Apología De Sócrates

La apología de Sócrates es una obra redactada y realizada por Platón, donde Sócrates relata su discurso a su versión como manera de defensa ante el juicio en el que lo acusaban.

Todo comenzó hace 400 años a.C. en la antigua ciudad griega, Atenas…

Sócrates era un sabio que normalmente se le podía encontrar en las plazas y en los paseos de Atenas realizando conversaciones con las personas. Los ciudadanos de la ciudad de Atenas lo consideraban como un hombre “peligroso”, que hacía ver bueno incluso hasta la peor de las cosas, y que revelaba secretos y los misterios del cielo y la Tierra. También, se le decía que corrompía a los jóvenes de esta ciudad griega.

En su defensa, Sócrates dice que él no ha corrompido ningún misterio y que para él, dios es sagrado. Además, para su defensa, también dijo que él no era como los sofistas, que engañan y que buscan con ello conseguir un salario.

Sócrates invoca una misión sagrada concedida por el dios de los Delfos, el creía que podía utilizarlo en su defensa. Sócrates declara que a sus ojos, la “sabiduría humana” no es nada a comparación de la única sabiduría existente, que es la de Dios.

Los enemigos de Sócrates continuaron disgustados con él, y lo acusaron de dos cosas:

La primera de ellas fue que corrompía a los jóvenes y, la segunda de ellas, que no creía ni tenía fe en los dioses del estado y que, en lugar de ello, creía e invocaba a los demonios. Estas dos acusaciones tenía como fundamento el crimen del ultraje y la religión.

En su defensa, Sócrates dijo que por su interés personal no está en manos corromper a los jóvenes y que respecto al segundo punto, si cree en la existencia de los demonios porque cree en los dioses.

Sócrates revela un secreto y dice que la razón por la que no ha vivido como los demás atenienses no es por capricho, sino que, obedece a un Dios. Considerándose como un elemento o una herramienta útil de la divinidad.

Sócrates fue condenado y se le permitió que el considerara su propio castigo, él escogió vivir alimentado a expensas del estado, que se consideraba como el mayor bien y un gran lujo, esta actitud “altanera” hizo que los votos condenándolo a muerte aumentaran.

Así pues, Sócrates fue condenado a muerte. Sócrates no mostró tristeza alguna, pues la “voz” que escuchaba (sea un dios, una divinidad o un demonio) le dijo que eso era necesario y él

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