El Helenismo
aaronglz0920 de Septiembre de 2013
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Introducción
En 1984, tras un largo proceso de reflexión, Fe y Alegría proclamó su ideario, definiéndose
como “un movimiento de educación popular que nacido e impulsado por la vivencia de la
Fe Cristiana, frente a situaciones de injusticia, se compromete en el proceso histórico de
los sectores populares en la construcción justa y fraterna.” Fe y Alegría puede ser
considerado un movimiento de educación popular integral y promoción social cuya acción
se dirige a sectores empobrecidos y excluidos, para potenciar su desarrollo personal y
participación social. Es popular pues se encuentra insertado en este medio promoviendo
su organización para la transformación de la sociedad actual; de igual forma, es integral ya
que abarca a la persona hombre o mujer en todas sus dimensiones, posibilidades y
capacidades, en la multiplicidad de sus relaciones consigo mismo, con los demás, con la
naturaleza y con Dios.
Cuando esta institución define sus políticas educativas como parte del movimiento de
educación popular, hace referencia a una corriente educativa, gestada en América Latina
durante la década de los años sesenta, con una intencionalidad ética y política dirigida a
transformar la realidad de los sectores excluidos socialmente. Para Pérez Esclarín (2002),
la educación popular es aquella que acompaña a los educandos a construir su identidad
en el proceso de irse convirtiendo en sujetos de un proyecto histórico alternativo que
garantice la participación y vida digna a todos.
Para Fe y Alegría, la razón de ser de la formación es la transformación. Tal como lo señala
Pérez Esclarín (s/f): “toda auténtica formación, por ser un proceso de liberación individual,
grupal y social, debe suponer una transformación de la persona y de su hacer pedagógico.”
El reto es lograr un docente que cambie en lo personal y que este cambio trascienda a su
aula.
Sin embargo, la realidad demuestra que no es posible hacer una verdadera transformación
educativa sin la presencia de un docente reflexivo, investigador, facilitador, abierto a los
cambios y enamorado de su profesión. Capaz de emprender innovaciones en su práctica
sin temor a equivocarse; un docente amigo de sus alumnos, que dialogue con ellos, los
acompañe en la aventura de aprender y les demuestre su afecto. En suma, un docente
popular preparado para situarse desde la perspectiva de los más desposeídos para
formarlos como ciudadanos capaces de organizarse para defender sus derechos.
Pero, para tener un docente que reúna este perfil, es necesario formarlo. Por ello, Fe y
Alegría asume con fuerza el desafío de la formación de los maestros, el cual se afianza
mediante un programa, denominado “Profesionalización de Docentes en Ejercicio”, fruto
del convenio entre esta institución educativa y la Universidad Nacional Experimental Simón
Rodríguez (UNESR) para la formación de docentes que se encuentren ejerciendo esta
responsabilidad sin poseer el título de licenciatura.
3 Esta propuesta formativa, probada durante 18 años, se apoya en el conjunto de saberes
que el docente ha adquirido en sus años de ejercicio, que son recuperados de manera
crítica y reflexiva. Se desarrolla en un diálogo permanente entre su experiencia y los
nuevos saberes adquiridos durante el proceso de profesionalización y se consolida en la
reflexión de su práctica actual confrontada con su práctica posible (Borjas, 1994) .
Con el paso del tiempo, el este Programa se ha ido convirtiendo en una alternativa válida y
reconocida para la formación de los docentes que laboran en sectores populares, tanto en
las escuelas de Fe y Alegría como en las escuelas públicas.
La presente sistematización recoge la historia del Programa iniciado en 1984 en
Maracaibo, describe el proceso de formación que llevan a cabo los participantes del
Programa, y concluye con algunas evidencias del impacto que la formación ha tenido en
los centros escolares donde laboran los participantes.
