EL INTELECTUAL

EL INTELECTUAL

Para tener una mejor percepción del Intelectual, debemos aclarar inicialmente la definición de éste, teniendo en cuenta varios conceptos que lo definen, siendo así una forma ambigua para su conocimiento. Tendríamos una variedad de explicaciones para ello y dentro de estas estaríamos hablando de, como lo determinado de Said (1996) que afirma “el hecho decisivo es que el intelectual es un individuo dotado de la facultad de representar, encarnar y articular un mensaje, una visión, una actitud, filosofía u opinión para y en favor de un público” (p. 30), Frente a esto y de acuerdo a su pensar con Said, cabe denotar su maravillosa forma de expresar que estamos también en la libertad de expresar nuestras ideas al público, sin juzgar nuestro conocimiento, expuesta a la crítica, pero que esto realmente no nos hace menos intelectuales, de eso se trata, tener vocación para aceptarlo.

El intelectual en el mundo ha sido también un tema en el cual ha tratado de sumergirse en cada cultura, teniendo así que sobrellevarse a la modernidad en su lengua o dialecto, incluyéndose en un mundo de diferentes religiones, culturas o acentos haciéndose de esta forma propia y original.

Pero, así mismo también resaltamos que así se lleve un mismo lenguaje, existen confrontaciones y desigualdad, trayendo guerras y conflictos entre países europeos, África o Asia, por ejemplo, los islamitas, ya que se ha tenido una baja percepción en sus conocimientos y desigualdades en su cultura, raza y demás, haciéndolos así, no capaces de tener una capacidad intelectual superior. Tristemente, estamos en una realidad donde aún sigue las mismas confrontaciones, la mimas guerra, asumiendo que unos son más que otros. Como dice Said (1996) “El intelectual siempre tiene la posibilidad de escoger, o bien poniéndose de parte de los más débiles, los peor representados, los olvidados o ignorados, o bien alineándose con el más poderoso.” (p. 47)

Dado a lo anterior, tocamos el tema del exilio donde es uno de los casos que se vive en el mundo, puesto que en momentos de obligación debemos dejar atrás nuestra vida, nuestra gente, momentos, quedando en solo recuerdos. Conforme a esto llegamos a un Intelectual capaz de aceptar y adaptarse a una nueva sociedad con rigurosos y nuevos cambios tanto de su cultura, como de su política. “Una vida intelectual gira fundamentalmente en torno al conocimiento y la libertad.” (Said, 1996).

Retomando, la representación del intelectual nos guía al ser nosotros autónomos de nuestro pensamiento y conocimiento, ante lo político o gubernamental siendo así libre de expresarse como un intelectual individual, sometidos a cambios continuos. Viéndolo de esta forma el profesionalismo nos obliga a seguir con una educación plena para no limitarnos en nuestro intelecto, pues quizá con la labor que ejerzamos, esto nos hace ir más allá de nuestro aprendizaje para aportar así a nuestra sociedad con propuesta positivas, tal vez expuestos a críticas, pero sin dejar atrás que podemos llegar a transformar pensamientos rutinarios en ideas originales y satisfactorias para todos. “La libertad de expresión no puede explorarse fastidiosamente en un territorio e ignorarse en otro.” (Said, p. 96). Por ejemplo, en América Latina los intelectuales han ocupado un lugar central en el proceso de conformación de las naciones. Teniendo en cuenta ello, “muy pocos intelectuales latinoamericanos pertenecientes a esa franja que podría caracterizarse como “de izquierda,” o más en general como progresista, se hubieran sentido orgullosos de ser identificados como tales” (Ben Plotkin, 2006).

Entre tanto, la libertad del Intelectual y claro, para otro quizá pueda ser limitante todo dependiendo de la perspectiva en la que se pueda ver así mismo lo vemos con Gramsci que llama "el intelectual tradicional o cosmopolita", incluyendo a sus intelectuales como los "simples" (esto es, la masa de trabajadores, campesinos y los grupos subordinados en general), pero así mismo tampoco no han podido diseminar y popularizar su punto de vista moral e intelectual sobre el mundo. (Bendetto, 2001).

Por otro lado la creencia de una religión, cultura o gobierno, nos lleva a creer en un ser superior, llevándonos a valores tradicionales, pero esto no debe cambiar nuestra identidad, pues ello nos hace ser un intelectual moderno sin dejarnos llevar fácilmente (podría decir) por un líder político, demostrando nuestro conocimiento y fundamentos a nuestros derechos, así como lo dice Said (1996) “son intelectuales con una actitud alternativa y más normativa que de hecho los capacita para decirle la verdad al poder.” (p. 103). De este modo el Intelectual también se trata de correr riesgos para afrontarnos a una realidad que para muchos puede ser riesgoso, pero si no damos ese paso nunca se sabrá qué pasaría, puede que sea por una religión, un gobierno, quizá una sociedad el cual nos expone a una crítica, pero así podremos luchar por un nosotros, por una mejor persona, una mejor comunidad o país que nos hace un intelectual aportante a nuevas generaciones.

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