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Desmontando A Nietzsche


Enviado por   •  29 de Agosto de 2012  •  6.052 Palabras (25 Páginas)  •  461 Visitas

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Desmontando a Nietzsche: Restos de caos en el nuevo orden genealógico Destacado

Martes, 28 de Agosto de 2012 18:41 Tamaño de la letra ¡Deja el primer comentario!

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Con este pequeño trabajo, se trata de poner de manifiesto lo que de “caprichoso” tienen los métodos y los resultados de Nietzsche. Y es posible que, dada la concepción general del mundo que sostiene, en el fondo, no pueda haber otra cosa que capricho impulsado por una voluntad de poder cuando cualquier individuo se decide a ser verdaderamente y con pasión. No hay asideros, no hay refugios, no hay certezas. Se trata de elegir una perspectiva y de elegirla sin saber con claridad por qué. Y de ello era muy consciente el propio Nietzsche:

“…aquí se nos pide siempre pensar un ojo que de ninguna manera puede ser pensado, un ojo carente en absoluto de toda orientación, en el cual deben estar entorpecidas y ausentes las fuerzas activas e interpretativas, que son, sin embargo, las que hacen que ver sea ver-algo, aquí se nos pide siempre, por tanto, un contrasentido y un no-concepto de ojo. Existe únicamente un ver perspectivista, únicamente un conocer perspectivista”.

“RESTOS DE CAOS EN EL NUEVO ORDEN GENEALÓGICO”

(Desmontando a Nietzsche)

Pedro de Tena Alfonso

ÍNDICE

1.-INTRODUCCIÓN

2.-NIETZSCHE Y EL MÉTODO GENEALÓGICO (PRIMERA INSUFICIENCIA)

3.-NIETZSCHE Y EL MÉTODO GENEALÓGICO (SEGUNDA INSUFICIENCIA)

4.-TRES ELEMENTOS CAÓTICOS EN LA VISIÓN DE LA HISTORIA DE “LA GENEALOGÍA DE LA MORAL”

a) Espíritu histórico: convicción metafísica.

b) La historia como escenario ¿accidental? de luchas trágicas que promueven decadencias y emergencias sucesivas.

c) La trascendencia confusa de una etapa original de la humanidad y sus rasgos.

5.-CONCLUSIONES PROVISIONALES

6.-NOTAS

1.-INTRODUCCIÓN

En una famosa anécdota que refiere nuestro Gracián, pero también Schopenhauer en “La Voluntad en la Naturaleza”, un Dante enmascarado deambulaba entre los gozos del carnaval de Venecia. Necesitándolo el Dux, mandó buscarle. Como no se le encontraba, dijo a sus sirvientes que preguntaran a todos: “¿Quién sabe del bien?” Después de muchas respuestas banales, hubo un embozado que respondió: “El que sabe del mal”. Era el Dante. Aquel político conocía bien la soberbia del poeta-filósofo, incapaz de resistirse a ofrecer una respuesta inteligente a una pregunta intencionada.

Pretender con unas pocas lecturas, aunque hayan sido intensas, aportar una respuesta inteligente a las preguntas que contiene la interpretación de la historia que hace Nietzsche, sería, además de soberbio, absurdo. Por ello, en este trabajo abandono desde el principio toda pretensión desmesurada y con él deseo, más que otra cosa, formularme a mí mismo cuestiones en las que me parece percibir “extrañezas” o disonancias en la reflexión de Nietzsche. Ya que su empeño trata de aportar un nuevo orden al caos intelectual y moral europeo, he querido rastrear algunos despojos de caos en el nuevo orden nietzscheano (1)

Aunque Nietzsche criticó de manera persistente el concepto de verdad vigente en la tradición metafísica que conoció en el siglo XIX en tanto que concordancia entre dato y representación o incluso como reconocimiento de la evidencia, admite que cualquier “metáfora” propuesta para ser aceptada como realidad debe, al menos, “sonar” bien, estar exentas de disonancias, no desafinar al oído de quienes están llamados a sustituir su “estilo” civilizatorio por el nuevo estilo que emana de la nueva metáfora.

Ante Nietzsche, no cabe refutar la veracidad o falsedad de sus afirmaciones, sino proclamar, especialmente, su falta de armonía, su indisciplina hacia el “estilo” que imprime el conjunto de su metáfora. Para él no se trata de refutar – “¡qué me importan a mí las refutaciones!”(2) -, sino de poner en lugar de lo inverosímil algo más verosímil (aparentemente verdadero o al menos, creíble por no manifestar signos de falsedad) y, “a veces, en lugar de un error, otro distinto” (3).

Con ello, además, acepto la propuesta nietzscheana, expuesta en su segunda “Consideración Intempestiva”, cuando refiriéndose al consejo de Goethe en el “Werther” clama: “Sé hombre y no me sigas” (4).

La obligatoriedad de circunscribir este trabajo a unos pocos libros me ha supuesto algunas dificultades. En primer lugar, Nietzsche reflexiona sobre la historia y la historiografía en varios textos, sobre todo en su segunda “Consideración intempestiva”, razón por la cual he decidido incorporar su lectura a este trabajo aunque no estuviese obligado, en principio, a ello.

En segundo lugar, me ha resultado imposible, hasta el momento, encontrar dos libros: La “Introducción a Nietzsche”, de Gianni Vattimo y “La filosofía de la historia después de Hegel”, de Schnädelbach, libros que tengo pedidos pero que no me han sido servidos a tiempo. Sin embargo, y para no retrasar más la elaboración del trabajo, he resuelto utilizar el reciente “Diálogo con Nietzsche”, de Vattimo, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona 1992 y “La filosofía de Nietzsche”, de Eugen Fink, Ed. Alianza Universidad, 5ª edición, Madrid 1982.

Espero que esta decisión sea comprendida. Además, he utilizado otros libros y textos que irán apareciendo en las notas o en las citas.

2.-NIETZSCHE Y EL MÉTODO GENEALÓGICO (I)

Podemos admitir, con Vattimo, que dar una respuesta distinta al problema de la verdad tal como había sido formulado por la filosofía occidental, es una de las tareas más persistentes e insistentes de Nietzsche (5).

Según sus conclusiones, más que verdades hay estilos, sistemas coherentes que son admitidos como “realidad” por una época o una civilización aunque su valor no descanse en otra cosa que en una

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