El Pensamiento Social
MARIADIAZ24 de Septiembre de 2011
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al Pensamiento Social.
Thomas Hobbes (1588-1679).
Vida y obra.
La mayor parte de sus obras y trabajos surgieron en el S XVII, por ello se lo considera un pensador de esa época. Era filosofo, realizaba viajes de aprendizaje a países de Europa como tutor de un joven de familia noble. En estos viajes conoce las nuevas orientaciones del pensamiento filosófico y científico en el mundo europeo, descubre las ciencias de la naturaleza y la aplicación de la explicación matemática para los fenómenos del mundo natural. Conoce Galileo, de quien admirará el empleo de la matemática para la explicación del mundo físico, tomando un razonamiento deductivo. Luego conoce a Descartes.
Durante esos intercambios intelectuales se gesta él primes esbozo de su sistema de pensamiento, diseñó una trilogía filosófica: De Corpore, donde intenta plasmar la idea de que todos los fenomenos físicos son explicables a través del principio fundamental del movimiento; De Homme, o de las facultades y apetidos del hombre como encarnación del principio del movimiento en la naturaleza humana; y De Cive, donde se estudian las implicaciones de los análisis anteriores sobre el gobierno civil y la organización social. Aún pensada como una obra unitaria donde cada una de las partes se engarza con las demás siguiendo una escalonada lógica deductiva, trabaja en cada una indistintamente y no puede evitar que la tercera vaya completándose con cierta independencia respecto a las dos anteriores. Según Hobbes, dada la naturaleza humana, la paz civil solo es posible bajo el sometimiento total a una soberanía indivisible y absoluta. El Leviatán fue escrito en parte como contribución a la controversia sobre el derecho de los poderes de facto a obtener la obediencia de sus súbditos. Solo le es debida la obediencia al soberano en tanto sea capaz de garantizar efectivamente la seguridad de sus súbditos. Su filosofía va a ser considerada como materialista porque no le asignaba a Dios un lugar en la concepción del mundo. Según Hobbes, el conocimiento debía proporcionar preceptos útiles, permitir que los hombres obraran con eficacia y podrían hacerlo solo si sabían como son las cosas independientemente de cómo uno cree que deben ser.
Contextualización general.
La vida de Hobbes abarca un período apasionante, marcado por la ruptura del equilibrio entre la Corona y los sectores más relevantes de la nobleza menor y las nuevas clases comerciales urbanas. La consecuencia fundamental de este proceso revolucionario fue la toma del poder político por parte de las elites mercantiles y bancarias, estrechamente asociadas a una nueva clase de propietarios agrícolas. Hobbes no tuvo otro objetivo que el de contribuir a evitar la guerra civil. En la introducción a De Cive, su preocupación básica era discernir las causas que disuelven al Estado; centró sus pesquisas en torno a los amplios problemas derivados de la generación y mantenimiento del orden social.
Método científico y estudio de la política.
La obra hobbesiana se halla gobernada por un sistema filosófico unitario anclado en los presupuestos básicos de la nueva ciencia. Participa de una visión del método científico que era común a grandes rasgos con la práctica de Galileo en la física y que él no encuentra inconveniente en amoldar a su proyecto filosófico general. El reconocimiento y la explicación de la naturaleza como sujeta al principio universal del movimiento y a los axiomas y principios del lenguaje matemático. El Estado es un cuerpo artificial en tanto que es creado por la voluntad de los hombres, es preciso disolverlo en sus unidades esenciales, los individuos, y éstos a su vez en sus propiedades fundamentales.
La reflexión hobbesiana se sujeta al siguiente escalonamiento lógico:
1) El análisis se centra sobre el hombre y los principios que le gobiernan. A partir de estos se engarzará toda la cadena causal hasta llegar al Estado. Se trata fundamentalmente de una teoría de las pasiones, la razón y el “poder” en tanto que atributo humano.
2) La descripción de la naturaleza humana debe cumplir la función de ilustrar a las personas sobre las consecuencias de imaginar un estado o situación sin el sometimiento a leyes firmes y eficaces.
3) Las leyes de la naturaleza, son los preceptos de racionalidad moral, nos dictan aquellos deberes que es preciso cumplir con respecto a los otros en orden a garantizar su supervivencia. Imponen el sometimiento racional y consciente de los hombres a determinadas pautas de cooperación social, mostrándoles las pautas que han de seguir para evitar caer en toda amenaza a la paz social.
