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Alimentación Consciente


Enviado por   •  23 de Enero de 2013  •  3.297 Palabras (14 Páginas)  •  432 Visitas

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ALIMENTACIÓN CONSCIENTE

Alimentarse no es sólo el acto de ingerir comida, sino también una serie de acciones añadidas. La alimentación comienza con saber qué vamos a comer y, en última instancia, sentir cada bocado con consciencia y atención plena. No es lo mismo comer un pastel que un pescado, o sabemos que no nos sienta igual comer una fritura que algo asado. No nos sucede lo mismo al tomar un café que dos o cenar de forma ligera o pesada. En última instancia, precisamos saber cuándo estamos comiendo proteína y cuándo hidrato, y de alguna forma sabemos que hay momentos adecuados para la verdura o la fruta.

Más allá de eso, hay sensaciones que brotan al masticar, la manera rápida, compulsiva o serena en que vivimos el proceso de llevar comida a nuestra boca. Es importante darnos cuenta si lo estamos disfrutando o sólo lo hacemos de forma mecánica, casi inconsciente. Darnos cuenta de cuánto nos servimos, y de las conversaciones y maneras que la acompañan.

Comer conscientemente conlleva una interiorización abierta al silencio meditativo. A veces la acción de comer conscientemente es un ritual que podemos compartir con terceros de forma silenciosa o bien incluso conversando o escuchando.

Cuando comemos solos, ¿centramos la atención en la comida o vemos tele? ¿Somos capaces de ir a un restaurante sin compañía? ¿Acaso el hecho de comer con total conciencia puede ser una meditación significativa? Y si conversamos, ¿mantenemos la atención consciente o la perdemos?

En Ayurveda, se dice que comer es la acción más creativa, después del pensamiento: “Braham decidió manifestarse; primero tuvo un pensamiento y luego comió.” Comer es la manera de convertir una forma de energía en otra, es una acción creativa.

En la sabiduría kabalística se dice que comer con consciencia es tan importante como hablar y pensar con consciencia. Cuando comemos, afirman, hay que estar conscientes de que lo hacemos con todo nuestro ser, que están involucrados en el proceso nuestros 32 dientes, nuestra lengua, nuestra saliva, etcétera. Y que no hacerlo de esa forma, trae consecuencias negativas para nuestra vida. No porque se trate de un castigo, sino porque la forma más desafortunada de vivir, es hacerlo sin consciencia.

En ese sentido, puede decirse que la alimentación consciente involucra varios aspectos. Entre ellos están lo que comemos (es decir, el tipo de alimentos, de dónde provienen, cómo fueron preparados, etcétera), cómo comemos (de qué forma, esto es, nuestra “técnica”), cuándo lo hacemos (y lo dejamos de hacer) y con qué consciencia (si realmente lo consideramos como una actividad rutinaria y mecánica o podemos lograr convertirla en algo espiritual; también si sabemos que dependiendo de eso podemos sanar o enfermar, es decir, la toma de consciencia de la actividad de comer como algo sumamente poderoso). Vamos a analizar cada uno de estos aspectos que integran de forma holística lo que llamamos Alimentación Consciente, como un acto creativo de estar en el Aquí y en el Ahora.

QUÉ COMER…

Diversos estudios han comprobado que uno de los factores que contribuyen al bienestar general de las personas, es una buena alimentación. ¿Pero qué es una buena alimentación? Cada día, las personas son bombardeadas por publicidad que promueve una alimentación sana y “natural”, pero que está muy alejada en realidad de ello. La macrobiótica, filosofía de vida basada en el equilibrio de los alimentos, afirma que en la época moderna han prevalecido dos creencias difíciles de desmantelar: la primera que afirma que la ciencia es superior a la naturaleza, o más exactamente, que es una forma de “corregirla” o controlarla. El ejemplo más claro de ello es la idea, que prevaleció durante décadas (y aún coexiste con ideas más sanas al respecto), de que la fórmula láctea y la leche de vaca era superior en nutrimentos que la leche materna. Muchas mujeres durante el siglo XX y parte del XXI han alimentado a sus hijos con una combinación de leche materna, bastante leche de fórmula y, más adelante, leche de vaca. Ahora se sabe que la leche materna tiene múltiples beneficios para el sistema inmune, no sólo por su contenido, sino por la cercanía emocional que genera entre madre e hijo, con sus consecuentes beneficios psicológicos. Y también se sabe que la leche de vaca tiene efectos colaterales indeseables en niños y adultos, y en las mujeres genera mucosidad general en el cuerpo.

La segunda idea que prevaleció (y prevalece) durante este periodo es que la proteína animal es indispensable para una buena nutrición, por encima de los granos y vegetales. Junto con esta creencia, fueron proliferando los restaurantes de “comida rápida”, con ofertas de alimentos ricos en proteínas y grasas animales y muy pobres en vegetales y granos enteros. Ni qué decir de todos los alimentos procesados que llenaron poco a poco el mercado: comida congelada, procesada, enlatada, instantánea, de microondas y químicamente alterada.

Hoy en día, hay cada vez más información sobre opciones realmente alternativas para comer. Y éstas han demostrado sus beneficios inmediatos a largo plazo en la salud no sólo física, sino mental y emocional. Vamos a revisar algunos de estos beneficios y sobre qué base están fundamentados.

Salvavidas y asesinos del cerebro

La alimentación influye directamente en la salud del cerebro y todas sus funciones, incluyendo la capacidad de generar nuevas ideas y estar abierto a ellas, es decir, ser creativos. La filosofía macrobiótica ha demostrado que los alimentos llamados Yin afectan a la larga el funcionamiento del cerebro y pueden contribuir a la aparición de enfermedades como el Alzheimer, la depresión e incluso la demencia. Esto se debe a que acidifican o alcalinizan demasiado el PH y esto afecta a la larga el cerebro.

La alimentación sana mejora la calidad de nuestra sangre. La sangre es la fuente del cuerpo físico, es lo más básico que tenemos en él. Comer bien puede cambiar nuestras células, con todo lo que ello implica.

¿Pero cuáles son estos asesinos de la salud cerebral que debemos evitar en la medida de lo posible? Son aquellos alimentos llamados “Yin”: Alcohol, azúcar, harinas blancas, frutas tropicales, miel, jugos de frutas, dulces, lácteos, sal comercial (que contiene aluminio), preservativos, aditivos y otros ingredientes artificiales, mariscos, grasa animal saturada), además de tener una vida sedentaria física y mentalmente.

¿Y los salvavidas cerebrales? Son los granos enteros (entre otros beneficios, tienen efectos en los niveles de serotonina que generamos), los vegetales verdes, las leguminosas, las

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