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Conocimiento Humano


Enviado por   •  6 de Diciembre de 2014  •  497 Palabras (2 Páginas)  •  238 Visitas

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I. FENOMENOLOGÍA DE LA INTERIORIDAD

La interioridad es la nota específica del hombre respecto al animal: ella hace que el hombre sea hombre. El hombre tiene como atributo esencial la interioridad, y esto lo distingue del animal. Podemos constatar fenomenológicamente esta diferencia haciendo una visita al zoológico. Estando frente a la jaula de los chimpancés se hace evidente la particularidad de las fieras: siempre en perpetua inquietud, mirando alrededor y escuchando todas las señales que les llegan desde el exterior.

Si nos detenemos un poco a contemplar la actitud del mono, pronto caeremos en la cuenta de que el animal vive en constante temor del mundo y, al mismo tiempo, en un

perpetuo apetito de las cosas que hay en él y que en él aparecen. Los objetos y lo que sucede en el contorno son quienes gobiernan su vida en cada momento; lo llevan de aquí para allá como a un títere. El animal no dirige su existencia, no vive desde sí mismo, sino que está siempre atento a lo que sucede fuera de sí, está atento a lo otro. Con esto se pone de manifiesto la falta de interioridad del animal, que está siempre fuera de sí, pendiente del mundo externo. Nosotros, nos cansamos sólo al ver la escena de los chimpancés; lo cual indica que nos resultaría imposible mantener una atención al exterior tan tensa y aguda como la del animal. La actitud del hombre es diferente. Aunque también él vive en el mundo y está rodeado por las cosas, su atención no está tan ocupada que no le permita un momento de sosiego para estar consigo mismo. El hombre puede separarse de las cosas y entrar dentro de sí. Esto lo consigue por una torsión radical, y es en esta torsión donde se encuentra la diferencia más profunda entre el hombre y el animal. La diferencia esencial es, pues, que el hombre puede separarse de las cosas que lo rodean, y sometiendo su facultad de atención a un giro radical -incomprensible zoológicamente- volverse de espaldas al mundo y meterse dentro de sí, y ocuparse de sí mismo. La actividad del «pensar» y del «meditar» revela lo más sorprendente del hombre: el poder de retirarse del mundo y de meterse dentro de sí. El animal está siempre fuera, no tiene un dentro, y por consiguiente no tiene interioridad. El animal forma parte del mundo objetivo; su vida está regulada por las leyes de la naturaleza y es estudiada por la física; el hombre es diverso. La visita al zoológico nos ofrece una buena ocasión para comparar el modo de actuar del hombre con el del animal. Podemos decir que el animal vive inmerso en el mundo exterior que le rodea, su atención está siempre fuera de sí, vive en las cosas. ¿Por qué? Porque en sí mismo no tiene dónde vivir. El animal que conoce el mundo externo, el animal para el cual las cosas que le rodean son objetos de conocimiento,

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