El Alma De La Toga
Vaneqc19426 de Septiembre de 2014
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¿Quién es Abogado?
Empezando el libro el autor nos define de muchas formas el termino abogado, asegurando que el abogado es más que aquel poseedor del título de Licenciado en derecho y ciencias políticas, el afirma que va mucho más allá de eso, siendo que en su propia definición es aquel que ejerce la profesión dando consejos jurídicos y pidiendo justicia en los tribunales. Ya con anterioridad había escuchado las distinciones entre licenciado en derecho y abogado, yo si encontraba una similitud en esto y llegue a pensar que se era lo mismo, con ese capítulo comprobé que no es así. Que es importante no conformarse con ser licenciado en derecho ya que es una labor que nunca termina y por unos cuantos conformistas, la definición de abogado se a devaluado mucho.
La fuerza interior
En esta capitulo se nos habla de la fuerza que poseemos dentro de nosotros mismos, esa que no encontraremos en ningún otro sitio. Y que debemos de usar esa fuerza para enfrentar las injusticias que se nos presentan. Esta fuerza es la que debemos de usar y hacernos de ellas cuando se nos quieren atrofiar el camino con criticas o agresiones, esta fuerza es la que siempre nos mantiene en alto y nos da el valor de hacer justicia, o pedirla, para levantarnos en aquellas ocasiones que pensamos que todo esta perdido, de esas veces que nadie haga lo que haga es capaz de levantar tu animo, en esos momentos es cuando, tu mismo te debes poner de pie e impulsar a seguir adelante, luego expone un punto muy interesante el autor Ángel Ossorio y Gallardo, que es que si a pesar de tu fuerza interior se siguen teniendo dudas e inseguridades, es el momentos de cambiar de profesión.
La sensación de la justicia
"La Justicia no es fruto del estudio sino una sensación", es totalmente cierto pues la justicia no es algo que se pueda aprender en libros, o en clases, es algo que solo se aprende en la vida, en el día a día.
Actualmente el sentido de la justicia de muchos abogados se ha visto nublado, porque en nuestra sociedad capitalista lo que importa es obtener la mayor ganancia cuantitativa y no obtener justicia, la equidad, lo prudente, es por eso que las leyes han sido modificadas a su antojo y conveniencia, sin importarles la justicia. Sin comprender que ganar un caso no lo es todo, el fin del abogado debe ser obtener justicia, hacer lo justo y lo que se merece cada parte del juicio.
La moral del abogado.
Según debería de ser que cuando un abogado acepta un caso, es porque está defendiendo una causa justa, y éste deberá hacer todo lo moralmente y todo lo que dentro de lo justo cabe, para defenderlo. Pero, ¿quién decide lo que es moralmente correcto y lo que no? Y aquí es donde entra otra cosa importante que nos menciona el autor, "Abogado que sucumba al qué dirán, debe tener manchada su hoja de servicios con la nota de cobardía". Pues para lo que muchos sea correcto, puede que para otros no lo sea; y si nos dejamos llevar por lo que dicen los demás jamás llegaremos a ser quienes en un principio soñamos que seríamos.
El Secreto Profesional
Puede llegar a ser hasta gracioso, pero es totalmente verídico pero en la actualidad no se sabe guardar secretos, porque se lo decimos a "una" persona de nuestra total confianza y esa persona a su vez se lo dice a otra persona de su total confianza y así sucesivamente como se nos plantea en el libro. Y puede que en nuestra vida diaria aunque este mal visto la gente lo hace creyendo que no traerá muchas repercusiones, pero en muchos de los casos si las trae.
Como abogados, se debe evitar esto, pues al revelar un secreto que le revela el cliente puede ser totalmente atroz para el veredicto del juez, cambiando todo lo que en un principio este había previsto. Es aquí cuando se llega a un punto tocado previamente en los capítulos anteriores, y es que el abogado al aceptar un caso se presume que es por una causa justa; y claro está que si al abogado se le confía algún secreto que diga que el cliente es totalmente culpable mejor deje el caso, sin tener que revelar el secreto y no defender una causa que no es justa.
También me parece que el abogado ni siquiera debería de ser capaz de atestiguar en un caso contra su cliente, porque en esos momentos puede que su buen juicio sea nublado por motivos personales y al bajarse del estrado todavía quede así como muy involucrado en el caso y no se desenvuelva tan bien como abogado.
La Chicana
Algunas veces según lo recomienda el autor por un buen motivo es necesario hacer una chicanearía, quedando en la conciencia de cada lo que hace, siendo esto decisión del abogado, considero yo que que según la moral de tergiversar alguna ley a beneficio del cliente, aun asi hay que tener siempre en cuenta, que el buen desempeño de la abogacía es algo que se ha ido perdiendo de tal modo que hacerlo no sea tan mal visto.