I.- Recuperación histórica de la experiencia
1.- Los antecedentes
La Escuela Normal Nueva América fue fundada en Maracaibo, estado Zulia, en el año
1972; allí Fe y Alegría Maracaibo ensayó y desarrolló sus concepciones acerca de cómo
se debían ser formados los educadores para transformarlos en verdaderos maestros
populares de calidad. Muy pronto, el equipo directivo de la Normal descubrió que los
programas formativos que se brindaban debían partir de la construcción de verdaderas
personas con una vocación docente, conscientes del significado y de la trascendencia del
acto educativo, dispuestos a aprender a aprender creativamente, a reflexionar su práctica,
y a ligar su aprendizaje a las necesidades de su comunidad. Para lograrlo, se privilegiaron
los aprendizajes por experiencia: se desarrollaron múltiples modalidades de aprendizaje
centradas en los estudiantes, tales como proyectos, charlas, convivencias, clases, etc.;
asimismo, se eliminaron los pupitres; por otra parte, se fomentó el contacto permanente
con los niños, con lo cual se gestaron diversas propuestas alternativas que respondieran a
sus intereses y necesidades. El barrio, la ciudad y el estado se transformaron en el aula
donde los alumnos palpaban la realidad, investigaban y proponían soluciones a los
problemas detectados. Es importante señalar que sus egresados se caracterizaron por ser
maestros innovadores, conscientes de su realidad y en la búsqueda constante de
estrategias para la transformación de sus escuelas. (Pérez Esclarín, s/f.).
Se puede decir que la Normal Nueva América constituyó una experiencia formativa de 10
años, a través de la cual Fe y Alegría pudo experimentar sus concepciones acerca de la
formación docente; pero también pudo evidenciar sus resultados en la dinamización que
impulsaron los egresados de esta institución de formación docente en las escuelas del
Zulia, en su carácter de docentes. La experiencia obtenida durante esos años constituyó el
punto de partida para desarrollar diversas propuestas formativas posteriores.
En Venezuela, el 26 de Julio de 1980 se promulgó la Ley Orgánica de Educación, en cuyo
texto se expresa que sólo pueden ejercer la docencia los egresados de los institutos de
4 educación superior ( universidades e institutos universitarios). Esta ley, actualmente en
proceso de renovación, trajo como consecuencia el cierre definitivo de las escuelas
normales, instituciones que, hasta ese momento, se habían encargado de la formación
docente. La Normal Nueva América no escapó a esta normativa: en el año 1982, fue
cerrada; algunos de sus docentes (Luisa Pernalete y Antonio Pérez Esclarín) fueron
invitados por la oficina regional de Fe y Alegría Zulia a crear la comisión pedagógica
regional, para “asistir pedagógicamente a las escuelas”, aún cuando para ese momento no
se tenían sus objetivos muy bien definidos.
Esta comisión pedagógica regional fue la primera que existió en el país; constituyó el
germen de lo que más tarde serían las instancias responsables del seguimiento y
acompañamiento pedagógico de las escuelas, al transformar el carácter meramente
administrativo de la oficina regional en un espacio para la innovación pedagógica.
Al poco tiempo, comenzó Fe y Alegría Zulia a sentir la falta de las escuelas normales, ya
que los educadores que ingresaban a trabajar en sus escuelas no poseían el perfil
deseado: carecían de una verdadera vocación y, en muchos casos, se encontraban
totalmente desfasados de la realidad del entorno escolar. Eran licenciados universitarios y
no maestros. Por ello, la comisión pedagógica del Zulia comenzó a sentir la necesidad de
ofrecer una formación docente que respondiera a sus expectativas y exigencias. Es decir,
una formación docente alternativa ligada a la práctica y basada en su ideario.
En suma, es posible afirmar que la coyuntura originada por el cierre de las escuelas
normales del país, unida a la necesidad de los docentes que trabajaban en Fe y Alegría de
acceder a un título universitario, y a la falta de una oferta, por parte de las universidades
establecidas en el país, que reuniera los requerimientos para formar el maestro necesario
para impulsar las transformaciones requeridas por la institución, fueron algunos de los
motivos que impulsaron la construcción del Programa de Profesionalización de Docentes
en Ejercicio.
2.- Los primeros pasos
La comisión pedagógica del Zulia deseaba construir un espacio de formación y
transformación de sus docentes a la luz de su ideario y de los postulados de la educación
popular. Un espacio cuyo objetivo fuese formar un educador comprometido con una
práctica liberadora y evangelizadora, capaz de contribuir desde la educación a gestar una
sociedad estructurada sobre la justicia y el amor. Esto implicaba que los docentes se
sumergieran en un proceso de reflexión y cuestionamiento permanente de su práctica para
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