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ÉTICA Y SU RELACIÓN CON LA MORAL


Enviado por   •  10 de Junio de 2016  •  Trabajos  •  2.636 Palabras (11 Páginas)  •  1.242 Visitas

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ÉTICA Y SU RELACIÓN CON LA MORAL

Los términos ética y moral han sido usado frecuentemente como sinónimos, has de distinguirse para ganar en firmeza y permitir que cada de ellas realice su función.

La ética está relacionada con el estudio fundamentado de los valores morales que guían el comportamiento humano en la sociedad, mientras que la moral son las costumbres, normas, tabúes y convenios establecidos por cada sociedad.

La ética es una disciplina que reflexionar sobre el hecho de la moralidad con la intención de legitimar o deslegitimar a está. No puede ver ética sin moral, puesto que la ética existe para analizar a aquella.

La moral implica la adhesión a unos valores, y cada individuo puede tener distintos valores o distintas escalas de valores. Hablamos así de distintas morales individuales.

La ética es la filosofía que reflexiona sobre la moral, y busca autentificarla, o deslegitimarla a partir de unos principios éticos. Estos últimos deben ser universales, ya que deben ser compartidos y respetados por los individuos, independientemente de sus valores, de su moral.

Si puede haber moral sin ética, por ejemplo, una moral inmoral, es decir, una moral sin razón de ser, sin derecho a reclamar respecto puesto a que ella no respeta.

La ética, como filosofía, se pregunta desde la razón él por qué de lo que se hace, y lo hace a partir de esos principios éticos que son punto de partida necesarios en cualquier razonamiento sobre morales. Lo moral se pregunta sobre que se debe hacer, a partir de la adhesión voluntaria a unos valores, una adhesión que no implica necesariamente que se haya reflexionado sobre ellos.

Los principios éticos son universales, al contrario de los morales que, en general, son relativos a los contextos culturales. No obstante, aunque la moral sea una cuestión personal y siempre es el individuo el que toma decisiones, no es inherente a cada uno.

Nuestro punto de vista del bien o del mal, así como nuestra moral, dominan decisiones o acciones que a su vez generan consecuencias que puede afectar a los demás, y por eso ante ellos debemos poder argumentar que nuestra moral aparte de ser nuestra, es legítima.

La ética permite dar validez a la moral, porque lo importante no es tanto tener valores morales sino como valores morales legítimos.

En un sentido práctico, el propósito de la ética y la moral es muy similar. Ambas son responsables de la construcción de la base que guiará la conducta del hombre, determinando su carácter, su altruismo y sus virtudes, y de enseñar la mejor manera de actuar y comportarse en sociedad.

En la siguiente figura se visualiza como está relacionada la ética con la moral:

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La ética se centra en la coherencia (no en el sentimiento), y por ello requiere de unos principios éticos, pues busca legitimar a la moral a partir de unos criterios que todo el mundo pueda respetar y compartir.

Estos principios éticos, suponen un determinado concepto de persona a saber, un ser libre que busca la autodeterminación, que tiene dignidad (principio de autonomía), que es sensible (principio de no maleficencia), social (principio de justicia), y con aspiraciones felicitantes (principio de beneficencia).

HECHO MORAL

Es el hecho voluntario que se lleva a cabo en una situación de conflicto entre la razón y lo que genéricamente puede llamarse inclinaciones (pasiones, tendencias, sentimientos, intereses, deseos, etc.) teniendo en cuenta la ley moral. A este «tener en cuenta la ley moral», Kant llama «representación de la ley» y el hecho moral es, según él, aquel en que lo pensado como objetivamente necesario por la razón se impone también a la voluntad como subjetivamente necesario.

El hecho moral supone conciencia, libertad y responsabilidad en quien lo ejecuta y, siendo todo esto, en definitiva, una actuación del individuo, puede producirse en ocasiones un conflicto entre las decisiones de éste y las necesidades e imposiciones de la sociedad.

Un hecho moral es un acto humano, voluntario, que se puede elegir realizar o no, y que podemos valorar según las normas y criterios morales que hayamos asumido previamente y según las condiciones sociohistóricas en las que nos toca vivir.

En el hecho moral se distinguen tres elementos: objeto, fin y circunstancias. El objeto es la conducta concreta elegida por el agente: tal acción u omisión: esta llamada, aquel servicio, aquella agresión… El fin o intención es el propósito perseguido con dicha conducta: resolver tal problema, prestar tal servicio, ejecutar tal venganza y las circunstancias son aquellas condiciones accidentales que modifican la moralidad substancial que sin ellas tenía ya el acto humano; se trata de elementos a los que tiende la acción por sí, pero no en primer lugar. Las circunstancias tradicionalmente se enumeran como 7: quién, qué, dónde, con qué medios, por qué (es el fin), cómo, cuándo; pero dado como las hemos definido no se debe incluir en ellas el fin.

Estructura del hecho moral:

  1. Motivo: Por motivo puede entenderse aquello que impulso a actuar o a perseguir determinado fin. El motivo que puede impulsar, por ejemplo, a denunciar la injustica cometida con un compañero puede ser una pasión sincera por la justicia, o bien algo muy distinto; el deseo de notoriedad.

        Un mismo hecho como vemos puede realizarse por diferentes motivos, y, a su vez, el mismo motivo puede impulsar a realizar hechos distintos con diferentes fines. El sujeto puede reconocer el motivo de su acción, y, en este sentido, tiene un carácter consciente, pero no siempre muestra ese carácter.

        La persona que es impulsada a actuar por fuertes pasiones (celos, ira, etc), por impulsos incontenibles o por rasgos negativos de su carácter (crueldad, avaricia, egoísmo, etc), no es consciente de los motivos de su conducta.

  1. Conciencia del fin que se persigue: Toda acción específicamente humana exige, o anticipación ideal de los resultados que se pretende alcanzar. El hecho moral entraña también la producción de un fin, o anticipación ideal de un resultado.

El hecho moral no solo anticipa idealmente, como fin, un resultado, sino que además hay la decisión de alcanzar efectivamente el resultando de dicho fin, decide la realización, se distingue radicalmente de otros que se dan habituales, que se producen en el individuo sin su intervención ni control.

El hecho moral implica, pues, la conciencia de un fin, así como la decisión de realizarlo, pero esta decisión presupone, a su vez, en muchos casos, la elección entre varios fines posible que, en ocasión, se excluyen mutuamente. La decisión de realizar un fin presupone la elección entre otros.

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