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El Positivismo De Auguste Comte

cinthyarovi3 de Octubre de 2013

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EL POSITIVISMO DE AUGUSTO COMTE

INTRODUCCIÓN

En la segunda mitad del siglo XIX se fueron gestando nuevas corrientes filosóficas que terminaron imponiéndose en el ámbito cultural. Una de estas corrientes es el positivismo que tiene como fundador y más genuino representante a Augusto Comte.

Ante una sociedad sacudida por los efectos de la Revolución Francesa y la revolución industrial, en la que todo parecía derrumbarse en medio de un sentimiento de vacío histórico, surge el pensamiento positivo de A. Comte, influenciado por ideas socialistas de Saint-Simón, por la filosofía de Kant y Hegel, por las ideas de libertad e igualdad de algunos ilustrados franceses y por el empirismo inglés. Filosofía positiva porque expresa el firme propósito de lograr la superación de la crisis mediante la instauración de un nuevo orden social. Al respecto escribe: “La única manera de poner término a tan turbulenta situación […] es convencer a las naciones civilizadas de que abandonen la dirección crítica […] y dirijan todos sus esfuerzos a la formación del nuevo sistema social […].”

El positivismo considera que la clave para lograr la reforma social de la humanidad está en la ciencia, que constituye la única fuente segura de conocimiento y particularmente útil por medio de la técnica.

El saber científico positivo se atiene a los hechos observados, supera todo tipo de especulación y aporta riqueza y prosperidad a la humanidad. El hombre conoce para actuar sobre las cosas y modifica su curso conforme a las necesidades de la vida. Dice Comte: “Saber es prever, pero prever para proveer”.

Este nuevo saber culmina en la sociología como la nueva ciencia que, la estudiar la naturaleza del espíritu humano y las leyes que rigen su desarrollo histórico, supedita todos los demás conocimientos, se convierte en un saber supremo y enciclopédico, a la vez que promueve el nuevo orden social más progresivo y libre. Todo esto es inseparable de la concepción de la historia en la que cada época constituye un paso insustituible hacia una meta. El saber positivo no es absoluto, es un saber relativo que se va perfeccionando en su desarrollo. En tal sentido, las ideas de orden y progreso son la clave que permite descubrir y valorar el desarrollo de la humanidad.

El positivismo de A. Comte dejó una profunda huella en el pensamiento y en la sociedad hasta la actualidad. En el ámbito del conocimiento promovió el cientificismo, el estudio de la filosofía natural, y contribuyó al rechazo de la metafísica. En cuanto a su proyección social influyó en la reforma de la enseñanza pública e impulsó la consolidación de las revoluciones.

1. LA HERENCIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

El siglo XIX ha sido denominado siglo de la cuestión social. La ideología del liberalismo económico favoreció el proceso de industrialización, la creación de mercados transnacionales, el surgimiento de mega empresas. Pero separó la ética de las disciplinas científicas y se despreocupó de los problemas sociales de la industrialización. Las precarias condiciones de los proletariados de las industrias fueron denunciadas por pensadores sociales de la época, los mismos que influyeron en el pensamiento del joven Comte, cuya vocación social aparece dominante en toda su obra. Paralelo a esto, el incremento de las fuerzas productivas propició un intenso desarrollo de las ciencias positivas.

Comte vivió una serie de acontecimientos que condicionaron su pensamiento filosófico. Así, en el orden político vivió las consecuencias de la Revolución Francesa de 1789 con la caída del antiguo régimen; la coronación de Napoleón en 1804 como emperador; la Santa Alianza que logró la restauración de la monarquía borbónica; la Revolución liberal de 1848 que llevó a la presidencia a Luis Napoleón y, posteriormente, el golpe de Estado, autoproclamándose emperador en 1852. Es en este contexto que el positivismo comtiano aparece con la pretensión de restituir el orden social en la línea contrarrevolucionaria.

En el terreno social, el desarrollo de la sociedad industrial y el maquinismo hace de lo social una cuestión importante: es necesario justificar y orientar las reformas sociales. Comte, que compartió desde joven esta preocupación, la eleva a la categoría de ciencia en la sociología.

1.1. Auge de las ciencias de la naturaleza

En el campo intelectual, la crisis del idealismo alemán, el auge de la ciencia de la naturaleza y las ciencias en general, así como el origen de la ciencia histórica, llevan a Comte a afirmar que el hombre puede y debe transformar la naturaleza con la ciencia.

