Las causas de suicidio
memixMonografía16 de Octubre de 2011
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EL SUICIDIO
INTRODUCCIÓN
Durkheim pretende con esta introducción dejar perfectamente delimitado el concepto objeto de nuestro estudio. Par ello da una definición objetiva del suicidio, eliminando las posibles alteraciones que las palabras sufren al incluirse en el vocabulario cotidiano. Así define el suicidio como toda muerte que resulta mediata o inmediatamente de un acto positivo o negativo realizado por la misma víctima. Tras dar esta definición observa en su argumentación que pueden quedar incluidos los hechos accidentales, así establece la siguiente matización: “Hay suicidio cuando la víctima, en el momento en que realiza la acción, sabe con toda certeza lo que va a resultar de él.”
A continuación se ocupa del interés que este fenómeno puede tener para la sociología, ya que el suicidio puede considerarse además de en su vertiente individual, en su vertiente colectiva, ya que cada sociedad presenta una cifra casi invariable suicidios aun cuando el periodo estudiado sea demasiado largo. Es así un fenómeno independiente, con naturaleza propia, de cuyo estudio se encarga la Sociología y en concreto esta obra.
LIBRO SEGUNDO: CAUSAS SOCIALES Y TIPOS SOCIALES
CAPITULO PRIMERO: MÉTODO PARA DETERMINARLOS
En el libro anterior se ha determinado que para cada grupo social existe una tendencia específica al suicidio, que nos basta para explicar la constitución orgánico-sociológica de los individuos y la naturaleza del medio físico.
Sólo puede haber tipos de suicidios distintos cuando sean diferentes las causas de las que suceden, como no podemos estudiar los suicidios por sus diferentes formas o caracteres morfológicos, ya que no se dispone de casi nada de la información necesaria.
En base a esto podemos constituir los tipos sociales de suicidio clasificándolos no directamente y según sus caracteres, sino comprobando las causas que los producen, esta será a primera vista una clasificación etiológica, así penetramos mucho mejor en la naturaleza de un fenómeno, ya que conocemos sus causas.
A través de este método se puede establecer la naturaleza de los suicidios y su número pero no sus caracteres distintivos.
¿Cómo podemos investigar las diferentes causas?
En primer lugar hay que fijarse en la causa inmediata de un suicidio, que es la que figura en las diligencias judiciales, y en las tablas estadísticas sobre los mismos donde las causas tienen un apartado especial. Esos nos indican los antecedentes inmediatos de los distintos suicidios.
Aunque hemos de considerar estas informaciones con cierto escepticismo, ya que son informaciones ofrecidas por personas cercanas al suicida u otro tipo de informadores, que tal vez no sepan la causa real del suicidio.
CAPITULO II: EL SUICIDIO EGOISTA
En primer lugar observaremos como influyen sobre el suicidio las diversas confesiones religiosas.
Si se estudian los suicidios europeos, vemos que en países católicos son menos numerosos que en los países protestantes. Aunque hay que tener en cuenta que no en todos los países sus habitantes no están al mismo nivel social y moral, pero las semejanzas son lo suficientemente importantes para que tenga algún fundamento el atribuir a la diferencia de cultos el contraste tan marcado que presentan desde el punto de vista del suicidio.
Para poder comparar esto deberemos comparar ambas religiones, catolicismo y protestantismo desde el seno de la sociedad.
En lo que respecta a los judíos, su actitud para el suicidio es también inferior a la de los protestantes, y generalmente también inferior aunque en menos grado a la de los católicos.
La única diferencia que existe entre católicos y protestantes es que el segundo admite el libre examen con mayor extensión que el primero. Sin duda el catolicismo concede al pensamiento y a la reflexión un menor espacio que el protestantismo o que el judaísmo, lo que busca es reinar sobre las conciencias.
El protestante es el más autor de su creencia, la Biblia se deja en sus manos y ninguna interpretación de ella se le impone, esto hace más sensible el individualismo religioso.
Así llegamos a un primer resultado; la inclinación del protestantismo por el suicidio debe estar en relación con el espíritu de libre examen, que anima esta religión.
Si el protestantismo da una mayor eficacia al pensamiento individual es porque cuenta con menos creencias y prácticas comunes.
Como conclusión podrá decir que la superioridad del protestantismo con respecto al suicidio, proviene de que se trata de una iglesia integrada con menor fuerza que la Iglesia Católica.
