El Alma y la Verdad.

                                                                                                Antropología Cristiana

                                                                        Prof. Jean Martínez

El Alma y la Verdad

Claudia Arenas Jofré

Introducción

El siguiente ensayo tiene como objetivo exponer que el Hombre es un Alma que busca la Verdad, concepción entregada por Platón.

La estructura del trabajo corresponde  a dos ideas principales que  argumentan la respuesta del filósofo ante la problemática de qué es el hombre, una crítica hacia el autor y una conclusión final en donde se entrega una referencia personal de la tesis.  

Para la realización de este esbozo, la principal fuente de información corresponde a los apuntes de las clases dedicadas a este tema. También se consultó el texto Una breve historia de Filosofía del autor Humberto Giannini, además de algunas páginas de internet cuya dirección se detalla al final.

Desarrollo

-El hombre es un alma, pero ¿qué es el alma?

Según Platón, el hombre se compone de un alma y de un cuerpo. Ambos elementos son diferentes, incluso irreconciliables entre sí. El cuerpo es transitorio y está en constante cambio; el alma es invariable y  no muere (en su totalidad) cuando lo hace el cuerpo, el alma trasciende. “Aquello que permanece lo mismo y por lo cual la cosa sigue siendo lo que era y no otra cosa, es lo que Platón llama ‘ousía’ ”^[1].  El alma sería entonces, la esencia del hombre.

El alma se divide en tres partes: racional, irascible y concupiscible. El alma racional es inmortal y divina, por medio de ella podemos alcanzar el conocimiento, la belleza, y la verdad. En la segunda parte del alma se encuentra la voluntad, el valor y la fortaleza. Por último, el lado concupiscible es la parte mortal del alma, los deseos sensibles y las pasiones se hacen presentes en el hombre cuando éste es dominado por esta porción del alma.

Entonces, es mediante el alma racional que el hombre puede lograr contemplar la Idea Suprema, definida por Platón como la idea del Bien, y con ello vivir como una persona noble en este mundo. Sin embargo, para lograrlo debe controlar las demás partes del alma. Debe tener la voluntad para no dejarse gobernar por los deseos  que le muestra el alma irascible, ya que si la deja actuar, podría ocurrir que el hombre se vuelva prisionero de sus pasiones.

El hombre es un alma, es una idea inmutable que aspira a ser una Idea Suprema.

“Todo lo que es, aspira al Bien”^[2].

-El hombre busca la verdad porque es allí donde pertenece.

Cuando el hombre se encuentra con la verdad, se siente libre, se siente feliz, porque es allí donde pertenece, ese es el lugar que lo humaniza, es ese el bien último que busca consciente o inconscientemente.  El hombre es  en la medida que se encuentra con la verdad.

Para llegar hacia la luz, el hombre debe ser humilde y avanzar sin traicionarse a sí mismo, dejando atrás las creencias sin fundamentos  para caminar con una mirada racional, hasta encontrar la verdad. El camino no estará exento de dolor, pero valdrá la pena superar la crisis.

En la alegoría de la caverna, Platón muestra el estado “cavernario” del hombre, como el lugar en donde él mismo se ha encadenado, debido a que se ha alejado de  la verdad, y ha sido gobernado por los pre-juicios y las creencias no racionales, lo que impedirá que el hombre encuentre su felicidad. “La esclavitud real que impide al prisionero liberado ascender hacia la luz consiste en tener aquellos indicios, - las sombras- , por realidades en sí” ^[3] .

En este sentido, cuando el hombre descubra que su esencia se regocija en la verdad, le será posible tomar el camino correcto, que lo conducirá a la felicidad. Con lo anterior, en la medida que todos los  hombres logren des-ocultar lo verdaderamente importante, se lograría una sociedad perfecta, en donde  todos serían felices, lo que es sólo una utopía.

...