Su positivismo empieza de un diagnóstico de la situación de crisis social con el fin de analizar qué elementos hacían de la sociedad medieval una verdadera comunidad y recomponerlos en la sociedad industrial para que desempeñen la misma función ordenadora.

1.2. Llegada de Comte al positivismo

Augusto Comte presenta el positivismo como el camino que lleva a construir la ciencia como fundamento de un nuevo orden social unitario. Así, el positivismo acompaña y fomenta la consolidación de la naciente organización técnico-industrial de la sociedad, fundada y consolidada por el desarrollo de la ciencia; recoge y alienta también el optimismo y las esperanzas que ha provocado en el hombre moderno, que cree hallar en la ciencia la garantía infalible de su propio destino.

En consecuencia, se exige la necesidad de superar cualquier tipo de referencia a lo sobrenatural y abstracto, considerado como inútil y supersticioso, y la defensa de la ciencia como único medio para adquirir un conocimiento válido y útil sobre los hechos, constituyéndose en medida absoluta de la realidad.

En su obra Ensayo de un sistema de política positiva, explica que la política científica debe imponerse de modo natural, por constituir la única revolución que puede hacer intervenir en la gran crisis actual una fuerza capaz de organizar y de preservar a la sociedad de las explosiones terribles y anárquicas que la amenazan. Para lograrlo, convoca a todos los sabios de Europa para que emitan su opinión y apoyen la constitución de esta nueva sociedad, ilustrando e imponiendo el saber positivo a todos los hombres y en todas las disciplinas.

2. EL POSITIVISMO COMO IDEAL DE CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

El positivismo de Comte no solamente pretende ser una teoría sino fundamentalmente una práctica. Con ello se pretende una regeneración universal que, al mismo tiempo, sea filosófica y política. Esta visión es, en realidad, el resorte que impulsa toda su actividad intelectual, luego que se convence de que la ciencia es la solución definitiva y última de los problemas del género humano.

Se orienta hacia la ciencia porque ve en ella la posibilidad de conseguir la regeneración del hombre, la realización de lo que en el hombre puede haber de más culto y perfecto. Si el régimen de la Edad Media encontró su principio de unidad en Dios y en la religión, el nuevo régimen lo encontrará en la ciencia. Para ello se debe asumir su poder tal como se manifiesta a través de la técnica en la sociedad industrial.

Comte atribuye a la filosofía la responsabilidad de pensar, concebir y ejecutar el nuevo orden social en correspondencia con el estado actual del saber porque, como se constata en el devenir histórico, lo teórico antecede a la práctica y le sirve de guía. En este sentido, define a la filosofía como la “doctrina general de los acontecimientos humanos”, tal como se venía entendiendo en la tradición filosófica. Sin embargo, al añadirle el calificativo de “positiva”, identifica el conocimiento humano con los conocimientos aportados por las ciencias, puesto que un saber que no se funda sobre hechos observados es pura ficción y engaño.

La filosofía positiva consiste en la sistematización enciclopédica del saber positivo. Como doctrina es un saber universal que sintetiza todas las ciencias; y, como método se aplica a cualquier conocimiento que proceda de la observación empírica y la abstracción racional.

2.1. Principios básicos del positivismo

El positivismo se funda en tres principios fundamentales: a) el fenomenalismo, es decir, no existe diferencia entre apariencia y esencia; b) el nominalismo, es decir, los objetos singulares son los referentes últimos de cualquier conocimiento; y, c) la ciencia única, es decir, la aspiración máxima de la filosofía es la unidad de la ciencia.

De estos principios nacen los resultados del positivismo: a) una filosofía de la historia que muestra por qué la filosofía positiva debe imperar en el futuro; b) una clasificación de la ciencia asentada en la filosofía positiva; y, c) una sociología que, al determinar la estructura esencial, permite pasar a su reforma práctica.

2.2. Filosofía de la historia: ley de los tres estados

Para Comte el significado del positivismo resulta del análisis del desarrollo histórico de la humanidad, de la sociedad y del hombre en particular, resumido en el denominado “ley de los tres estados”. Esta ley, que rige tanto el ámbito de lo teórico como el de lo práctico, lleva consigo la historicidad de la vida humana, muestra la relatividad de las concepciones del mundo y del desarrollo del conocimiento. Afirma que cada época está en relación con los conocimientos de las personas que la constituyen. Hace apreciar históricamente las doctrinas del pasado, su influencia, su duración y los motivos de su decadencia.

Los tres estados en que considera dividida la historia de la humanidad, en función del tipo de conocimientos que en ella impera, son desarrollados en su Ensayo de un sistema de política positiva

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