Analisis Del Sistema Educativo Venezolano
auraMISTICA30 de Noviembre de 2013
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DEFINICIÓN DEL SISTEMA EDUCATIVO VENEZOLANO
Los principios fundamentales del sistema educativo venezolano están contemplados en la Constitución Nacional (1999) y en la Ley Orgánica de Educación (2009). Estos principios constitucionales se expresan en la Ley Orgánica de Educación, al fijar como objetivos de la educación: El pleno desarrollo de la personalidad, la formación de ciudadanos aptos para la vida, el ejercicio de la democracia, el fomento de la cultura y el espíritu de solidaridad humana. Además, se considera a la educación como un servicio público y como una función primordial e indeclinable del Estado, así como un derecho permanente e irrenunciable de la persona.
En las Disposiciones Generales de la Ley Orgánica de Educación, Titulo II, Capítulo I, se define al Sistema Educativo:
"Como un conjunto orgánico, integrador de políticas y servicios que garanticen la unidad del proceso educativo, tanto escolar como extra-escolar y su continuidad a lo largo de la vida de la persona mediante un proceso de educación permanente. Asimismo, el sistema educativo se fundamenta en principios de unidad, coordinación, factibilidad, regionalización, flexibilidad e innovación".
El Sistema Educativo Venezolano (según el Artículo 16 de la L.O.E.) está comprendido por niveles y modalidades. Los niveles se refieren a: la Educación Preescolar, la Educación Básica, la Educación Media Diversificada y Profesional y la Educación Superior. En cuanto a las modalidades del Sistema Educativo se tiene: la Educación Especial, la Educación para las Artes, la Educación Militar, la Educación para la Formación de Ministros de Culto, la Educación para Adultos y la Educación Extra-escolar.
Se define como modalidades de la educación a todas aquellas variantes del sistema Educativo Venezolano creadas para garantizar la atención educativa integral a la población con características e intereses diferenciados en lo biopsicosocial, cultural, histórico, geoeconómico e institucional.
FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS DE LA EDUCACIÓN
Partiendo de una visión general, es necesario remontarse a los paradigmas filosóficos que han orientado el proceso educativo, dentro de los cuales se distingue el modelo positivista con una visión objetiva de la realidad que concibe al ser humano como un objeto de la educación. Es por ello que este paradigma, considera como finalidad primordial de la educación formal el logro de una mayor productividad mediante el dominio de la técnica, lo que sólo se alcanza formando al hombre para el desarrollo económico.
Según Martínez (2.000) el hombre se concibe como un elemento más de la naturaleza, funciona como organismo biológico con un sistema nervioso muy desarrollado y una deposición naturalmente social. De allí que la postura positivista enlaza lo biológico y lo social como forma de articulación del aprendizaje del ser humano en un entorno eminentemente pragmático.
En este orden de ideas, la política educativa venezolana siempre estuvo signada por una marcada tendencia individualista que representó la automatización para el procesamiento de información. De este modo, en Venezuela desde 1.960, la actividad docente estuvo dirigida a cumplir los objetivos de simple reproductor y mediador institucional del Estado, valiéndose para este fin del modelo educativo tradicional o positivista; y no obstante la promulgación en 1.980 de la Ley Orgánica de Educación, que establece una educación orientada al desarrollo de la personalidad y consustanciada con los valores fundamentales del hombre, hasta mediados de los noventa el positivismo constituyó un referente importante en la educación venezolana.
Según Federico Villalba (1.997), el modelo positivista se caracteriza por los siguientes aspectos: con relación a la percepción del objeto, se describe éste como un hecho irrefutable, como un hecho en sí mismo, reducido al dato, separado del sujeto que lo estudia. Este modelo filosófico que ha servido de guía al proceso educativo venezolano durante los últimos cuarenta años, ciertamente ha limitado el desarrollo del pensamiento de los educandos, pues la función del educador se restringe a la transmisión de una serie de conocimientos previamente seleccionados, considerados inmutables, los cuales deben ser recibidos o captados por los alumnos para ser reproducidos en situaciones futuras.
Como expresa Palacios (1.997) “educar, por tanto, es para ellos elegir y proponer modelos a los alumnos con claridad y perfección. El alumno debe someterse a estos modelos, imitarlos, sujetarse a ellos...”.
En conclusión, el modelo positivista se centra en el campo de lo cognoscitivo, en la instrucción, dejando a un lado lo relativo a los valores que deben ser fomentados y desarrollados en los alumnos.
