El teatro de la crueldad de Antonin Artaud El teatro a través del tiempo

El teatro de la crueldad de Antonin Artaud

El teatro a través del tiempo

Misael Rodríguez Velasco

A principio de su obra, Antonin Artaud comienza haciendo una analogía entre la peste y el teatro, afirmando que la peste toma imágenes dormidas en nosotros, un desorden o caos latente, y de pronto los activa volviéndolos en los gestos más extremos o perturbadores, el teatro, por su parte, tiene un comportamiento muy similar, ya que, como la peste, nos devuelve a la consciencia todos los conflictos que se encuentran dormidos, nos muestra aquello oculto, lo que no solemos nombrar, con sus respectivos poderes, y a estos poderes les pone por nombre “símbolos”.

De esta manera para Artaud, una verdadera obra de teatro perturba la comodidad de la mente, específicamente de los sentidos, es decir, libera el inconsciente reprimido de los individuos y lo invita a una rebelión. La analogía ya mencionada respecto al teatro y a la peste no solo se refiere a el aspecto del contagio, sino mediante dicho brote del inconsciente o la revelación de los sentidos la manifestación, exteriorización o escape de un profundo contenido de crueldad con el cual se exteriorizan también las posibilidades más oscuras de nuestra alma. Tanto en el teatro como en la peste sucede otra similitud, y es que todo aquello que parece improbable y difícil de ocurrir de pronto se vuelve en elementos normales y comunes, ambos desatan conflictos, liberan fuerzas tanto como energía y desencadenan un mundo de posibilidades. 

“El teatro como la peste invita al espíritu a un delirio que exalta sus energías; puede advertirse en fin desde un punto de vista humano, que esta acción es beneficiosa, pues al impulsar a los hombres a que se vean tal como son, hace caer la máscara, descubre la mentira, la debilidad, la hipocresía del mundo, revela a las comunidades su oscuro poder, su fuerza oculta, las invita a tomar frente al destino, una actitud heroica y superior, que nunca hubieran alcanzado de otra manera.”

En cuanto a la escena y la metafísica Artaud toma como ejemplo el cuadro de Lucas Van den Leiden "Las Hijas de Lot" por la manera en que es representada y entendida la escena. La forma mediante la cual se representa el acontecimiento en este cuadro es para Artaud la forma perfecta mediante la cual el teatro de la crueldad se expresaría si contara con un lenguaje propio, y es que en dicha pintura se provoca una sensación que tanto cautiva a quien la ve como también lo perturba.

“Antes de ver de qué se trata, presentimos que allí acontece algo tremendo, que la pintura conmueve al ojo a la par que al oído. Pareciera que ella se han entrecruzado los infinitos detalles de un drama de notable calidad intelectual, como si una brusca concentración de nubes que el viento, o una fatalidad aún más directa, reunió para mensurar la intensidad de los truenos”

De esta forma podemos afirmar que dentro de la imagen los signos comunican; la intensidad de los objetos, su colocación, la perspectiva de la situación, los colores, las sombras, el fuego, el caos y la oscuridad hacen innecesario un narrador que nos contextualice, es evidente a los ojos y a las sensaciones lo que ocurre y como se siente, he aquí la metafísica que propone Artaud.

Sucede que en el teatro occidental se ha expulsado a último término todo lo específicamente teatral, es decir, todo aquello que no puede expresarse con palabras, que no cabe en el diálogo o en la palabra, Artaud está a favor de un teatro que ocupe todos los lenguajes: como gritar, gestos, sonidos, palabras, signos y de esta forma volver a encontrar el camino. Pero de vuelta a esto el teatro occidental insiste en fijar un solo lenguaje; la palabra escrita y es así como esta se vuelve la ruina del teatro.

“Destruir el lenguaje para alcanzar la vida es crear o recrear el teatro”

Es así como deseo plantear la siguiente pregunta:

¿Cómo rescatamos y hacemos renacer la crueldad en el teatro de nuestros días?

Con respecto al Teatro de la crueldad, es necesario definirlo primero para indagar sobre su recuperación en nuestros días,  Artaud dice que el concepto de crueldad lo emplea en su teatro no desde un punto de vista accesorio, por una representación sádica o perversión, no se trata de la crueldad vista como vicio, todo lo contrario, de un sentimiento desinteresado y puro, de un impulso real del espíritu basado en las características de la vida misma, pero no de una vida individual, sino de una liberada, en la cual se refleja el hombre y en donde el teatro no es una imitación de la vida, mas sí un vehículo que nos conduce a la vida misma.

