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El Sujeto Educativo

alerasta31 de Mayo de 2014

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El sujeto educativo:

Para comenzar a hablar del sujeto educativo me gustaría detenernos a pensar que significa ser un “sujeto” quienes son los “sujetos”, ¿es lo mismo denominar sujeto o persona, o individuo? creo que no, quisiera remarcar que “sujeto” puede convocar significados ambivalentes, la palabra sujeto proviene del verbo sujetar. Pero, ¿Por quién?, ¿a quién? La respuesta varía según la teoría y el ámbito. Para el derecho, está atado a las leyes que regulan al Estado. Para los sociólogos, está sujetado por sus condiciones sociales. Para los historiadores, por el peso y significación del pasado en su actualidad. Pero sujeto, también, es aquel que realiza una acción, diferenciándose así sujeto y objeto, el sujeto, entonces, es el que conoce y el objeto es el que es conocido. El sujeto es activo y el objeto es pasivo. El sujeto transforma y los objetos son transformados. El movimiento del conocer va del sujeto al objeto.

Creo que esta cuestión ambivalente en el significado y el uso del término, no es casual y que estas posibilidades encontradas de entender a los sujetos nos hablan de una contradicción que probablemente manifieste mejor la complejidad de las sociedades y las acciones que se dan en ella.

Cabe resaltar, también, que el sujeto no está ahí dado; sino que se constituye. No hay condiciones predeterminadas que determinen que uno sea lo que es, por el solo hecho de existir. Teniendo en cuenta estas características del sujeto “sujetado” y sujeto “activo”, podemos decir que la constitución de los sujetos implica, de forma central, la relación entre libertad y necesidad. Pero el individuo no se construye solo, sino en relación con los demás, condicionados por una serie de factores: su posición social, familiar, su historia particular, su ideología. Por otra parte, el psicoanálisis informó que el sujeto no sólo no es autónomo, sino que tampoco está claro quién es. Atrás de la racionalidad, había algo que se le escapaba al hombre y que era fundamental en su personalidad: el inconsciente. Así, a la idea de que el sujeto estaba determinado socialmente, se agregó la idea de que no controlaba su voluntad.

Laclau propone revisar la relación entre lo que antes se veía como el "individuo" y la "estructura". El planteo de Laclau no parte del supuesto de que el sujeto está determinado sino, justamente, plantea que el sujeto se va produciendo cuando organiza sus experiencias. En esta visión, el sujeto no es externo a la estructura. No puede afirmarse que la estructura ya existe y el sujeto lo único que hace es acomodarse. El sujeto se produce en relación con las estructuras pero no depende totalmente de ellas.

Si entendemos que el sujeto se construye, en relación con los otros, no podemos hablar de sujeto educativo en tanto alumnos, o docentes sino que el sujeto educativo está formado por todos los que integran el ámbito escolar.

Entonces, el alumno y el maestro participan en la estructuración de la forma de conocimiento que se transmiten, tanto en el aula como en otros contextos, y que es en las relaciones que allí se establecen que podemos involucrar a ambos como parte del sujeto educativo.

Adolescentes y adolescencia

Como futuros docentes, y parte de este llamado sujeto educativo, consiente del nuevo roll que jugaremos al ejercer nuestra vocación, intentaré hacer una pequeña aproximación hacia ese parte del sujeto educativo integrado por los alumnos, y teniendo en cuenta que el ámbito en que ejerceremos es la escuela secundaria, mi intención es realizar un acercamiento al adolescente y la adolescencia, para poder a partir de allí, encarar el desafío de participar en una escuela que pueda proveer, y proveerse, de experiencias que habiliten la constitución de sujetos que no se congelen, con capacidad de conocer y de conocer contra lo conocido, con la capacidad de resolver problemas, pero también de hacerse preguntas nuevas.