En el año 2.000, se plantea en Venezuela una nueva política educativa fundamentada en la inclusión social, en la atención integral al educando, y sobre todo en la transformación del currículo, de tal forma que las áreas de estudio se vinculen con la realidad y la problemática que vivencian los alumnos en su comunidad, en el país y en el mundo, todo lo cual se cimienta en una concepción educativa constructivista.
En este sentido destaca el surgimiento de las misiones educativas Robinson y Ribas, con la finalidad de incluir dentro del sistema educativo a un sector de la población que por razones socio-económicas se encontraba apartado del mismo, y las Escuelas Bolivarianas como modelo de institución que aborda no sólo el aspecto pedagógico sino también el relativo al suministro por parte del Estado de los elementos y condiciones que permitan el desarrollo eficiente del proceso de enseñanza-aprendizaje.
El constructivismo representa un cambio a favor de la educación, por cuanto los educandos no resultan aislados de su ambiente y su realidad, sino que por el contrario en la búsqueda de una educación integral, se le da relevancia a la humanización de la educación, atendiendo al individuo en los aspectos biológico, psicológico, afectivo y social. En razón de lo anterior, la escuela está llamada a establecer vínculos con la familia y demás actores sociales, pues todos se constituyen en agentes socializadores que aportan conocimientos, experiencias y realidades que servirán al educando en su proceso de construcción del aprendizaje.
En este contexto, los valores cobran importancia, ya que no se trata de “informar”, sino de formar al hombre como ser pleno, con conocimiento de la realidad y de su realidad, con capacidad de autodeterminación en la toma de decisiones, fundamentada esta independencia en valores éticos a través de los cuales se elijan opciones, tomando en cuenta tanto el bienestar individual como el bienestar de los otros.
Por ello la enseñanza de los valores inmersa dentro de la educación integral “...propone dos aspectos metodológicos fundamentales: una formación crítica de alumnos e hijos para enfrentar a las propuestas de sentido de la vida que se insinúan principalmente por medios de comunicación masiva, y el ejemplo comunitario” (Rugarcía, 1.999). Es así como se observa una interacción o vínculo entre la filosofía y la educación, unidas permiten perfeccionar y mejorar la enseñanza.
A partir de esta premisa, es menester complementar la formación docente con cuatro principios fundamentales en los cuales están inmersos los siguientes aspectos: “aprender a ser”; “aprender a aprender”; “aprender a convivir” y “aprender a educar”. “Aprender a ser” exige la integración del pensamiento autónomo, armónico y ético en cuanto a sus características más resaltantes.
El “aprender a aprender” mediante la adquisición de habilidades metacognitivas que le permitan al docente desandar sus errores mediante la autocrítica, siendo parte de este aprendizaje la investigación desde la práctica y la reflexión. “Aprender a convivir” es parte de la tarea docente, pues al interactuar con su entorno logra no sólo la integración de los elementos educativos, sino las metas escolares que se trace a efecto de alcanzar una mejor calidad de vida de los individuos inmersos en el hecho educativo.
Finalmente, “aprender a educar”, mediante el conocimiento actualizado de las disciplinas auxiliares, y los enfoques educativos e interdisciplinarios pertinentes para el tratamiento integral del fenómeno de la educación.
El pensamiento filosófico sustenta la práctica educativa, de esta forma, pasa a ser parte de la misma, permitiendo orientar la enseñanza con el fin de forjar un individuo y una sociedad digna y coherente con la realidad actual de un mundo globalizado.
ANÁLISIS DE LOS ARTÍCULOS 107, 108, 109 DE LA CONSTITUCIÓN
BOLIVARIANA DE VENEZUELA (1999)
Artículo 107. La educación ambiental es obligatoria en los niveles y modalidades del sistema educativo, así como también en la educación ciudadana no formal. Es de obligatorio cumplimiento en las instituciones públicas y privadas, hasta el ciclo diversificado, la enseñanza de la lengua castellana, la historia y la geografía de Venezuela, así como los principios del ideario bolivariano.
Debido al escenario que visualiza la humanidad ante el evidente y progresivo deterioro ambiental y atendiendo a la realidad de que este deterioro incide directamente en la calidad de vida del ser humano.
En diversos países del mundo se ha propuesto la inclusión del tema ambiental en los sistemas educativos, denominándolo “educación ambiental”, la cual tiene como objetivo
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