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ETICA Y COMPORTAMIENTO MORAL SISTEMAS ETICOS


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2015  •  Informes  •  6.362 Palabras (26 Páginas)  •  242 Visitas

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ETICA Y COMPORTAMIENTO MORAL

SISTEMAS ETICOS.

EL CONCPETO ETICO.

La ética es la ciencia del comportamiento moral del hombre. En tanto ciencia, parte de cierto tipo de hechos denominados actos morales, los cuales constituyen su objeto de estudio: este tipo de actos humanos, conscientes y voluntarios, afectan a su autor, a otras personas, a grupos sociales específicos, a la sociedad en su conjunto o, incluso, a la misma naturaleza. La misión de la ética es explicar la moral, tratando de establecer en que consiste el valor de bondad que atribuimos a determinadas conductas. La ética es pues, la filosofía o fundamento de la moral.

Por su carácter científico, la ética trata de descubrir los principios generales, aspira a la racionalidad y a la objetividad y, a la vez, proporciona conocimientos sistemáticos, metoditos y –hasta donde sea posible- verificables, acerca de este quehacer del hombre, coherencia y fundamentación que las proporciones científicas, por cuanto:

Al analizar las formas concretas de comportamiento moral, la ética define:

La esencia de la moralidad, su origen y razón de ser.

La estructura de la conducta moral, es decir, los actos, actitudes, opciones y situaciones.

Las expresiones de normatividad moral, es decir, la ley, la conciencia y los valores.

Todo esto en relación con los diferentes sistemas éticos presentes en las distintas épocas, culturas y concepciones filosóficas.

SITEMAS ETICOS.

Cada sistema ético obedece a una actitud moral que prima sobre las demás. Veamos en qué consisten algunas de las principales concepciones éticas en la historia de la humanidad.

Ética de las virtudes: Dentro de esta concepción ética la aspiración máxima es encontrar la felicidad, la cual sólo puede ser alcanzada con el ejercicio de las virtudes y a través de Dios, fin último de la vida humana. El origen de esta ética se encuentra en la filosofía griega, siguiendo a Sócrates. Platón y Aristóteles sus máximos exponentes. En la edad media Tomás de Aquino retoma el esquema ético de Aristóteles y lo coloca como soporte de la moral cristiana.

Epicureísmo: Esta ética proclama el placer como el principio del bien supremo: pero se trata de un placer del espíritu tranquilo, sosegado. El placer más puro es aquel que no implica sufrimiento: exige por tanto, un gran control de sí mismo y una buena madurez intelectual. Epicuro constituye su máximo representante.

Estoicismo: Esta doctrina lleva su nombre de la stoa o pórtico, donde Zenón reunía a sus discípulos a comienzos del siglo IV a.C. Tuvo gran importancia en Roma en los primeros siglos de nuestra era y fue asimilada por los primeros pensadores cristianos, gracias a sus principios morales. La perfección se obtiene a través de la apatheia, es decir, de la actitud de indiferencia positiva frente a los acontecimientos. El hombre estoicista debe cultivar la ataraxia, es decir, la imperturbabilidad. Aceptar todo lo que nos sucede, sin apego ni resistencia, constituye el camino de la felicidad. Después de Zenón sus principales exponentes fueron: Epíteto, séneca y Marco Aurelio.

Neoplatonismo: Plotino, con base en el esquema del idealismo platónico, proclama la perfección humana en la unión afectiva con Dios, el Uno, el Ser perfecto, Primero y Absoluto. Esta concepción metafísica y religiosa influye, con los anteriores, en la ascética cristiana. Al Uno se llega a través de una ascesis rigurosa, que permite el dominio del espíritu, por la contemplación de las ideas hasta llegar al éxtasis de la intimidad con Dios.

Ética Kantiana o del Deber: Las concepciones éticas anteriores fundamentaban sus principios en realidades exteriores y trascendentales al hombre: Dios, el bien, la naturaleza, la felicidad. Kant otorga a la moral un fundamento autónomo: la moralidad misma del hombre se convierte en el fundamento último y la fuente de todas las normas morales. Lo importante es la intención que mueve a realizar un acto determinado, no importa si el objetivo es en sí mismo bueno o no. En esta perspectiva, para Kant el único fundamento de la moral es el deber. El valor moral está en la voluntad del hombre, en querer hacer el bien, en la buena voluntad. La perfección moral radica en el cumplimiento del deber por el deber mismo, no importa las consecuencias que de las acciones se deriven. El deber es indicado por las leyes de la sociedad.

Ética cristiana: Constituye un sincretismo de sistemas éticos, presentando rasgos aristotélicos, neoplatónicos, estoicos, kantianos y marxistas; pero originalmente se basó en las antiguas normas morales del pueblo hebreo, reunidas en los Diez Mandamientos. El amor a los demás constituye el principal mandamiento, en el cual se reúnen todos los demás. Jesús, el Hijo de Dios y enviado por El para darnos la vida y enseñarnos el camino, constituye el principal modelo de vida cristiana.

Utilitarismo: En esta concepción ética, la felicidad se consigue buscando el placer y rechazando el dolor; el criterio de utilidad es el móvil último de nuestro actuar. Para su principal representante, el inglés Bentham, nada hay más útil ni placentero que la simpatía y concordia entre los hombres; pero esta solo se logra a través del buen cálculo de los intereses; en esta concepción el interés común está por encima del interés particular. Para Suart Mill, su discípulo, proporciona mayor felicidad la calidad del placer, que la cantidad; así, los placeres intelectuales o espirituales son más valiosos que los sensuales.

Ética del Superhombre: La crisis de valores en el siglo XX ha originado en el hombre, según Nietzsche, dos actitudes: por un lado la lucha por el poder y por el otro la defensa de la debilidad. Estas dos tendencias han generado dos tipos de hombres: los poderosos –escasos y solitarios- quienes constituyen una raza superior y los débiles –la mayoría-, mediocres e incapaces de vivir por sí mismos, que necesitan de la comunidad para sobre vivir y de valores como la humildad, la caridad o el sacrificio y que constituyen la raza inferior. Quien conduce su vida en un ideal del hombre poderoso para poder vivirla sin sincretismos, llega a convertirse en un superhombre y ésta debe ser la meta suprema de la humanidad, la aspiración de aquellos hombres que deseen triunfar en la vida, no importa a que costo. El superhombre es profundamente inmoral o amoral; la moral sólo conviene a los hombres inferiores.

Ética Marxista: Es ante todo una ética revolucionaria, que se basa en la lucha, en la solidaridad, el

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