4) La inseguridad de que las personas se sometan a las leyes naturales, lleva a presentar el Leviatán (Estado) como la institución necesaria para resolver el problema humano de la convivencia y el orden social. El poder del soberano de completar ahora lo que los humanos no pueden de conseguir por sí mismos, para satisfacer determinadas condiciones y ejercer determinados derechos.
Teoría del Hombre.
El movimiento especifico presente en el ser humano reside en su intento por conservar su vitalidad a través de un impulso dialéctivo de atracción y repulsión. Los deseos son las respuestas a estímulos placenteros que nos suscita un determinado objeto. La aversión o rechazo es cuando aquello que apetecemos nos provoca repulsión. La felicidad se obtiene cuando conseguimos el éxito continuo en el logro de las cosas que deseamos y es el fin último al que aspira cualquier persona. Todo deseo satisfecho reactiva inmediatamente otros nuevos hasta hacer de la vida un puro movimiento guiado por deseos y repulsiones que se retroalimentan continuamente. El más apremiante y poderoso es el impulso de subsidencia o auto conservación. La fuente de mayor repulsión y temor es la muerte. Es también el único deseo que afecta a todos por igual; toda persona desea mantenerse viva. El poder cumple la función de calmar la ansiedad que nos genera el vernos permanentemente amenazados y nos impele a organizar un espacio vital sobre el que ejercer nuestro señorío. El ser humano es un ser individualista, es un cuerpo más sujeto por igual al ámbito de la necesidad, a las leyes naturales y va a tomar conciencia de que su subsistencia depende de cómo sea capaz de enfrentar al mundo que le rodea.
El estado de naturaleza.
La particular distinción que Hobbes nos ofrece entre hombre natural y hombre civilizado no significa que él vinculo social sirva por si mismo para transformar la propia naturaleza humana. Los atributos básicos del hombre permanecen, aunque su amenazador potencial de conflicto pueda ser atenuado mediante un proceso social más o menos disciplinador, este siempre puede volver a hacer acto de presencia, como se demuestra cuando un gobierno pacífico degenera en guerra civil. El egoísmo del hombre, su impulso por dotar prioridad a todo lo que contribuya a satisfacer su auto conservación, seguridad y vida confortable, no posee un deseo original de fomentar su asociación con otras personas, ni ningún otro sentimiento de simpatía natural hacia sus semejantes, aunque esto no tiene porqué presuponer que somos maliciosos, que deseemos el sufrimiento ajeno. El vínculo social deriva esencialmente de los beneficios que nos reporta, no de un imperativo natural. Los deseos y necesidades humanas son de una naturaleza tal que, unidos a la escasez de medio para satisfacerlos, las colocan en una situación de competencia permanente.
Obligación moral y ley natural.
Las leyes naturales son artículos de paz y como tales imponen el sometimiento racional y consciente de los hombres a ciertas pautas de cooperación social. El derecho natural es el derecho a usar nuestro propio poder como se nos plazca.
La explicación de la sociedad civil es esencialmente una explicación obre como pueden llegar a satisfacerse las condiciones de validez. La pauta resultante de las obligaciones en la sociedad civil, es el producto, bajo condiciones especiales, de principios morales que sujetan al hombre en tanto que hombre, y no solo en tanto que ciudadano. La función del estado debería ser la de dotar de seguridad a aquellos que actúan moralmente, la obligación moral es anterior. La obligación moral de respetar los pactos, solo es valida una vez que “la espada” (cohesión física sobre los pactantes) nos garantiza su efectividad. Las prescripciones morales serían objetivas entonces en la medida en que desvelan una cadena causal que pretende ser verdadera, por ello nombra también la ciencia moral. Su función residiría en proporcionarnos la información necesaria sobre la conexión causal que existe entre un fin comúnmente deseado y los medios para alcanzarlo. Para que la obligación moral sea eficaz requiere del factor político, del poder coercitivo del Estado, este poder ofrece pocas garantías de estabilidad si no cuenta con el apoyo de los ciudadanos.
El poder del Leviatán.
Una vez autorizado el soberano dispone ya de un poder irrevocable capaz de protegerse automáticamente frente a posibles intentos por parte de los contratantes para recuperar los derechos a él enajenados. Lo que importa es que los súbditos se sometan a la discrecionalidad del soberano. Hobbes contempla el supuesto de institucionalización del soberano, por conquista o cualquier otro medio violento mediante el cual se hace con todo el poder efectivo. Si el soberano ejerce un poder de facto, capaz de satisfacer nuestro interés racional en un gobierno efectivo, si es capaz de evitar que caigamos en un estado de guerra, hemos de entender que goza
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