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A GOLPES DE AMOR


Enviado por   •  28 de Enero de 2015  •  1.117 Palabras (5 Páginas)  •  356 Visitas

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A golpes de amor.

Algunos piensan que el dolor sólo se combate con la medicina. Pero yo pienso que hay dolores que sólo se curan con el amor.

Honorables miembros del jurado (si se cree es oportuno pueden nombrarse), profesores y muy apreciados amigos y compañeros, les saludo con agrado. Mi nombre es::::: y actualmente curso sexto año de primaria, orgullosamente en el Colegio Independencia de Ayotlán, Jalisco. Permítanme presentarles este discurso al que título: “a golpes de amor”

De muchas y diversas maneras ha hablado Dios… ¿Qué es lo que habla?, ¿Qué es lo que pide o exige? ¡Exige y reclama amor! y no como posibilidad sino como mandato, ¡mandato en donde no hay cabida a términos medios! Lo pide y ¡lo pide todo!: “hasta que duela”. Pero… ¿a quién se lo pide?, ¿a toda la humanidad?... ¿a todo cristiano?... si piensas así discurres bien, pero queda tan general, tan difuso que siendo obligación de todos, entonces, nos desligamos diciendo: “ya alguien lo hará, alguien amará”.

Con este discurso. pretendo hacer conciencia de que es a mí a quien le toca amar, de que es a ti a quien le toca amar.

¿Qué está pasando con mi mundo?; ¿Por qué tanta destrucción, tantas guerras, por qué niños desamparados en las calles, por qué mis hermanos mueren de hambre y otros mueren porque sus madres les arrebatan la vida abortándolos?; ¿Por qué tantas injusticias, desigualdades, abusos de autoridad, discriminación racial, polarización de los recursos económicos?; ¿Por qué tantos jóvenes se ven envueltos en la drogadicción, en la promiscuidad; por qué llevan una vida sin sentido, cerrándoseles todas las puertas y siendo acarreados al suicidio?...

Son algunas de las cuestiones que me hago, pero el gran abanico de destrucción queda a medio abrir. Tiemblo de miedo, mi cuerpo se estremece de imaginar lo que faltó por describir… y todo, todo lo anterior: ¿Para qué sirve? Comprendo que todo eso sirve para nada. ¡La violencia traerá siempre violencia!

El mundo se encuentra esclavo de la técnica que debería servir para liberarlo; ese mundo que tanto tiempo ha permanecido encadenado a su egoísmo y a su oído, tiene una terrible necesidad. ¡Necesidad de amor! Amor completo, un amor que sea capaz de salir de su ego. Y sí: amor a Dios pero dirigido al hermano sufriente.

“Si alguien dice: yo amo a Dios y no ama a su hermano es un mentiroso” dice San Juan, y explica: “¿Cómo, el que no ama a su hermano, a quien ve, amará a Dios a quien nunca ha visto?”

Han existido, a lo largo de la historia de la Iglesia, grandes testimonios de santos que han tenido la valentía de amar, de clavarse en la Cruz de Cristo por sus hermanos. Me viene a la mente cómo la conversación de San Francisco de Asís comienza cuando pierde el egoísmo, cuando muere a sí mismo: cuando se acerca y besa a un leproso… le hizo caridad, lo amó. A un “leproso”: lepra que por tanto tiempo fue la más desgraciada, la más humillada y despreciable, a la que nadie se atrevía a acercársele… los leprosos eran abandonados en el mundo, sobre ellos pesaba una espantosa “excomunión social”; y no siendo estos “malditos” más que una muchedumbre de despreciados, se han atrevido a llegar algunos “san-franciscos” y se han arriesgado a amarlos, a llevarles la caridad divina y esperanza.

También tú, tú que me escuchas ¡estás destinado a los leprosos!, y digo bien: ¡tú en particular!, pues Dios te ha llamado especialmente para que ames, porque en el mundo hay otras “lepras” a demás de la lepra, también malditas y a veces mucho más repugnantes. “lepras” mucho más

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