Ética, moral y libertad: que son y cuál es su relación?

        Las palabras ética y moral pueden parecer lo mismo pero no lo son. Pero para poder distinguir será necesario nombrar las características de cada una de estas palabras así como sus semejanzas y diferencias. La ética influye en las normas de conducta de una sociedad. Por otro lado, la moral influye en las normas de conducta de una persona. Estos dos conceptos se subdividen en tres categorías: fundamental, de la persona y de la vida, y social.

Los seres humanos debemos tener conciencia de nuestras acciones y sus consecuencias teniendo en cuenta algunas preguntas morales como: ¿que debo hacer?, ¿que es el bien y el mal?, y ¿que sentido tiene la vida?. Se puede destacar que hay varias maneras de responder dichas preguntas ya que los seres humanos al momento de tomar decisiones nos influyen diferentes factores. Algunos toman en cuenta el Evangelio y Dios al momento de actuar, mientras que otros solo buscan placer y felicidad. También existen esos que solo se basan en los acuerdos grupales, el bien colectivo y la ley para tomar sus acciones. La única razone que podemos tomar estas decisiones y pensar antes de actuar es porque el ser humano es un ser con libertades y responsabilidades.

Así como libertad es el poder de elegir con vistas de una a una finalidad, la responsabilidad es la aptitud para dar cuentas de esas elecciones. El ser libres, nos hace a la vez totalmente responsables de nuestros actos, debemos responder por ellos, ante los demás ya ante la sociedad. Todos somos responsables ante los demás, ante la sociedad. Ante los demás en la medida en que nuestros actos les afecten y ante la sociedad según la circunstancia en que se efectué nuestro acto. Existen ciertos impedimentos que dificulta tomar decisiones responsables tales como: el conocimiento puede ser impedido por la ignorancia, la voluntariedad por el miedo, y la libertad por las coacciones.

La moralidad de los actos humanos depende: del objeto elegido, del fin que se busca o la intención, y de las circunstancias de la acción. El objeto elegido es un bien hacia el cual tiende deliberadamente la voluntad. Es la materia de un acto humano. Frente al objeto, la intención se sitúa del lado del sujeto que actúa. La intención, por estar ligada a la fuente voluntaria de la acción y por determinarla en razón del fin, es un elemento esencial en la calificación moral de la acción. Las circunstancias, comprendidas en ellas las consecuencias, son los elementos secundarios de un acto moral.

El comportamiento humano responsable se manifiesta a tres niveles: actos, actitudes, y opción fundamental. Las acciones son las expresiones más concretas y externas del comportamiento humano responsable. Cuando uno toma una acción hay que ver sus motivos y intención y el por que y para que de sus actos. Las actitudes son conjunto de disposiciones adquiridas que nos llevan a reaccionar de una manera u otra antes los valores éticos. Las actitudes implican tres elementos: motivación, referencia a un ámbito concreto de la vida humana, y la dinámica. La opción fundamental representa el núcleo decisiones-operativo de la identidad dinámica del sujeto.

La conciencia psicológica es un darse cuenta de la presencia de sí mismo; de las cosas y los hechos que se encuentran fuera del yo, y de la reflexión resultante de los propios actos y de las realidades existentes en el mundo que le rodea. Sólo un ser humano es sujeto de actos morales o inmorales. Podemos por tanto, concluir que "la conciencia moral es una función de la persona humana". La conciencia debe ser: recta, verdadera y cierta. Ser recta significar buscar el bien. Ser verdadera es entender claramente que es bueno y malo y reconocerlo. Ser cierta es estar segura de no equivocarse.

        La ley es una norma objetiva y externa de la moralidad. Las leyes son normas establecidas por la sociedad. Las leyes establecen obligaciones, prohibiciones y permisos concretos para determinadas acciones.  Como la moral consiste en normas establecidas por nuestra propia conciencia, algunas veces nuestras normas morales pueden entrar en contradicción con las leyes. Esto es lo que sucede cuando sentimos que una ley es injusta porque viola los derechos fundamentales de las personas. Los seres humanos somos los únicos capaz de regular nuestra conducta de acuerdo con la ley.

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