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ARGUMENTAR Y MANIPULAR PARA PROBAR

LizbethLuna16 de Septiembre de 2013

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ARGUMENTAR Y MANIPULAR PARA PROBAR

Christian Plantin

UMR 5191 ICAR CNRS - Université de Lyon

RESUMEN

Este artículo se propone investigar el “nodo conceptual” que constituyen las relaciones entre argumento y prueba, argumentar, demostrar y probar, demostración y argumentación — podríamos añadir sostener, justificar y justificación, apoyar y apoyo, etc. De un modo general, la investigación sobre los conceptos que constituyen el campo de las “artes de la prueba” necesita que sean previamente puestas en claro las relaciones léxico-semánticas entre las palabras y sobre las construcciones sintácticas que admiten (ver algunas notas sobre el problema para el francés en Plantin, 2005). En el caso de los aprendizajes, esta investigación se debe llevar no sólo en función de los conocimientos lingüísticos de los expertos en la lengua, sino también en función de los conocimientos de los públicos considerados. Según Calderón (2005), algunos estudiantes simplemente no entienden lo que quiere el profesor cuando éste les pide “probar” algo. No tocaremos este tema aquí, y nos limitaremos a dos cuestiones.

Los párrafos §1.1-1.4 presentan algunas notas sobre la oposición entre argumentación y demostración, vinculada con la “gran división entre “las dos culturas”, científica y literaria. Esta división se remonta a Aristóteles y fue fortalecida por la “nueva retórica” como por la “teoría de la argumentación en la lengua”.

Tomando para base las capacidades referenciales y inferenciales del discurso (crítico y criticado) en lenguaje ordinario, el § 1.5 propone una articulación entre los dos modelos algunas veces presentados como los más opuestos sobre la relación de la argumentación a la demostración: el modelo de Toulmin y el modelo de la argumentación en la lengua. La meta es conferir plausibilidad a la hipótesis de continuidad con rupturas entre las actividades demostrativas y argumentativas. Esta posición coincide con la hipótesis de una apropiación de la cultura científica como enculturación, para la cual el alumno utiliza todos les recursos, saber – hacer y experiencias previas de su cultura y su lenguaje, para apropiarse la cultura científica (Jiménez Aleixandre & Díaz de Bustamante à paraître); y la argumentación es uno de estas pericias.

Los dos análisis de caso que siguen en el §2 abordan el problema de la argumentación en el marco del aprendizaje de las ciencias de otra manera. Se trata ahora de análisis de caso intentando describir cómo funciona la argumentación en contextos auténticos de intercambios en el salón de clase. En el §2.1, el objetivo es mostrar que la argumentación se desarrolla en un contexto institucional fuertemente determinado por los imperativos prácticos de programa, de progresión y de urgencia didáctica: en última instancia, es el profesor el que mantiene la agenda argumentativa de la clase ; él conoce la conclusión, y debe tomar en cuenta la importancia del tema y el tiempo más o menos asignado por el programa.

El §2.2 insiste sobre la influencia de las relaciones interpersonales sobre la cuestión central de la validación de las argumentaciones. Se trata de dos alumnos en una sesión de trabajos prácticos de física; el esfuerzo del primero para construir una argumentación y afirmar su conclusión tropieza con la necesidad de obtener la ratificación de su propuesta por el compañero. Se debe pasar por la argumentación, pero la argumentación en contexto multimodal no tiene nada de evidente; tiene también sus trampas.

1. Lenguaje y objetos en la argumentación

1. La gran división

Desde un punto de vista histórico, las nociones de demostración y de argumentación, las cuales hemos heredado de la tradición occidental, fueron construidas en la Grecia antigua. Lloyd propone distinguir, desde entonces: una argumentación-prueba para los campos de la política, del derecho y de las ciencias (cosmología, física, medicina) y una argumentación-demostración para la filosofía y la lógica (1990, cap. 3). En la obra de Aristóteles la argumentación se caracteriza por sus analogías y por sus diferencias con la demostración lógica (premisas y reglas ciertas para la demostración lógica vs premisas y reglas competentes a la opinión para la argumentación). En este sentido, es posible constatar que, por un reflejo seguidor del modelo aristotélico, la argumentación fue constantemente pensada en relación con la demostración lógica (con la argumentación-demostración) y no con las prácticas científicas o médicas con las cuales tiene, sin embargo, más vínculo, dada su naturaleza substancial y su relación con los datos (argumentación-prueba).

