POSITIVISMO DE AUGUSTE COMTE
walter_128 de Enero de 2014
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Al hablar de positivismo es referirse a la inclusión en el lenguaje filosófico y científico por Augusto Compte para designar el movimiento intelectual que él creía haber iniciado. Desde el punto de vista científico el positivismo debe considerarse en dos aspectos diversos: como método y como sistema. Como método señala derroteros a la investigación científica y filosófica; como sistema comprende un conjunto de afirmaciones acerca del objeto de la ciencia. Es fácil ver la diversidad de estos aspectos; mas también se observará que deben de ser íntimas sus relaciones e influencias mutuas; y en realidad lo son, bastante más de lo que en principio y según las exigencias lógicas y científicas pudiera creerse.
Por lo tanto, Para concebir el corriente comtiano, es preciso tener en cuenta el contexto histórico-cultural de su tiempo y, particularmente, sus aspiraciones socio-políticas. «Toda la doctrina de Comte y, en especial, su doctrina científica, únicamente resultan comprensibles como parte de sus proyectos de reforma universal, que no sólo abarcan la ciencia sino los demás sectores de la vida humana»
Es preciso mencionar, que para el desarrollo del positivismo el momento histórico en que Compte lo formuló, las ideas materialista y empiristas habían ya ido infiltrándose en muchas inteligencias; el criticismo había socavado los cimientos, y las derivaciones de la metafísica idealista y panteísta no eran para conciliarle la estima de los hombres aficionados a lo material y concreta. Por otra parte los progresos en las ciencias físicas y matemáticas, la nueva afición a los estudios históricos, un ambiente intelectual verdaderamente positivo eran terreno abonado al florecimiento de una doctrina que no exigía sacrificio alguno positivo ni pedía esfuerzos intelectuales.
En este aspecto, Comte se plantea la ética como una síntesis, partiendo de la afirmación de que la moral, en cuanto el hombre, es constitutivamente social, es decir, solo puede considerarse como algo social: “una ética social”, y debe construirse desde lo intrínseco: “(…) la totalidad de nuestra existencia personal, domestica y social.”
En otras palabras, Comte analiza el proceso histórico moral y valora el papel de la experiencia del individuo y asume que “el espíritu metafísico, que ha tendido con tanta frecuencia a disolver activamente la moral, y el espíritu teológico, que desde hace mucho tiempo ha perdido fuerza para preservarla, persisten sin embargo, en hacerse de ella una especie de patrimonio eterno y exclusivo, sin que la razón publica haya juzgado todavía de un modo conveniente estas pretensiones empíricas.”
Finalmente, Comte señala valores muy importantes en el ámbito docente, pero todos esos valores son de carácter práctico y utilitario. Existen además valores de otro orden, valores ideales de la ciencia que se refieren a su función teórica. La ciencia por ejemplo conduce a una gran unificación de los conocimientos y a ensanchar el horizonte del pensamiento. La ciencia, como decía Einstein, no vale solamente por sus aplicaciones prácticas sino también por las ideas que aporta para la comprensión y explicación del mundo. Pero también podríamos hablar de los valores éticos, sociales, culturales y políticos que desencadena no tanto el desarrollo de las teorías científicas, sino la aplicación de éstas (tecnociencia).
Para concebir el corriente comtiano, es preciso tener en cuenta el contexto histórico-cultural de su tiempo y, particularmente, sus aspiraciones socio-políticas. «Toda la doctrina de Comte y, en especial, su doctrina científica, únicamente resultan comprensibles como parte de sus proyectos de reforma universal, que no sólo abarcan la ciencia sino los demás sectores de la vida humana» [Kolakowski 1984]. El fundador del positivismo tiene a las espaldas el inquieto período post-revolucionario francés, en el que Francia y, en general, Europa están empeñadas en la búsqueda de un régimen político estable.
En este sentido, la doctrina de Comte surge también del intento de reconstruir el orden social de su tiempo. Además, sentía preocupación por la crisis política y moral que atravesaba la sociedad y argumentaba que era una manifestación exterior del estado de anarquía intelectual. Por tanto, esperaba que con la difusión del conocimiento científico, la instrucción popular en las ciencias y la riqueza, se lograra una sociedad pacífica.
De ahí que, comenzase la tarea de construir la unidad del conocimiento poniendo como fundamento la ciencia. En efecto, la diversidad de actitudes y de planteamientos descritos constituye el cimento sobre el cual se genera el positivismo comtiano. De este modo, puede decirse que el que el punto de partida de Augusto Comte es general, con su extrema estimación de la ciencia, y sus crecientes modulaciones historicistas, junto a las preocupaciones sociales de principios del siglo XIX, ya latentes en los filósofos ilustrados.