Él pretende un teatro que funcione de manera activa. La presencia del teatro no tiene que caer en el aspecto social, ni tampoco  moral o psicológico. Para Artaud, el verdadero principio del teatro es metafísico. Cuyo objetivo es el de crear Mitos; traducir la vida en su aspecto universal, inmenso y extraer de la vida las imágenes en las que desearíamos volver a encontrarnos.

  “El teatro de la crueldad ha sido creado para devolver al teatro una concepción de la vida apasionada y convulsiva; y en ese sentido de violento rigor, de extrema condensación de los elementos escénicos, ha de entenderse la crueldad de ese teatro.”

 Aquí mismo, Artaud expone los lineamientos de su teatro, respecto a los temas y asuntos  así como  la forma de la puesta en escena. Con respecto a lo mencionado, los temas y asuntos del teatro de la crueldad, tienen que coincidir con la agitación y la inquietud característica del tiempo en que vivimos. Su teatro tendrá como objeto establecer nuevamente de “moda” las más grandes preocupaciones, las pasiones y los más bajos instintos que el teatro de hoy ha desaparecido con propósito de crear “un contenido civilizado” o “ameno”.

Se busca desaparecer a la psicología del hombre, al carácter y a los sentimientos promedio y estereotipados. El teatro de la crueldad expone al hombre total, aquel que busca, experimenta, explota, se rompe y no al hombre social sometido a leyes y normas, deformado  por prejuicios y religiones. En cuanto a la escena esta deberá materializar el contenido en movimientos, expresiones, y gestos en lugar de palabras. Se creará una nueva postura del espacio, en el que se usen todos los planos posibles y los parámetros de la perspectiva tanto en profundidad como en altura, así como una verdadera utilización de los signos y los símbolos.

El teatro de la crueldad intenta recuperar todos los antiguos puentes “ mágicos “para alcanzar la sensibilidad, esto mediante las entonaciones, el énfasis particular que se le dé a un vocablo, la expresión visual a través de los objetos, desplazamientos, gestos, actitudes, fisonomías, sonidos, gritos, luces.

Una vez definido el teatro de la crueldad me gustaría hablar un poco acerca del mundo que hemos creado, en donde el esfuerzo y la construcción virtual de la psique ha disminuido en gran medida, estamos limitados a observar y disfrutar, tal como lo dice Artaud, nos hemos convertido en voyeuristas, nuestras vidas cada día más precarias y llenas de incertidumbre, precisamente por volvernos seres de consumo, totalmente esclavos al seducirnos por imágenes deformadas, discursos superficiales y sin contenido filosófico, las cosas pierden su utilidad al ser adquiridas y la individualidad nos ahoga en un túnel oscuro en donde la búsqueda de lo humano pierde sentido, somos presos de las cadenas del mundo líquido, que al tener dicha propiedad cambia de forma rápidamente, no hay espacio, tiempo ni interés para buscar el instinto o la carne, aquello que nos vuelve animales, el cine y la televisión se han convertido en un medio masivo que dispara tantas imágenes cada día que nos invitan a la diversión, al vicio, al placer sin consciencia ni desarrollo de la percepción, hemos visto ya tantas construcciones premeditadas por medio de dichas imágenes que no somos capaces de indagar, redescubrir o escavar en el inconsciente, no hay exploración del espíritu, solo una repetición constante de las fuentes de aquí y allá, imitamos todo el tiempo las formas propuestas por el mundo plástico y no dejamos espacio a la creación o a la búsqueda original.

 De esta forma las artes también han sufrido y se han encasillado en dichos cambios, el teatro se ha dedicado a producir imágenes inmediatas, de entretenimiento o ilustrativas, siempre basando la acción sobre el texto, Artaud plantea que el diálogo o el texto no pertenece específicamente a la escena, sino al libro, el teatro está o debería estar destinado a la satisfacción de los sentidos, una forma de este lenguaje como poesía en el espacio es la del lenguaje-signo, donde los gestos en lugar de representar palabras o frases, representan ideas. Así Artaud determina que cuando dicho lenguaje nazca de la escena la pieza teatral se vuelve mucho más eficaz y original que aquella que es escrita y hablada.

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