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Emanuel Kant Y Max Sheler


Enviado por   •  13 de Abril de 2015  •  4.017 Palabras (17 Páginas)  •  243 Visitas

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Introducción

El tema abordado por los dos grandes pensadores alemanes nos remite a su concepción etimológica, por lo que el término deontología viene del griego d???: debido + ?????: tratado. Fue introducido por Bentham en su obra Deontology or the Science of Morality, en el año 1834; hace referencia a la rama de la ética, como parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre, cuyo objeto de estudio son los fundamentos del deber y de las normas morales. Se refiere a un conjunto ordenado de deberes y obligaciones morales que tienen los profesionales de una determinada materia. La deontología es conocida también bajo el nombre de Teoría del deber y junto con la axiología es una de las dos ramas principales de la Ética normativa.[1]

Es permitido hablar de una deontología aplicada, cuyo caso no se está ya ante una ética normativa sino descriptiva e incluso prescriptiva. La deontología aplicada al estudio de los derechos y deberes, particularmente enfocados al ejercicio de una profesión, es el caso de la deontología profesional. Para su aplicación se elaboran códigos deontológicos, los cuales reglamentan, de manera estricta o bien a modo de orientación, las cuestiones relativas al deber, de los miembros de una determinada profesión. La deontología se nutre por un lado del marco jurídico, y por otro del marco moral.[2] Su concepto básico es que obrar de acuerdo a la ética corresponde con obrar de acuerdo a un código predefinido. Un apartamiento de una norma previamente definida, en general por escrito, constituye una actitud o un comportamiento no-ético. Por tanto, hablamos del argumento supremo que ha de orientar cualquier conducta. Por el contrario, existe otra rama, denominada Teleología, que define el obrar éticamente como aquella actitud o comportamiento que contempla el bien para la mayoría, determinando qué es correcto y qué no lo es en función del resultado a alcanzar.

Además de conocer el origen de los términos y su evolución en el contexto en que se desarrolla, a través de los tiempos, es importante adentrarse al ser y quehacer del pensador que lo aborda como novedad o complementación del saber científico, porque nos proporciona elementos importante para comprender su cosmovisión.

Por eso hacemos un preámbulo para saber que Emanuel Kant, es alemán, nace en 1724 y muere en 1804. Vivió una vida excepcionalmente tranquila, porque vivía rutinariamente, tenía muchos amigos, nunca se casó y nunca se aventuró a salir más de 60 Km. de Königsberg, Prusia Oriental, la ciudad de su nacimiento y de su muerte. El escritor alemán Heine, ha inmortalizado a Kant al presentarlo como un autómata: Levantarse, tomar café, escribir, dar clases, cenar, caminar: todo tenía su tiempo prefijado. Y cuando Kant, en su abrigo gris, bastón en mano, aparecía a la puerta de su casa, y caminaba hacia la pequeña avenida bordeada de tilos que aún se llama La caminata del filósofo, los vecinos sabían que eran exactamente las tres y media en su reloj.

La familia Kant pertenecía a la clase media baja y era muy religiosa. En reconocimiento de la habilidad académica de su hijo y por las convicciones religiosas de la familia, el padre de Immanuel lo envió al colegio pietista local a prepararse para el ministerio. Immanuel continúo sus estudios en la Universidad de Königsberg, y se interesó mucho en las ciencias naturales y en la filosofía. Entre 1746 y 1755 fue maestro privado de varias familias de su ciudad. Luego fue nombrado instructor en su universidad y finalmente, en 1770, obtuvo la cátedra. Kant fue un maestro muy popular y exitoso. Tal vez pueda sorprender que alguien tan riguroso en su propia forma de pensar, diera el siguiente consejo pedagógico: "atiende a los estudiantes de mediana habilidad; a los tontos es imposible ayudarles, y los genios se ayudan a sí mismos". Se interesó mucho en la revolución francesa y americana. La fachada conservadora de Kant ocultaba al verdadero Kant.

Los escritos de Kant son lectura obligatoria para todo aquel que desee comprender el pensamiento de los siglos XIX y XX.

El deber en Kant

Kant define el deber como "la necesidad de una acción por respeto a la ley".

Las acciones pueden ser hechas por inclinación (mediata o inmediata), o por deber. Son hechas por inclinación cuando las hacemos porque nos parece que con ellas podemos obtener un bien relacionado con nuestra felicidad: en el caso de las que se buscan por inclinación inmediata porque la acción misma produce inmediatamente satisfacción (ver una película, por ejemplo); en el caso de las que hacemos por inclinación mediata porque con dichas acciones conseguimos una situación, hecho o circunstancia que produce satisfacción o ausencia de dolor (ir al dentista, por ejemplo). Sin embargo, las acciones hechas por deber se hacen con independencia de su relación con nuestra felicidad o desdicha, y con independencia de la felicidad o desdicha de las personas queridas por nosotros, se hacen porque la conciencia moral nos dicta que deben ser hechas[3]

1) Deber y personalidad

"Las inclinaciones mismas, como fuentes de las necesidades, están tan lejos de tener un valor absoluto para desearlas, que más bien debe ser el deseo general de todo ser racional el librarse enteramente de ellas."-Fundamentación de la metafísica de las costumbres.[4]

La ley moral, ya se dijo, es para nuestra voluntad una ley de deber, de compulsión moral. Pero ¿cuál es la raíz del deber? ¿Qué es lo que le permite al hombre actuar independientemente de sus inclinaciones y deseos?

Kant piensa que la raíz del deber es la personalidad, es decir, la libertad e independencia del mecanismo de toda la naturaleza. Libertad, sin embargo como facultad de un ser que está sometido a leyes puras prácticas peculiares, es decir, dadas por su propia razón. El hombre se revela así, como persona, en tanto pertenece al mundo de los sentidos, pero al mismo tiempo sometido a su personalidad, en tanto pertenece al mundo inteligible. El hombre está lejos de la santidad, pero la humanidad (personalidad, naturaleza racional) en su persona tiene que serle santa. Toda la creación, continúa Kant, puede emplearse como medio; sólo el hombre es fin en sí mismo. En otros términos, el hombre tiene dignidad, no precio.

Este apartado, con el que Kant cierra el tema de los motores de la razón práctica, trae nuevamente a la consideración la segunda formulación del imperativo categórico: Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mis mo tiempoy nunca solamente como un medio (Fundamentación, 429). Tal vez lo más

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