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Apuntes sobre la evolución histórica de la humanidad 2° parte


Enviado por   •  9 de Junio de 2018  •  Trabajos  •  5.061 Palabras (21 Páginas)  •  113 Visitas

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Apuntes sobre la evolución histórica de la humanidad 2° parte

Prof. Pablo Fazzari

El  Capitalismo

Es un sistema económico basado en la propiedad privada de aquello que los marxistas  llaman “medios de producción” (empresas, instrumentos de trabajo, materias primas) y en la existencia (y a menudo, en la explotación)  del trabajo asalariado.

En comparación con el feudalismo, el sistema capitalista es más progresivo, pues ha elevado a un nivel superior el desarrollo de la sociedad, ha incrementado en gran medida el volumen de la producción y ha elevado su nivel técnico.

Al mismo tiempo, el régimen capitalista ha condenado a una gran parte da la sociedad a la ruina y a la miseria, pues son fundamentalmente los capitalistas quienes se apropian de todos los beneficios que origina el incremento de la producción social.

La economía capitalista se halla regulada por leyes económicas espontáneas, se desarrolla de manera anárquica, se ve alterada por las crisis económicas de superproducción; en su afán de ganancias los capitalistas sostienen entre sí una enconada lucha competitiva. El crecimiento de la concentración del capital hace que en un polo se acumulen las riquezas, y en otro empeore la situación de quienes no tienen en sus manos la propiedad de los medios de producción.

Durante las crisis económicas, se debilita el poder de los trabajadores. Esto sucede porque se incrementa en grandes proporciones la desocupación, provocando una caída de los salarios por una sencilla razón: los que trabajan tienen que aceptar peores condiciones, jornadas más largas y salarios más bajos, porque si quedan en la calle hay miles esperando por un trabajo y dispuestos a tomar el empleo, aunque esté mal pago.

Historia del capitalismo

El capitalismo comenzó en Europa Occidental, especialmente en Gran Bretaña y los Países Bajos (hoy Bélgica y Holanda) entre los siglos XVI y XVII.

Antes del surgimiento del capitalismo, las sociedades europeas occidentales cambiaban muy lentamente. Básicamente la sociedad estaba organizada en torno a la agricultura, que venía utilizando casi las mismas tecnologías desde hacía siglos, con un cierto grado de comercio y algunas industrias artesanales.

El capitalismo nació en el siglo XVI, aunque su evolución fue muy lenta en los primeros dos siglos de existencia. En Gran Bretaña y Holanda hubo una aceleración del crecimiento económico hacia fines del siglo XVIII, sobre todo en sectores como el de los tejidos de algodón y el del hierro. El desarrollo de nuevas tecnologías que se produjo en ese entonces, estuvo relacionado con el deseo de vender más para poder obtener mayores beneficios; ésta es la esencia del sistema capitalista.

Surgieron nuevas instituciones económicas para adaptarse a la nueva realidad del capitalismo. Los bancos se desarrollaron, del mismo modo que las sociedades anónimas, y las bolsas: estas instituciones facilitaban tanto el acceso a los capitales necesarios para el desarrollo de procesos de inversión como la realización de operaciones mercantiles.

La expansión colonial

A partir del siglo XV los países de Europa Occidental comienzan a expandirse por el mundo, adueñándose de tierras, recursos y personas de las poblaciones nativas por medio del colonialismo. Portugal y España, abrieron el camino que después seguirían Francia, Inglaterra y, en menor medida, Holanda hacia la conquista de América.

Las primeras expansiones estuvieron motivadas por la búsqueda de metales preciosos (oro y plata) para utilizarlos como moneda, y de especias. Con el paso del tiempo, se establecieron en América (EEUU, Brasil y el Caribe) plantaciones en las que esclavos negros capturados en África producían tabaco, algodón, caña de azúcar y caucho para el mercado europeo.

Las consecuencias de la conquista europea fueron devastadoras para las poblaciones nativas, que fueron diezmadas o exterminadas, cuyas tierras y recursos les fueron además usurpados. Unos doce millones de africanos fueron capturados y enviados como esclavos. Millones murieron por las tremendas condiciones del viaje, o por el maltrato y las duras condiciones de trabajo en América.

El colonialismo significó, además, la destrucción del tejido social y de las actividades productivas existentes en algunas regiones colonizadas. Tal fue el caso de la India, colonizada por los ingleses que, entre los siglos XVIII y XIX tomaron medidas legales para eliminar la fabricación de telas de algodón por parte de los artesanos indios, para favorecer la producción de las fábricas inglesas.

El liberalismo

El origen de las ideas liberales se remonta al siglo XVII, de la mano de pensadores como Thomas Hobbes y John Locke.

El liberalismo prioriza la libertad del individuo, la igualdad de oportunidades y la igualdad frente a la ley. Para ello, desde el punto de vista político, el estado debe proteger esa libertad mediante mecanismos como la Constitución, la división de poderes y el voto.

Desde el punto de vista económico, lo esencial para el liberalismo es la libertad del individuo para usar su propiedad como le plazca, especialmente para acumular riquezas. El lema entre los liberales en el siglo XVIII era “laissez faire” (dejar hacer).

Liberalismo y capitalismo se encuentran en estrecha relación: el desarrollo del capitalismo encontró en las ideas liberales el sustento ideológico para su expansión.

(ver el texto “El liberalismo”, que figura en la bibliografía obligatoria)

La Revolución Industrial

El capitalismo realmente despegó a partir de la Revolución Industrial, un gran acontecimiento histórico cuyo inicio se produjo en Inglaterra entre 1750 y 1780, y que se extendió hasta 1850 (o hasta 1870, según algunos autores).

La renta per cápita (riqueza por habitante) creció notablemente durante la Revolución Industrial; sin embargo, al principio muchas personas sufrieron una caída en su nivel de vida. Muchos artesanos textiles, por ejemplo, perdieron sus trabajos porque fueron reemplazados por máquinas operadas por trabajadores más baratos y no calificados, muchísimos de ellos, niños. Algunas máquinas, inclusive, eran diseñadas con dimensiones más reducidas para que se ajustaran al tamaño de los menores. Los operarios contratados para trabajar en las fábricas trabajaban muchas horas, generalmente de 70 a 80 por semana, aunque en algunos casos podían llegar a las 100 horas, con sólo medio domingo libre.

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