Causas Del Sufrimiento
nichiren2 de Julio de 2013
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El propósito de este capítulo es ofrecer una perspectiva budista sobre el tema de la paz. Quisiera tratar el tema de tres dimensiones de la paz, y las contribuciones que podría aportar una comprensión budista para su logro. Éstas son: la paz interior, la paz dentro de la comunidad del género humano, y la paz ecológica o la paz con la Tierra. Primero, tenemos que entender cuáles son las causas fundamentales de la ausencia o presencia de la paz.
En un sermón que pronunció Shakyamuni, fundador del budismo, transmitió su visión esencial sobre la naturaleza y la causa de los sufrimientos. En esa ocasión, él ascendió a la cima de una montaña junto con sus discípulos, recientemente convertidos. Mirando el panorama que tenía ante sí, Shakyamuni comenzó a exponer: "En verdad, este mundo está ardiendo con muchos y muy diversos fuegos. Hay fuegos de avaricia, fuegos de odio, fuegos de estupidez, fuegos de obsesiones y egoísmo, fuegos de decadencia, enfermedad y muerte, fuegos de penas, lamentaciones, sufrimiento y dolor".
Lo que estaba tratando de transmitir era su comprensión de que el mundo fenoménico que habitamos estaba envuelto en los "fuegos" de los sufrimientos que se originan en los impulsos ilusorios. Estos fuegos de la avaricia, el odio y la ignorancia, ardiendo violentamente en los corazones de las personas, representan la causa básica de los padecimientos de la existencia humana. Por consiguiente, Shakyamuni nos insta, primero y antes que nada, a lograr un claro entendimiento de las raíces del sufrimiento.
Aquí, el impulso ilusorio de la "avaricia" indica el descontrolado deseo y apego a las comodidades materiales, la riqueza, el poder o la fama. Los deseos de este tipo crecen y se multiplican sin cesar, y dado que su satisfacción no origina una felicidad verdadera y perdurable, una persona atrapada en sus garras está condenada a un interminable tormento y frustración.
El impulso ilusorio del "odio" describe emociones tales como el resentimiento, la ira y la envidia, que son provocadas cuando nuestros deseos egoístas no se realizan. A menos que sean controlados, éstos se intensifican llegando a tomar diversas formas de destrucción y violencia. Dicho en pocas palabras, el impulso ilusorio del odio es la violencia que surge de una visión egocéntrica de la vida.
El término "ignorancia" se refiere a un obstinado desconocimiento de la realidad, o de la verdadera naturaleza de la vida y el cosmos. De esta manera, éste es el impulso ilusorio que genera la discordia y la rebelión contra los principios que gobiernan el funcionamiento del cosmos. La sabiduría que ilumina y revela la verdadera naturaleza del cosmos es conocida como "iluminación", mientras que esa clase de ignorancia obstinada es conocida como "oscuridad fundamental" porque nubla y oscurece la luz con la que podemos ver las cosas en su verdadera naturaleza. De todos los impulsos ilusorios, el budismo considera que la ignorancia es el más fundamental.
El budismo ve estos impulsos –avaricia, odio e ignorancia– como venenos inherentes a la vida. Juntos, suelen mencionarse como los "tres venenos". Lo que Shakyamuni buscaba enseñarles a sus discípulos en aquel sermón es que las llamas de los tres venenos y de todos los impulsos ilusorios se originan en la vida interior de las personas y envuelven a las familias, los grupos étnicos, las naciones y finalmente a toda la humanidad.
Esto lo podemos apreciar en el mundo actual, donde el impacto de la avaricia descontrolada va más allá del nivel individual; crea desigualdades económicas entre los grupos raciales y étnicos, y entre los países, a escala global. La avaricia de las naciones industrializadas ha privado a los pueblos de los países en vías de desarrollo de las condiciones para poder satisfacer sus necesidades básicas. La avaricia de la raza humana, por otra parte, está socavando el derecho a la existencia que tienen otros seres vivientes.
Es común encontrar violencia dentro de las familias, en las escuelas y en las comunidades locales. Profundos odios que se remontan a distantes eventos históricos dan lugar a conflictos étnicos y raciales que no encuentran solución. En algunos casos, esos odios históricos están estrechamente vinculados con causas o identidades religiosas, y encuentran expresión en el terror y la matanza al azar.