Estudiar la adolescencia, implica sin duda estudiar la importancia del entorno social, cultural y económico-político en la determinación expresiva en esta etapa de la vida, pero también debemos reconocer que el entorno sociocultural, político, económico sin duda es tan importante en la adolescencia como en cualquier etapa de la vida del ser humano. Es por esto que podemos afirmar que “este periodo de la vida, como todo fenómeno humano, tiene su exteriorización característica dentro del marco cultural-social en el cual se desarrolla. Así, debemos por una parte considerar la adolescencia como fenómeno especifico dentro de toda la historia del desarrollo del ser humano, y por otra parte, estudiar su expresión circunstancial de tipo geográfico y temporal histórico-social.”1

Es necesario, también reconocer, “a efectos de poder mirar y construir vínculos con nuestros alumnos, que el término “adolescencia” no designa un grupo homogéneo, sino que se trata de una noción, que delimita una categoría sobre la base de un corte etáreo, arbitrario en más de un sentido, pero a partir del cual se atribuye a sus integrantes rasgos comunes asentados en diversos atributos – biológicos, unos y simbólicos otros- ligados a lo que cada época y cada sociedad consideran propios de esa etapa de la vida.”4

Para las mayorías de las corrientes psicológicas, la adolescencia es una etapa de transición. “El problema de la adolescencia debe ser tomado como un proceso universal de cambio, de desprendimiento, pero que se teñirá con connotaciones externas peculiares de cada cultura”2

Arminda Aberastury, Mauricio Knobel en su estudio sobre adolescencia marcan diez características de la adolescencia, a saber:

1) Búsqueda de sí mismo y de la identidad

2) Tendencia grupal

3) Necesidad de intelectualizar y fantasear

4) Crisis religiosas que pueden ir desde el ateísmo más intransigente hasta el misticismo mas fervoroso

5) Desubicación temporal

6) Evolución sexual manifiesta

7) Actitud social reivindicatoria con tendencias anti o asociales de diversa intensidad.

8) Contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones de la conducta, dominada por la acción, que constituye la forma de expresión conceptual más típica de este periodo de la vida.

9) Una separación progresiva de los padres.

10) Constantes fluctuaciones del humor y del estado de ánimo.

Cada una de estas características pueden ser pensadas y debatida, pero nos sirve de punta pie inicial para acercarnos a nuestro objetivo de acercarnos al adolescente y más precisamente al adolescente en tanto constituidor central del sujeto educativo de esta institución.

Escuela y adolescentes, crisis de la modernidad

Desde hace dos siglos, las identidades educativas han sido, ricas y variadas, pero todas estuvieron marcadas a fuego por una característica: la educación iba a redimir o salvar a la población de la ignorancia o la barbarie, se les pedía a los sujetos sociales que dejaran en la puerta de la escuela su cultura y concurrieran allí justamente a construirse otra identidad. La educación moderna se basaba en la negación de las culturas familiares, regionales, sociales que preexistían a la escuela y a las cuales ésta tenía que pasar por el tamiz de la razón. La educación era el mecanismo por el cual un padre esperaba que el hijo fuera más de lo que él era. La cultura de la escuela parecía predominar sobre las culturas anteriores: a través de la escuela, se quería que el sujeto pedagógico suprimiera o dominara al sujeto social.

Esta primacía de lo escolar en la determinación de las identidades sociales se ha roto. No es la escuela la que marca hoy las características identitarias de los jóvenes. Los cambios profundos de las identidades de niños y adolescentes dejan impotentes a las escuelas argentinas. La escuela ya no promete futuros mejores, pero, a la vez, sigue siendo mejor ir que no ir. Pero estos sujetos, participes en su formación de identidad, entran a la escuela de una manera diferente, con otras identidades previas, quizá de mayor fuerza que la identidad "escolar" que no les interesa asumir. La escuela es vivida muchas veces como una amenaza a la identidad que como niños y jóvenes están adquiriendo.

Cuando la escuela intentaba borrar las identidades que la precedían, cuando creaba sujetos pedagógicos lo hacía porque la legitimidad de la escuela y de su cultura era fuerte. Pero hoy esa legitimidad está en crisis.

“…resulta significativo situar algunos aspectos para pensar la compleja articulación que se produce en el imaginario social entre el ideario pedagógico de la modernidad – que tuvo a la escuela como eje organizador de los sistemas educativos de las diversas sociedades a partir de la segunda mitad del siglo XIX – y las condiciones actuales de existencia de los sujetos de la educación, particularmente de los adolescentes y los jóvenes”3

Pero

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