Un ejemplo de lo anterior lo puede constituir la noción esencial de “cuestión argumentativa” correspondiente con la noción médica de “estasis” (“congestión”). Hay estasis cuando los humores están bloqueados y el arte médico trata de restablecer la circulación normal de los fluidos. Del mismo modo, hay cuestión argumentativa cuando la circulación consensual del discurso está bloqueada por la aparición de una contradicción o de una duda y el arte argumentativo intenta restablecer el flujo normal, consensual, del diálogo. Sea lo que sea, la ruptura del vínculo entre la argumentación y las prácticas científicas y la permanencia de la referencia hipnótica de la argumentación a la deducción lógica elemental a la cual uno la opone, tienen algo de extraño. Este antagonismo, cuyos orígenes son profundas y que funcionan ahora como un lugar común, fue considerablemente reforzado por el Tratado de la argumentación de Perelman & Olbrechts-Tyteca (1958/1970; de ahora en adelante TA), así como por las posiciones anti-referencialistas de la teoría de “la argumentación en la lengua”.

2. El Tratado: la « disociación » argumentación / demostración

Perelman & Olbrechts-Tyteca han construido una noción autónoma de argumentación, por una parte rechazando a las emociones y a la actuación (para) verbal; y, por otro lado, oponiendo la argumentación a la demostración: se trata de caracterizar un campo discursivo autónomo en el cual uno habla sin demostrar, ni mover(se), ni (con)mover(se) (Plantin 2004).

Si queríamos analizar esta estrategia en los términos mismos del Tratado, se podría decir que la pareja argumentación / demostración es una « pareja antagonista », cuyos términos son objeto de una verdadera « ruptura de enlace » [rupture de liaison] o « disociación » (TA, 550). Sistemáticamente, se trata de demostración solamente como “rechazador” [repoussoir] de la argumentación, como se puede verificar sobre cada instancia de la palabra demostración mentada en el índice. Esta “estrategia del espantajo” constituye una de las células generadoras fundamentales del pensamiento del Tratado.

La forma de demostración que es opuesta a la argumentación es tomada en una disciplina particular, la lógica formal, pero la cuestión fundamental de la naturaleza de los soportes semióticos, lenguaje natural vs lenguajes formales, que son diferentes para la argumentación y la demostración, no es tocada en el Tratado. La demostración lógica elemental sería, por decirlo así, el inaccesible ideal de la argumentación. Esta imagen endurecida de la demostración favorece el antagonismo argumentación / demostración. Todo eso se concretiza por la exclusión del Tratado de todo lo que toca a las ciencias. El Tratado se propone analizar « los medios de prueba utilizados por las ciencias humanas, el derecho y la filosofía; examinaremos argumentaciones presentadas por los publicistas en sus diarios, por políticos en sus discursos, por los abogados en sus alegatos, por los jueces en sus consideraciones [attendus], por los filósofos en sus tratados » (TA, 13). No se hace ninguna referencia a cualquier actividad de tipo científico. La argumentación atañe exclusivamente a las humanidades, y la demostración reina sobre las ciencias y las matemáticas. La ruptura entre las “dos culturas” es así consagrada en los fundamentos mismos de la disciplina.

3. La teoría de la “argumentación en la lengua” como teoría de la « no-argumentación » del discurso

La teoría de la argumentación en la lengua de J.-C. Anscombre y O. Ducrot (1973/1980) y Anscombre y Ducrot (1983) propone una visión original y productiva de la argumentación re-definida en el marco de una visión estructuralista del discurso. Esta teoría, después de haber sustituido la argumentación (como intención lingüística) a la semántica referencial, concluye la negación radical de la posibilidad misma de una argumentación en el discurso. Eso es una consecuencia lógica de sus postulados fundamentales, expresado de una manera particularmente clara en el siguiente texto: « Muchas veces se ha notado que los discursos a propósito de la vida cotidiana no pueden constituir “demostraciones” en un sentido lógico de la palabra: Aristóteles lo ha dicho, oponiendo a la demostración necesaria del silogismo la argumentación incompleta y solamente probable del entimema, Perelman, Grize, Eggs han insistido sobre esta idea. Al principio pensábamos situarnos en esta tradición con mera originalidad de relatar con la naturaleza del lenguaje esta necesidad de sustituir la argumentación a la demostración: pensábamos hallar en las palabras de la lengua o la causa o el signo del carácter fundamentalmente retórico, o, como le decíamos, “argumentativo” del discurso. Pero me parece que estamos ahora llevados a decir mucho más. No

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