Fundamentos Filosóficos Del Positivismo De Auguste Comte
Respecto a la filosofía positivista de Auguste Comte se observan cuatro principios precisos como son:
1. Cientificismo: para Comte la ciencia es el único conocimiento aceptable como verdadero y su método, basado en el modelo físico
2. -matemático, el único que nos puede conducir a descubrir la realidad por vía de la observación empírica, la inducción y la experimentación.
En consecuencia, rechaza la tradición filosófica metafísica por no atenerse a lo dado, es decir, a los hechos tal como se nos presentan a los sentidos (Abbagnano, 2004, p. 838).
De acuerdo a esta postura filosófica, las ciencias sociales deben seguir, los criterios y los fines de las ciencias naturales: describir las leyes que rigen las relaciones entre los distintos elementos o hechos que componen una realidad determinada y conocer para prever y proveer cumpliendo con el sentido de utilidad que debe tener la ciencia para satisfacer las necesidades humanas. (Principios filosóficos del pensamiento positivista pág. 90-101)
3. Fragmentarismo: El positivismo plantea la disidencia entre el sujeto observador y la realidad observada, ignorando las mutuas influencias entre ellos. Asume que el mundo posee una realidad independiente del sujeto percipiente, de allí la objetividad y la neutralidad de los juicios en el campo de las ciencias.
Por otro lado, sostiene que esa realidad que ha de ser descrita fielmente por el investigador, puede ser dividida para su análisis en distintas partes, aislando y manipulando las variables que la componen. Al igual que un mecanismo, el positivismo considera que la realidad puede ser descompuesta en sus distintas piezas o “engranajes”, visión lineal y simplista de la realidad que desconoce las múltiples relaciones e interrelaciones entre las distintas variables y sus dimensiones.
4. Determinismo: todos los hechos que se producen bien en la naturaleza o en la sociedad están regidos por leyes que orientan su devenir. En tal sentido, las leyes históricas rigen de forma invariable las etapas del proceso evolutivo de la humanidad, siendo la sociología la ciencia capaz de descubrir dichas leyes para el estudio de los hechos sociales. (Nogueira, Castro y Morales, 2006, p. 75).
En consecuencia, el positivismo niega la capacidad transformadora de las acciones humanas, puesto que todas las sociedades están constreñidas por las inexorables leyes que debemos descubrir, enunciar y aceptar
5. Naturalismo: Para el positivismo el naturalismo se entiende de dos maneras: (a) En primer lugar como una reducción de lo sobrenatural a lo natural. (b) En segundo lugar, de lo social y cultural a lo fisiológico y biológico. (Capelletti, 1992, p. 33).
Por tanto se atiene a lo dado, es decir, a los datos fenoménicos, descartando todo aquello que no se presente a los sentidos, como las supuestas propiedades ocultas de las cosas, concepción propia del periodo esencialista o metafísico.
Filosofía y Ciencia Positiva
Partiendo de la idea que el conocimiento positivo estudia la realidad de forma empírica, dejando a un lado las concepciones metafísicas y teológicas, centrándose en la búsqueda de las leyes invariantes, la filosofía positiva se encarga de organizar, clasificar y jerarquizar en un mismo cuerpo todos los conocimientos científicos y los métodos utilizados por ella. De allí que, no se aboca al descubrimiento de las leyes que rigen los hechos como lo hace cada ciencia, sino que unifica sistemáticamente todos los conocimientos que éstas generan de acuerdo al objeto de estudio y al método que emplea cada una.
Por tanto, el “Fin de la filosofía positiva es resumir en un cuerpo de doctrina homogénea el conjunto de conocimientos adquiridos en los diferentes órdenes de fenómenos naturales.” (Comte, 1979, p. 28)
En este sentido, Comte presenta a la filosofía positiva como el estudio de las generalidades de las distintas ciencias agrupándolas en un método único, enmarcado dentro de un proyecto de investigación general, estas
generalidades no son más que las leyes de las que se ocupa cada ciencia, extraídas por medio de la comparación entre ellas.
En otras palabras, la filosofía positiva se convierte en epistemología del conocimiento científico, que al estudiar el método y las leyes de las que se ocupan cada una de las disciplinas, inductivamente toma los elementos comunes para plantear un único método y un cuerpo de leyes, que no es un mero estudio comparativo, sino una doctrina con características bien definidas.
De los varios modos de observación, Comte estimaba poco la introspección, es decir, la observación de los fenómenos que
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