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El Crepúsculo Del Deber


Enviado por   •  23 de Junio de 2013  •  1.865 Palabras (8 Páginas)  •  993 Visitas

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El Crepúsculo del Deber

Edén, Edén

Mientras que el propio término deber tiene a no ser utilizado más que en circunstancias excepcionales, nosotros lo miniaturizamos; lo reconciliamos con el placer y el self-interest. El “es necesario” cede paso al hechizo de la felicidad, la obligación categórica al estímulo de los sentidos, y lo prohibido establecido a las regulaciones a la carta. El deber es reemplazado por las solicitaciones del deseo. La cultura de sacrificio del deber ha muerto, y entramos en el período posmoralista de las democracias.

Lo que está en aceptación es la ética, no el deber imperioso; estamos deseosos de reglas justas y equilibradas, queremos regulaciones, apelamos a la responsabilidad y no a la obligación de consagrar íntegramente a la vida del prójimo, familia o nación. La sociedad posmodernista marca la época en que el deber está edulcorado y anémico, en que la moral ya no exige consagrarse a un fin superior que el de uno mismo, las lecciones de moral están basadas en el “vivir mejor”.

En la sociedad del posdeber, el mal se espectaculariza y el ideal está poco magnificado. Los valores que reconocemos son mas negativos que positivos, y entonces triunfa la moral indolora, que es el último estadio de la cultura individualista librada tanto del moralismo como del antimoralismo.

La lógica posmoralista es la tendencia dominante de nuestra cultura ética; queremos el respeto de la ética sin mutilación de nosotros mismos y sin obligación difícil: el espíritu de responsabilidad, no el deber incondicional.

De una civilización del deber a una cultura de felicidad subjetiva, de los placeres y del sexo: la cultura del self-love nos gobierna, normas de satisfacción y deseo de realización íntima; puede considerarse a ésta la ruptura mas espectacular del ciclo posmoralista. La liturgia del deber ya no tiene lugar en el terreno social, el bienestar y los placeres están magnificados, pero la sociedad civil está deseosa de orden y moderación.

El neoindividualismo es simultáneamente hedonista y ordenado, enamorado de la autonomía y poco inclinado a los excesos, alérgico a la orden sublime y hostil al caos y trasgresiones libertinas. El neoindividualismo es un “desorganizador organizador”.

El Bienestar Como Mundo Y Como Representación

Del Bien al Bienestar

Hay una nueva civilización que ya no se dedica a vencer el deseo sino a encolerizarlo y desculpabilizarlo. “La felicidad si yo quiero”.

En la época posmoralista, el deber ya sólo puede expresarse en tono menor, los supermercados el marketing, el paraíso de los ocios han sido la tumba de la “religión” del deber. Las problemáticas de la revolución, el deseo, la vida liberada sustituyen a la retórica de la obligación.

Los valores caritativos y humanitarios pueden despertar una fuerte simpatía pero quedan muy atrás en relación con la superficie que ocupan el himno al ego y los estímulos de consumo. La felicidad o nada: más allá de la renovación ética actual, la grave ideología que orienta nuestra época es posmoralista, dominada como está por las coordenadas de la felicidad y del yo, de la seducción y de lo relacional. El bienestar pasa a estar por sobre el bien.

El Show Posmoralista de la Información

La época posmoralista es aquella en la cual la cultura cotidiana está dominada no solo por los objetos, el self love y el psicologuismo, sino también por la información: la lógica de relegación de la retórica del deber es hija del consumo y de la comunicación de masas. La interpretación de la información va por encima de los hechos. La filosofía de la información no es ni moralista ni amoral, es posmoralista: el principio de neutralidad y de objetividad han destronado a las lecciones de moral. Los mass media están más allá del bien t del mal. No condenan ni juzgan, pero lo muestran todo, exponen todos los puntos de vista y dejan al público libre de opiniones multiplicando y acelerando las imágenes e informaciones.

La información también es mercancía, hay una competencia comercial permanente, es una mezcla de neutralidad y de sensacionalismo, de objetividad y espectacularidad. Consumismos la actualidad escenificada.

La Felicidad Light

En la cultura del bienestar, el imperativo narcisista glorifica sin cesar a una cultura higiénica, deportiva, estética y dietética. La ética de la felicidad no solo es consumista, es de esencia activista, constructivista; De valoración al cuerpo. La época del posdeber engendra nuevos imperativos de autoconstrucción personalizados pero creadores de un estado de hipermovilización, estrés y reciclaje permanente.

Hay dos tendencias, una excita los placeres inmediatos, sean consumistas, sexuales o de entretenimiento, junto con el hedonismo, intensifica el culto individualista del presente, descalifica el valor del trabajo, contribuye a desocializar, desestructurar y marginar aún más a las minorías étnicas de las grandes ciudades. Por otro lado, se privilegia la gestión racional del tiempo y el cuerpo, el profesionalismo en todo, la obsesión de la excelencia y de la calidad de la salud e higiene. El hedonismo se ascia en este caso con la información multiservicio, es un hedonismo dual, desenfrenado y desresponsabilizador para las nuevas minorías, prudente e integrados para las mayorías silenciosas.

El placer es masivamente valorado y normalizad, promocionado, liberado, y lleno de placeres - minuto. El hedonismo posmoderno es sensatamente Light.

La cultura de la felicidad aligerada induce una ansiedad de masas crónica pero disuelve la culpabilidad moral. A medida que las normas de la felicidad se refuerzan, la conciencia culpable de hace mas temporal. La emoción suscitada por el espectáculo de los niños deformados es rápidamente reemplazada por el hecho de asistir a un concierto de solidaridad.

La era de los media sobre-expone la desdicha pero dramatiza el sentido de la falta, la velocidad de la información crea la emoción y la diluye al mismo tiempo. Estamos en la época de la eliminación y no de la fijación, de la sensibilización fluida y no de

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