ANTENOR ORREGO
csanchezr22 de Julio de 2015
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1) NUESTRO ESPÍRITU UNIVERSITARIO.
• Porque hoy en día se necesita que se formen hombres de espíritu robusto que reaccione contra la mezquina realidad circundante.
• Se necesita hombres que tengan un pensamiento, una ideología, una sensibilidad ante los más perentorios problemas nacionales y humanos.
• Un hombre puede ser abogado, medico, ingenieros, pero en lugar que sean dueños de una profesión, son esclavos de ella.
• Los alumnos se empeñan en no ser alumnos y los profesores se empeñan también en no serlo.
• En las universidades se pretendes llegar a una renovación por medios disciplinados.
2) PUEBLO Y UNIVERSIDAD
• De un lado la universidad, de otro el pueblo; de un lado el trabajador manual, de otro el trabajador intelectual; son dos elementos que se complementan entre sí.
• La universidad ha tenido una semi-cultura de gabinete y de pupitre pero no ha tenido ni tendrá una verdadera cultura vital.
• La cultura hay que vivirla en principio y vivirla en acción.
• Debemos crear una cultura viva, matando el texto, la letra muerta, y salvando el espíritu, es la única manera de crear una verdadera nacionalidad.
• Para vivir la cultura es preciso que la Universidad de proyecte hacia el pueblo y que el pueblo se incorpore en la Universidad.
• Universidad y pueblo son dos vasos comunicantes cuyo nivel superior o inferior lo determinan la mayor o menor mentalidad y moralidad de ambos.
3) LA CRUZADA POR LA LIBERTAD DEL ESTUDIANTE.
• Los conflictos y los rozamientos que se producen casi a diario en las universidades latinoamericanas se deben, exclusivamente, a esta divergencia fundamentalmente del criterio entre profesorado y alumnado.
• La docencia en la universidad latinoamericana tienes que ser antes que nada, decencia ciudadana, educación civil, fuerza política normatriz.
• El estudiante no puede dedicarse con plenitud de pasión y de ánimo al cultivo de la ciencia o al pensamiento especulativo cuando el crimen político y social anda suelto por las calles, cuando no hay leyes, ni instituciones, ni partidos los suficientemente fuertes para impedir y castigar las tiranías.
• Desde hace tres lustros, más o menos, los estudiantes latinoamericanos, con maravillosa institución histórica, han asumido y comprendido la plenitud de su responsabilidad ante sus respectivas nacionalidades.
• Hagamos primero países justos para hacernos luego países sabios.
• El estudiante latinoamericano es forjador y plasmador espiritual de su propio maestro.
4) LA INFORMACIÓN LIBRESCA Y LA LABOR UNIVERSITARIA DE AMÉRICA.
• Política y culturalmente no seremos libres, sino simplemente libertos y manumitidos mientras sintamos la añoranza de las palabras y de los ademanes extraños.
• El hombre que encarna las fuerzas vivientes y creativas en su ambiente bien puede pasarse sin información, pensaba Laotsé.
• Lo esencial no es acumular datos, ni apilar documentación bibliográfica abundante, sino pensar con profundidad, hacerse uno mismo, mediante una faena lenta, trabajosa y penosa.
• La función del escritor es una función social y tiene que encontrar su propia expresión personal, si quiere ser un valor significativo de liberación, alumbramiento y cultura colectivos.
• Las realidades concretas solo pueden encontrar su expresión adecuada en el hombre que las vive.
• El pensamiento diáfano y creador no surge entre los escombros de los textos, ni entre las piezas anatómicas muertas de una morgue de citas.
• Si América ha de surgir con una significación universal, surgirá a través de sus citas y de sus grimas más angustiosas; jamás de los escaparates y de las ferias de sabiduría.
• El proceso vital de una cultura, solo cuenta la
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