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En Qué Consiste La Distinción De Los Dos Usos De Ver, Y Lo Que Significa Ver Un Aspecto Para Wittgenstein

ljcastroh31 de Marzo de 2014

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Este trabajo tiene por objeto elucidar en qué consiste la distinción de los dos usos de ver, y lo que significa ver un aspecto según Wittgenstein. Todo esto para examinar si podemos incorporar estas distinciones para explicar qué es percibir visualmente. A mi modo de ver esta pregunta es de vital importancia a la hora de hablar de ver, y si no se esclarece ésta en primer lugar, no podremos entender claramente en qué consisten las demás alusiones a esta palabra.

Es fundamental tratar de explicar qué es percibir visualmente, aunque con ello pueda caerse en el error que tantas veces evita Wittgenstein de teorizar. Wittgenstein parece oponer la teoría al sentido común, y la mayoría de las veces aboga por acercarnos al sentido común y distanciarnos de la teoría. Sin embargo, en este caso, tal vez la teoría podría ayudar a encontrar una definición más precisa de percepción visual, y además, podría ayudar a explicar el hecho de que somos capaces nosotros mismos de distinguir una alucinación de una percepción verídica en la mayoría de los casos. El hecho de que nos demos cuenta de que podemos distinguir una cosa de la otra, nos hace pensar que la manera como Wittgenstein aborda el problema no contribuye a explicar de una manera clara qué ocurre cuando hacemos esta distinción, y de qué manera percibimos cuando expresamos que tenemos una experiencia verídica. Y estas preguntas son fundamentales a la hora de explicar los usos de ‘ver’.

A mi juicio, las aclaraciones que se quieren hacer son fundamentales para poder cumplir con el objetivo de este trabajo, el cual se puede resumir en lo siguiente: examinar qué tan pertinente puede llegar a ser no teorizar acerca de la percepción, es decir, qué tan favorable para las explicaciones puede ser no estimar tan conveniente el hecho de teorizar para llegar a una definición exacta de percepción visual. Si pensamos en la manera como nos relacionamos con el mundo, y en los ejemplos (el ejemplo de Cabeza-C-P y el de la semejanza de los rostros) que Wittgenstein proporciona al comienzo de la sección 11, es muy difícil lograr situar nuestra experiencia visual en alguno de ellos. Y esto es lo que hace pensar que la preocupación de Wittgenstein no sea la de examinar en qué consiste nuestra percepción visual y que no le interese dar una definición exacta de esto. Uno podría pensar que es necesario explicar en qué consiste la percepción visual porque haciendo esto se puede aclarar más el panorama y las distinciones que Wittgenstein da.

En este trabajo me gustaría abogar por una interpretación en la que, como lo que prima es explicar qué es percibir visualmente el mundo, se pueda relacionar ésta con los dos sentidos de ‘ver’, y con la concepción de ver aspectos. Al parecer, Wittgenstein argumenta a favor de que ver siempre es ver como, y con esto se está diciendo, a mi juicio, que percibir visualmente no puede explicarse a partir de una concepción que sostenga que la percepción visual es absolutamente pura y no implica el como, sino que percibir se liga de alguna manera con cierto tipo de interpretación que se conecta con el hecho de que conceptualizamos todo aquello que percibimos.

Baz, en contraste, aboga por desligar totalmente la explicación wittgensteiniana de ver aspectos de la manera como vemos normalmente el mundo, pero se deja sin explicar claramente qué es percibir visualmente y cómo se relaciona con la noción de ‘ver aspectos’. Por otra parte la manera en que Baz aborda el problema es totalmente diferente a la manera como se aborda en este trabajo, en primer lugar, porque lo importante en su artículo es determinar cuál es el punto de ver aspectos, y en segundo lugar porque da mucha importancia a acudir a una descripción de la gramática de nuestro lenguaje, para mostrar cómo ver aspectos responde de una manera particular a lo que puede ser descrito como un aspecto fundamental de la condición humana: el aspecto de tener que articular nuestra experiencia del mundo, si esa experiencia y por tanto el mundo, llega a ser nuestra. (p.98) Y luego, afirma que somos nosotros mismos los que tenemos que encontrar algo sobre esa experiencia que valga la pena articular, y que el hecho de que algo tenga sentido para nosotros y para los demás depende de dicho descubrimiento en la experiencia.