De la misma forma puede explicarse lo que sucede con el judaísmo.
Debido a su historia de numerosas persecuciones, los judíos han creado en sus comunidades una sociedad compacta con un alto sentido de la unidad y de la solidaridad, todo el mundo piensa y vive en ella de la misma manera, por eso la Iglesia Judía resulta ser más fuertemente concentrada que ninguna otra, en consecuencia y como analogía del protestantismo es a esta misma causa a la que debe atribuirse la débil inclinación de los judíos por el suicidio.
El Judaísmo, como todas las religiones inferiores, consiste esencialmente en un cuerpo de doctrinas que reglamenta de un modo minucioso todos los detalles de la existencia y deja poco lugar al juicio del individuo.
Durkheim comprueba la veracidad de esta hipótesis en el caso de Inglaterra.
De todo lo anterior se deducen dos conclusiones importantes; por un lado, vemos como el suicidio progresa con la ciencia; y por otro lado vemos como cuanto más numerosos y fuertes son los estados colectivos, más fuertemente integrada está la comunidad religiosa y más virtud preservativa tiene. Lo importante no son los dogmas y los ritos, sino que sirvan por su naturaleza para alimentar una vida colectiva de una suficiente intensidad: Porque la iglesia protestante no tiene el mismo grado de consistencia que las otras, es por lo que no ejerce sobre el suicidio la misma acción moderadora.
CAPITULO III: EL SUICIDIO EGOISTA (Continuación)
En este punto y una vez visto que la religión no preserva del suicidio vamos a observarlo desde el punto de vista de la familia y la sociedad política.
En un principio se pensó, y si se miran las cifras a priori, sin una mayor profundidad es lo que se ve, que las personas casadas se suicidaban más que las solteras, pero esta afirmación es completamente falsa y lo demostró Berlinton padre que tras un detenido estudio concluyo que no es causa del matrimonio, sino causa de la edad, ya que si se estudia a todos los solteros frente a todos los casados, tenemos en cuenta también a personas de corta edad que en ningún caso están casadas y debido a su corta edad tampoco tienen en general tendencia al suicidio, por lo tanto si queremos comparar estos dos grupos, habremos de hacerlo con personas de igual edad tanto solteros como casados, y así se comprueba que la cifra de suicidios es mayor en los primeros que en los segundos.
Podemos decir que el estado del matrimonio disminuye aproximadamente en una mitad el peligro del suicidio.
De otro estudio similar se deduce que las personas viudas se suicidan mucho más que cualquier otro grupo de población de la misma edad.
De todos estos estudios se desprenden una serie de leyes:
Los matrimonios muy precoces ejercen una influencia agravante en el suicidio, sobre todo en lo que se refiere a los hombres.
A partir de los veinte años los casados de ambos sexos se benefician con un coeficiente de preservación con relación a los solteros.
El coeficiente de preservación de los casados en relación con los solteros, varia según los hechos.
La viudez disminuye el coeficiente de los esposos de ambos sexos, pero frecuentemente no lo suprime por completo.
La inmunidad de la que gozan los casados, puede deberse únicamente a dos causas:
Por un lado la influencia del medio doméstico, que entonces sería la familia o por otro lado podría ser la selección matrimonial, no se casa el que quiere, hay pocas probabilidades de formar una familia cuando no se reúnen ciertas cualidades de salud, de fortuna o de moralidad.
Fuera de estas consideraciones, los numerosos hechos demuestran que la situación respectiva a los casados y a los solteros se debe a causas muy distintas.
Si fuese un efecto de la selección matrimonial, en el momento en el que los jóvenes empiezan a casarse debería empezarse a ver que la diferencia iría creciendo poco a poco, a medida que los matrimonios aumentan, finalmente el culmen debería darse en el momento en el que toda la población de una generación admisible para el matrimonio ha sido realmente admitida y sólo quedan entre los solteros aquellos que sufren de alguna inferioridad de las antes mencionadas, este momento debe colocarse entre los 30 y los 40 años, ya que más allá no hay matrimonios.
Por el contrario el coeficiente de previsión evoluciona de otra forma, los casados muy jóvenes son más proclives al suicidio que los solteros de su misma edad, en segundo lugar el máximum se da casi en conjunto y al llegar a la edad de entre 30 y 40 años donde se supone que las diferencias deberían ser mayores el coeficiente de preservación sufre un descenso brusco e importante.
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