La ignorancia obstinada acerca de la verdadera naturaleza de la existencia, significa un estado de rebelión contra los principios básicos de la vida y el cosmos, y una negación de ellos. Como tal, distorsiona todos los aspectos de la existencia, desde los estilos de vida hasta los valores familiares, éticos y nacionales. En otras palabras, esta clase de ignorancia obstinada se puede encontrar en todos los sistemas de valores, formas de vida, y enfoques sobre la naturaleza que colocan al individuo en un incontrolable conflicto con los principios mismos que apoyan su propia existencia, principios que, fundamentalmente, gobiernan el funcionamiento del universo viviente.
Al compartir su iluminada comprensión con los demás, Shakyamuni buscaba ayudar a las personas a minimizar los efectos destructivos de estos impulsos ilusorios y, en realidad, a transformarlos por un impulso hacia la felicidad.
Un corazón tranquilo
En la India, el equivalente de "paz" es "shanti", lo cual se refiere a un estado de tranquilidad interior. También alude a la iluminada condición que alcanzó Shakyamuni, a veces denominada "nirvana". Con respecto al estado de paz interior, un texto budista lo describe como sigue: "La tranquilidad mental proviene de haber trascendido exitosamente la avaricia, el odio y la ignorancia". Como lo aclara este pasaje, el enfoque budista de la paz comienza con el acto fundamental de superar estos impulsos ilusorios o venenos interiores. La condición de vida que resulta de haber puesto bajo control estos impulsos, sin embargo, no es una paz interior estática y privada. Es, más bien, ilimitadamente dinámica, expansiva y evolutiva en su naturaleza.
El budista japonés del siglo XIII, Nichiren, expresó esto con la siguiente imagen: "Quemando la leña de los deseos mundanos, contemplamos la llama de la sabiduría iluminada". O sea que, mediante la práctica espiritual, la energía inherente a nuestros deseos mundanos puede ser transformada en su totalidad por la "llama" esclarecedora de la sabiduría de Buda. De este modo, los tres venenos pueden ser subyugados de modo que ya no produzcan confusión y trastorno; ellos ya no pueden conducirnos a actuar de una manera estrafalaria y destructiva.
En el estado de tranquilidad, la luz de la sabiduría iluminada brilla esplendorosamente, libre y sin ser obstaculizada por las nubes de los impulsos ilusorios. Si uno estudia las enseñanzas del Buda, desde las primeras escrituras hasta la tradición mahayana posterior, puede ver que la esencia de la iluminación de Shakyamuni fue su despertar a la "ley del origen dependiente". Este concepto ha sido expresado de diversas maneras y fue desarrollado en gran profundidad y detalle por el budismo mahayana; su esencia es la interdependencia de todos los seres vivientes y, en verdad, de todos los fenómenos. El origen dependiente nos enseña que todas las cosas ocurren y existen sólo a través de su interrelación con todos los demás fenómenos y que esta estructura de relaciones es de un alcance infinito tanto en el tiempo como en el espacio. Aquí está la base para el principio de la coexistencia de apoyo mutuo de todos los seres, que es tan importante para el pensamiento budista.
Cada ser humano existe dentro del contexto de las interrelaciones que incluyen a otros seres humanos, a todos los seres vivientes y al mundo natural. En otras palabras, la red interdependiente de la vida apoya a cada persona. Al despertar a este principio el individuo puede expandir su instintivo amor hacia sí mismo, y llegar a un amor altruista hacia los demás, logrando, de este modo, alimentar el espíritu de tolerancia y empatía por otras personas.
La doctrina del origen dependiente también brinda una base teórica para la paz. En términos de la acción concreta, se manifiesta como la práctica de la misericordia. En el budismo, la misericordia indica la práctica ética de mantener siempre un compromiso pleno de empatía hacia el resto de las personas. Significa compartir su dolor y su infelicidad, esforzarse a su lado para superar los impulsos ilusorios que son la causa principal del sufrimiento, y transformarlos en felicidad, beneficio y alegría.
La ignorancia es considerada fundamental entre estos impulsos ilusorios precisamente porque ciega a las personas a la realidad del origen dependiente, la inevitable y abarcadora interrelación dentro de la que vivimos. Esta ignorancia da lugar a la avaricia que conduce a las personas a buscar la realización de sus deseos aun a costa del sufrimiento de los demás. También conduce a la clase de ira descontrolada que busca la destrucción de una situación en la que los deseos se ven frustrados. Es por esta razón que el impulso ilusorio de la ignorancia es considerado como equivalente a un egocentrismo fundamental. Es un egocentrismo ciego y finalmente autodestructivo porque corta violentamente las hebras de la red de la vida que apoya nuestra propia existencia.
El estado mental de aquel que se esfuerza incesantemente por trascender este egocentrismo fundamental es un estado de paz interior y tranquilidad.
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