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El teatro en tiempos de Moratín


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2013  •  2.620 Palabras (11 Páginas)  •  226 Visitas

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Localización del texto 2

Resumen de la obra por actos 6

Análisis de los personajes 8

Intención didáctica de Moratín 9

Opinión personal 11

Localización del texto

El teatro en tiempos de Moratín

En el siglo XVIII el “corral de comedias” barroco da paso al “coliseo” que, a diferencia de aquel, ya es un lugar cubierto y estable, pero que sigue teniendo grandes diferencias en lo que se refiere a la limpieza y al acondicionamiento. Madrid disponía de tres de éstos edificios, y otras ciudades de España tenían su propio local.

Los actores de las compañías que representaban solían ser personas de escasa profesionalidad, y disponían de muy pobres medios para realizar su trabajo. Ello, unido a que eran estos actores, en su papel de directores de compañías, los que seleccionaban sus obras (y ,lógicamente según los gustos del público ), contribuía a que la obra representada careciera de la selección y el rigor que buscaba Moratín en su medio como el teatro del que los ilustrados esperaban que cumpliera altas funciones en la sociedad.

El público del siglo XVIII sigue admirando el teatro barroco, que va evolucionando hacia formas cada vez más espectaculares, al tiempo que los héroes de las comedias antiguas se van convirtiendo en magos, según como decía Andioc .Hay toda una legión de dramaturgos que en el siglo XVIII quieren perpetuar la forma barroca de hacer teatro, si bien notablemente deformada.

En general, el público se muestra atraído por la llamada comedia de teatro, que es aquella que se producen los hechos más espectaculares en escena y cuenta con una escenografía complicada. Algunos de sus géneros más aplaudidos fueron la comedia de la magia, seguidora dela comedia mitológica del siglo XVII, en la actual los actores se hunden o vuelan ,se convierten en monos o se mueven las montañas por encantamientos; también la comedia de santos ,en la que era menos importante la religiosidad que los sucesos fantásticos y espectaculares, como batallas por ideales religiosos. Igualmente era del gusto del público de la época la comedia heróica, que presentaba altos personajes que participan en hazañas bélicas, las cuales

suceden ante los ojos del espectador. La comedia militar, subgénero dela anterior, y la comedia de figurón ,que deriva de la capa y espada pero exagerada cómicamente ,son otros tantos tipos de obras que atraían al espectador.

Por otra parte ,géneros líricos como la ópera y la zarzuela se cultivaron mucho ,sobre todo en la primera mitad del siglo. También Moratín hijo compondria una zarzuela , “El Barón” ,a pesar de lo difícil que le resultaba ajustarla a las apetencias clásicas. Y a todo esto hay que unir la presecia de otras formas teatrales consideradas menores ,como el entremés ,el sainete (al que se dedicaron autores de gran éxito ,como Don Ramón de la Cruz ) ,la tonadilla y el auto sacramental ,que también gustaba en la época ,ya fuera por su componente humorístico ,por la música ,o por la espectacularidad de la representación.

Frente a éste tipo de espectáculos se hallan otro tipo de voces que pertenecen a intelectuales y gobernantes que consideran el teatro como un medio excelente para educar a la sociedad y modernizarla ,moderándola según su concepción de la vida. Por eso consideraban un peligro las obras que se ponían en escena ,ya que alienaban al espectador y le hacían concebir falsas esperanzas ,por ejemplo ,en cuanto a su promoción personal. Si los ilustrados postulan un teatro apegado a las normas ,lo hacen porque son conscientes de que éstas van a contribuir a crear un teatro más verosímil ,en el que no se mezclen personas de diferente nivel social ,en el que no halla saltos temporales ni de lugar ,un teatro que enseñe en definitiva al espectador ejemplos prácticos para comportarse en la vida real.

De ahí que se suprima ,por ejemplo la mezcla de personajes nobles con los divinos (mezcla que se daba en los autos sacaramentales ,que acabarían siendo prohibidos en 1765 ) y de lo trágico y lo cómico ,o que se evite la confusión de personajes nobles con los del pueblo ,porque al poder ilustrado no le interesa que el espectador sueñe con equipararse con la nobleza - improductiva por cierto- en un matrimonio desigual ,por ejemplo. Las reglas no son algo superficial o externo ,sino un inicio de la profunda concepción de la vida y el arte que tenían quienes la defendían.

Es evidente que tales limitaciones suponían la supresión de un divertimento popular ,de ahí que algunos intentos ilustrados no llegaran a buen término. Pero en general no se puede decir que el teatro neoclásico fracasara ,pues aunque la tragedia no consiguió arraigo popular (con la excepción de la “Raquel” ,de García de la Huerta ,una obra que quiso ajustar los gustos tradicionales a la nueva forma neoclásica) ,la comedia moratiniana ,por su parte ,aceptó con una fórmula válida que sentaría los cimientos del teatro moderno ,aquel que daba entrada a la expresión y a los asuntos cotidianos como materia dramatizable válida e interesante.

La comedia neoclásica.

A diferencia de la tragedia, que había de mostrar lo mudable de la fortuna en los personajes principales, la comedia representa hechos particulares que tienen un final feliz y suceden entre personas corrientes. La comedia invita a amar la virtud y a aborrecer el vicio; sobre todo enseña, pero también entretiene. En ella caben circunstancias que derivan de las mismas ni la muerte ni la extrema infidelidad de los personajes.

Tampoco fueron muy brillantes los intentos de conseguir una comedia que se adaptara a la normativa neoclásica, si se exceptúa el caso de Leandro Fernández de Moratín, escritió “La Petimetra” (1762) obra que, sin la necesaria fuerza cómida, presenta a una presumida que pretende y, al final, se queda sin novio (al casarse éste con su juiciosa prima). “La Petimetra” es una obra a la que el propio hijo del autor achaca el final en boda (que tanto critica en la comedia) y su “regularidad violenta”.

Otros autores de comedias hubo, algunas de relativo éxito como “La escuela de la amistad” de Forner, o “Los menestrales de Trigueros”; pero sin duda el más importante de todos, antes de que hiciera su aparición Moratín hijo, fue Tomás de Iriarte. A Iriarte se le ha considerado el más directo precedente de Moratín, porque inaugura en su siglo

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