Creacion De Una Moral

Los niños llegan a conocer las normas durante la segunda mitad del segundo año, es por eso que los niños de dos años no reaccionan de esta manera a todas las desviaciones de lo normal.

La desaprobación de los adultos; sea enfado, riña o bofetada produce un estado de inseguridad que se asocia a la idea de la mala acción. Así pues un origen de las normas está en la desaprobación o castigo de unos actos por los adultos.

El filosofo W. V. Quine, dice que las normas se inculcan con “bofetadas y terrones de azúcar”. Por eso, concede máxima capacidad a la asociación entre el sentimiento y la acción para convertir en morales las ideas ordinarias.

Los niños de dos años reaccionan con interés, y a veces con ansiedad, a dibujos de personas con la cara o el cuerpo deformados. Una segunda base para las normas procede de la capacidad de empatía por otro; Jerome Bruner (1983) observa: “es elemental tratar a otras personas como si fuésemos nosotros mismos.

El niño se inventa la obligación de repetir los actos del adulto y, además, sabe que es incapaz de hacerlo. La base del llanto y la protesta es la combinación de la conciencia de una forma de ejecución que cumplir con la incapacidad de cumplirla, sin embargo los niños que cumplen una norma que se ha impuesto a sí mismos muestran signos de alegría: el niño de dos años suele sonreír espontáneamente, el niño no ve a nadie cuando sonríe: es una reacción intima que refleja el reconocimiento de haber cumplido una norma que se impuso.

Los psicólogos llaman dominio a la capacidad de reconocer un futuro de las cosas que puede conseguirse empleando propias capacidades. Al éxito acompaña un estado agradable y, al fracaso un estado desagradable, por lo que la representación de futuro cumple con mi anterior definición de la norma.

Una posibilidad más verosímil es que el niño crea que otros pueden descubrir algunos pensamientos suyos, especialmente las ideas hostiles. El niño aprende a diagnosticar la ira del padre por el ceño, el gesto, la acción y la voz y puede creer que si él es capaz de diagnosticar la ira en otro, el padre también ha de ser capaz de diagnosticar la ira en el. El niño de tres años puede empatizar con los sentimientos de otros con sentimientos de otro, comprende que la persona que le disgusta en secreto se sentirá apenada al descubrirlo. Considerarse malo no es grato, por lo que el niño se verá movido a evitar reconocerlo. De ahí la posibilidad de clasificarse como malo sea una causa de inhibición a la violación de las normas.

La inhibición de la conducta agresiva en los niños pequeños se basa n únicamente en el temor del castigo de los adultos, sino que se apoya también en la propia condenación.

Los niños tienen la capacidad de formarse ideas sobre estados, actos y consecuencias buenos y malos. Hume considera que los sentimientos morales “se hallan arraigados de tal forma en nuestra constitución y carácter que resulta imposible extirparlos y destruirlos, a menos que la mente humana esté completamente trastornada

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