1) A propósito de los dos usos de ver:

Wittgenstein advierte que la palabra "ver" se puede usar de dos maneras distintas. Con lo cual, se rechaza que de hecho haya dos maneras de ver y se sitúa el problema en el ámbito de lo conceptual, en el ámbito del uso que hacemos de la palabra; esto se liga directamente con el juego de lenguaje específico en el que uno se encuentra al usar la palabra ‘ver’. Si esto es así, no importaría tanto encontrar una definición como tal de percepción verídica, sino que se examinaría el juego del lenguaje específico en el cual se está usando la palabra y así se determinaría a qué tipo de uso de ‘ver’ se está haciendo alusión en el discurso. Mejor dicho, casi que el ‘ver’ se explicaría y se configuraría a partir del juego del lenguaje específico en el que se usa la palabra. Sin embargo, debe haber algo que nos permita calificar a todas las experiencias verídicas como tales. ¿cuál sería en este caso el parecido de familia de estas experiencias? Debe haber, si no es una definición clara, algo que nos permita explicar por qué podemos referirnos a experiencias verídicas distinguiéndolas de ilusiones y alucinaciones.

Los dos usos de la palabra “ver”, dice Wittgenstein son: “Uno: <¿Qué ves allí?>.- <Veo esto> (a lo cual sigue una descripción, un dibujo, una copia). El otro: <Veo una semejanza entre estos dos rostros> --aquel a quien se lo comunico puede ver los rostros tan claramente como yo mismo.” Y luego agrega: Lo importante: la diferencia de categoría entre ambos “objetos del ver” (IF p.561). El primero hace alusión a una manera inmediata de ver, en la que no parece haber ningún contenido conceptual. Esto quiere decir que ver se entiende aquí como la mera estimulación en el órgano sensorial, mientras que el otro hace alusión a un objeto que no es directamente perceptible, al parecer hay reflexión de por medio. A propósito de la inmediatez como diferencia entre estos dos usos, Mulhall también usa esta palabra pero para distinguir entre ‘ver’ y ‘conocer’. Sin embargo, Baz concluye que la diferencia entre estos dos conceptos no es la inmediatez , argumentando que Wittgenstein niega en un pasaje que esta sea la diferencia entre estos dos conceptos.

Cuando uno lee en qué consiste la distinción de los dos usos de ver, es inevitable no escuchar ecos del problema platónico, tratado en el Teeteto, de la distinción entre conocimiento y percepción. Creo que se puede relacionar la distinción de los usos de ‘ver’ con la que hay entre ‘conocer’ y ‘ver’, al menos en lo que a la explicación platónica respecta. Por supuesto, en Wittgenstein la distinción se queda en el uso, en Platón esta distinción se emplea para determinar lo que de hecho es la percepción y el conocimiento. A simple vista, parece que la diferencia entre uno y otro es de inmediatez, uno parece exigir reflexión mientras que el otro no: en el segundo uso, la semejanza no es objeto de la percepción ya que de algún modo, diría Platón, hallar la semejanza entre dos rostros exige reflexión, y la semejanza no puede ser definida como una cualidad sensible determinada de un objeto, ya que no tiene el mismo estatus de un color, por ejemplo.

La explicación que Baz presenta en su artículo de la distinción entre ‘ver’ y ‘conocer’ de Mulhall se distancia mucho de la platónica, y parece que un modelo como el platónico es el que Wittgenstein está criticando, según la visión de Mulhall. Baz dice que Mulhall construye toda su interpretación sobre esta distinción, y que Mulhall está bien en sugerir que algo como esta distinción es central para las observaciones sobre aspectos, pero que también la distinción que trata de hacer Wittgenstein no es la que Mulhall le adscribe .

En resumidas cuentas, según Baz, la idea de Mulhall es que las consideraciones de Wittgenstein apuntan a minar un modelo metafísico de percepción resumido bajo la etiqueta ‘conocer’. Dicho modelo hace de nuestra relación con el mundo un proceso en el que se adquiere significado de los datos de los sentidos muertos a través de la interpretación y la inferencia. Como si la interpretación del significado y la recepción de datos de los sentidos fueran algo totalmente separado, algo así como la distinción que esboza Platón. Al parecer, y resumiendo lo que Baz dice de Mulhall, las observaciones de Wittgenstein apuntan a mostrar que ‘ver’ y no ‘conocer’, es la manera correcta de describir la relación humana con el mundo. Baz, por su parte, niega las diferencias que Mulhall presenta entre ‘ver’ y ‘conocer’, y advierte que la explicación de Mulhall como una explicación de la gramática del lenguaje no puede ser correcta. No voy a presentar estas diferencias ya que no es objeto de este trabajo examinar la postura de Mulhall, sólo lo mencioné para contrastarlo con la postura platónica, y para que me sirviera de apoyo para concluir qué es lo que critica Wittgenstein en este punto.

Para concluir, Baz arguye que la distinción entre ‘ver’ y conocer’ es esencial para la comprensión de las observaciones de Wittgenstein acerca de ver aspectos, pero no es una distinción que Wittgenstein introduce para desacreditar una teoría metafísica. Dicha distinción, dice Baz, ya existe en nuestro lenguaje, y junto

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