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Diferencia entre la res cogitans y res extensa


Enviado por   •  19 de Abril de 2018  •  Ensayos  •  894 Palabras (4 Páginas)  •  2.378 Visitas

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Esquema de trabajo:

1. Introducción

2. El papel de la duda en la refundamentación de las ciencias

3. El papel de la diferencia entre la res cogitans y res extensa

4. Conclusión

En un contexto en el cual el escepticismo estaba desarrollándose,  Descartes busco en su obra sentar las bases para el desarrollo de la filosofía como una ciencia tan rigorosa e indubitable como las matemáticas. Paradójicamente para lograr su objetivo, Descartes usa la duda como punto de partida para desarrollar sus ideas, aunque esta duda fue metódica, es decir, la uso como recurso discursivo para desarrollar mejor sus ideas. A continuación, se desarrollaran dos ejes centrales de la filosofía cartesiana los cuales son la importancia de la duda en la obra de Descartes y el papel de la diferenciación de la res cogitans y res extensa en la argumentación de Descartes.

Descartes utiliza la duda como punto de partida para desarrollar su obra, ya que con el fin de establecer una nueva fundamentación de las ciencias era necesario deshacerse de los principios y verdades que se tenían por ciertos, que en realidad eran falsos. Por ello, Descartes emplea el método de la duda, así Descartes se propuso a dudar de todo aquello que podría ponerse en  duda, con el objetivo de encontrar por lo menos una verdad de la cual no se pueda dudar. Descartes en el proceso de encontrar la certeza filosófica que busca duda primero de los sentidos, ya que estos son engañosos en ocasiones, luego de la realidad misma, ya que es posible que uno este soñando y la realidad no es más que el producto de las representaciones que podamos tener en los sueños, posteriormente duda de las verdades matemáticas alegando la hipótesis de la existencia de un genio maligno que dedica su industria a engañarnos. Llegado a este punto Descartes encuentra una verdad, la cual es que es una cosa que piensa y que para ser engañado debe existir, de ahí proviene la frase “cogito, ergo sum” que se traduce como pienso, luego existo. Descartes empleando la duda metódica consigue encontrar una verdad indubitable, que sería su punto de partida para establecer, más adelante,  la existencia de Dios que le servirá como garante tanto ontológico como epistemológico de su sistema filosófico, es por ello que Descartes emplea a la duda metódica como punto de partida de todo su sistema filosófico.

El papel que la distinción de la res cogitans y la res extensa cumple es la de concebir la manera de afirmar la existencia del ser. Por un lado, La certeza inconmovible de la existencia de un yo no explica que es ese yo, por ejemplo no se puede determinar si ese yo es material o abstracto, solo se afirma que existe y piensa. Sin embargo, si el yo piensa entonces es una res cogitans (sustancia pensante), entendiendo que el pensar engloba el dudar, el entendimiento, el querer y todas las demás actividades que tengan su origen en la mente. Por otro lado, Descartes distingue además una res extensa (sustancia extensa) que vendría a ser el mundo físico, cuya característica más propia es la extensibilidad. Descartes utiliza el ejemplo de la cera en el cual expone que no es posible reconocer la naturaleza de los objetos por medio de los sentidos, ya que las cualidades secundarias son cambiantes e impiden percibir las esencias de las cosas. Por lo tanto, hay algo más allá, inclusive de la propia imaginación, que hace posible el reconocimiento de los objetos y esto es el pensamiento, el espíritu humano. Por ello, la res extensa permite la confirmación de la existencia de un yo inclusive con mayor claridad y distinción que antes –Descartes concibe que la claridad y distinción es la forma por la cual se pueden establecer verdades indubitables- pues en propias palabras del mismo Descartes: “Pues si juzgo que la cera es o existe, porque la veo, es cierto que con mucha más evidencia se sigue que yo soy o que yo mismo existo; pues puede suceder que lo que veo no sea efectivamente cera y puede suceder también que ni siquiera tenga ojos para ver cosa alguna; pero no puede suceder que cuando veo o cuando pienso que veo (no distingo entre ambas cosas) no sea yo […] Así mismo, si juzgo que existe la cera, porque la toco, se seguirá también, igualmente, que yo existo; y si lo juzgo porque imaginación o alguna otra cosa me lo persuade, siempre· sacaré la misma conclusión. Y lo que aquí he notado de la cera puede aplicarse a todas las demás cosas exteriores a mí y que están fuera de mí”. (Descartes: 1641)

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