parar en un basurero que se veía seguro para fumar un cigarrillo y escuchar su álbum favorito de canciones mientras se encontraba encima de una banca en total oscuridad y así pensar sobre su salud.

Pasaron unos minutos y decidió continuar con su recorrido de manera habitual solo que más deprisa para recuperar el tiempo perdido y no defraudar a su patrón. Llegó a la frutería, pero esos minutos de retraso hicieron que pensara que ya habían cerrado, por lo cual tendría que posponer su visita, pero el local si se encontraba abierto y en el compró 200 gramos de pimenta-limón y sal rosada para los mariscos de la comida del martes, finalizó y se dirigió al domicilio con pereza…

En su regreso, cuando iba pasando frente a un colegio, comenzaron de nuevo los síntomas que había sentido con anterioridad, pero al igual que antes éstos solo duraron unos cuantos segundos.

Dos días después, decidió ir a buscar a un famoso brujo que vivía en el pueblo y que toda la gente acudía a él para resolver algunas enfermedades extrañas. Lo inusual de este brujo era que atendía a sus clientes en un horario nocturno. El brujo le dijo al mayordomo que fuera a las 11:30 de la noche. Cuando llegó al lugar notó que era una casucha que afuera tenía como decoración una estatua de un murciélago. Antes de entrar vio las manecillas de su reloj y notó que había llegado unos cuantos minutos antes, así que esperó con tolerancia. Al entrar, él le empezó a narrar los síntomas que había sentido antier mientras el brujo lo miraba como un juez. Cuando el mayordomo terminó de hablar, el brujo le dijo que para poderlo ayudar tenía que cumplir con un requisito considerado como tradición que le pedía a todos

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