Es decir, puede que nosotros estemos totalmente seguros que nuestro cliente es inocente que las pruebas y argumentos presentados son falsos y que la prueba primordial para ganar el caso nos esté llegando por decir el jueves al mediodía, pero la última sesión del juicio es el miércoles en la tarde. Es aquí donde queda totalmente a discreción del abogado si hace una chicanearía por una buena causa o se rige por lo ya estipulado por la ley, con posibilidades de perder el caso, es aquí cuando aplica una chicanearía, pues mi causa es justa y dicen por hay “el fin justifica los medios”.
La sensibilidad
Es totalmente acertado que la abogacía es una constante lucha de pasiones, pero está en nosotros no sucumbir a ellos. Esto no quiere decir que debamos ser totalmente fríos y escépticos, sino que no podemos inclinarnos por involucrarnos mucho o no involucrarnos en lo absoluto y simplemente que sea una cuestión de ganar, por dinero, porque como nos dice el autor esto nubla nuestro buen juicio.
Son seres humanos los que piden nuestros servicios, y es por ello que los clientes mas haya de una solución legal a su problema buscan comprensión a su sufrimiento, aunque siempre hay que analizar la situación y no permitir que el asunto, se vuelva también problema del abogado ya que impedirá actuar con precisión y hacer un buen trabajo.
El desdoblamiento psíquico
Conforma con lo visto el subtitulo anterior es importante llegar a conectarse con el cliente. Para esto, es bueno dejar a un lado nuestros intereses y nuestro bienestar, y ponernos en los zapatos del cliente. No es cuestión de olvidarse quiénes somos, sino el renunciar a ciertas cosas que podrían interrumpir nuestro trabajo y utilizar nuestras facultades como buenos abogados, de esta forma quizás se nos ocurran más soluciones y nos preocupemos por sacar el asunto con mayor rapidez.
La independencia
Esta claramente establecido que la abogacía se ejerce con libertad pero este a su vez puede ser influenciado por lo que un asesor o algún allegado le sugieran. Y es que cuando el autor menciona que es difícil resistirse al llanto de una mujer, o la involucración de un miembro de la familia, estoy en total desacuerdo. Porque sí, es verdad que la familia es primordial en nuestras vidas, no debemos olvidar lo que a nuestra carrera concierne y usar eso como fuerza, ponerse en el punto de que, nada pesa mas que los intereses propios. Cuando defendemos a alguien más ya no somos solo nosotros, sino que está en nosotros velar por los mejores intereses de nuestro cliente; claro está sin que esto vaya a opacar nuestra moral y nuestro sentido de la justicia.
El trabajo
La profesión de la abogacía es algo que sin duda alguna debes de amar para poder ejercerla, si no la amas, si no te apasiona lo que haces, no darás tu máximo esfuerzo y aquí no existe otra forma de hacer las cosas más que bien, porque va en juego no solo tu prestigio y tu bienestar económico, si no la libertad, patrimonio, o situación económica de terceros, es por eso que la tienes que amar, porque esto requiere mucha dedicación, tiempo y esfuerzo, pero más que todo necesita ser amada. Involucra muchos sacrificios, como el dedicarle muchísimas de nuestras horas de sueño, aunque el autor nos dice que es preferible que le dediquemos las primeras horas de la mañana porque así el entregamos nuestros primeros esfuerzos y no las de la noche en la que simplemente le entregamos los residuos, pero siempre hay sus “búhos” que trabajamos mejor por las noches, y vuelvo a decir que esta profesión o se ejerce apasionadamente o no se ejerce, añadiendo que dichosos son los que tienen la posibilidad de ejercerla, porque no son muchas las profesiones que nos retan tanto como esta, que siempre nos piden más y nos hacen crecer muchísimo más en muchísimos aspectos.
La palabra
La palabra es un don, que muchos aún no hemos aprendido a utilizar correctamente, puede ser usado para beneficio o hasta para perjudicar a otros o tú mismo. Es cuestión de darle el uso correcto y también darle el reconocimiento que se merece, pues a no ser por ello, no nos podríamos comunicar con tan facilidad y fluidez.
El autor se expresa sobre el uso de la palabra en la abogacía, deja claro que sobre todo, debemos de saberla usar correctamente para comodidad del juez, ya que es el quien dará la resolución siendo conscientes de que nuestro asunto no es el único que atiende por ende debemos ser breves, para llamar su atención y evitar repetirle lo mismo durante todo el juicio, si es corto hay más posibilidades que falle a tú favor, que hay que ser claros y precisos para que aun leyendo los puros puntos petitorios sea entendible para el juez y para cualquier otro
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