Ensayo Blade Runner

Abarca (2002). La personalidad es una formación permanente que se va conjugando como resultado de una red de relaciones con el mundo externo y la sociedad, y como producto de elementos internos.

Se dice, por lo tanto, que es una construcción históricosocial, lo cual implica una evolución a partir de la actividad de cada individuo en una familia, comunidad, así como el desarrollo de la subjetividad (cómo se ve a sí mismo, qué piensa, cómo se siente, etc.).

La personalidad es una unidad de componentes cognitivos, afectivos y motivacionales (formas de pensar, de comunicarse, de sentir, de expresarse, etc.).

Cada ser humano tiene una personalidad única, propia, permanentemente sometida a diversidad de estímulos y retos, que traen cambios y en ocasiones le provocan rupturas.

La personalidad no es solamente la característica única de cada persona; es también el resultado de procesos comunicacionales entre individuos, que al interactuar se cambian se transforman, se enriquecen y se valoran (pp. 74 – 75).

1.1 Características de los tipos de personalidad

Hedges (2004).

Extravertidos: son más sociables, hablan fácilmente y les gusta trabajar y jugar con los demás.

Introvertidos: son más reservados, hablan menos y necesitan pasar más tiempo solos.

Analistas: viven en el presente, confían en los datos y manejan bien los asuntos prácticos; les gusta que las cosas sean concreta y mensurables.

Intuitivos: son más creativos y miran hacia el futuro; prefieren imaginar posibilidades y trabajan para mejorar cosas.

Meditadores: toman decisiones utilizando la lógica y el análisis impersonal; utilizan su cabeza más que su corazón.

Fielmente sentimentales: están más orientados hacia la gente y les gusta considerar las necesidades humanas; utilizan su corazón más que su cabeza (p. 31).

1.2 Rasgos patológicos

Quintanilla (2003). Lo que permite identificarlos es su compulsividad, es decir, su puesta en juego en forma inflexible en circunstancias en que resulta no efectivo o inapropiado. La persona que presenta un rasgo anormal de personalidad, no puede dejar de ponerlo en juego, y por ello, se vuelve patológico. Estos rasgos compulsivos con causa de conflictos intrapersonales porque se altera la armonía interna (p.87).

1.3 Trastornos de personalidad

Quintanilla (2003). Se piensa que, en un continuo de salud mental, los trastornos de personalidad se sitúan ente la neurosis y la psicosis.

Para identificar los trastornos de personalidad, se sugieren dos criterios. Uno estadístico y uno social. En el estadístico, la personalidad anormal se basa en variaciones cuantitativas y la división entre lo normal y lo patológico se decide por un corte estadístico realizado sobre una puntuación determinada, tomando en cuenta un número establecido de individuos a quienes se aplicaron distintas pruebas para ese fin.

El social, por el contrario, es un criterio arbitrario, se basa en el sufrimiento del paciente o lo demás padezcan por culpa de esa personalidad. Aunque ese criterio es subjetivo y le falta la precisión del primero, se corresponde bien con la realidad de la práctica clínica y por ello ha sido ampliamente adoptado.

Los individuos con trastorno de personalidad no son fáciles de comprender, ni siquiera por ellos mismos (pp. 85 – 86).

1.3.1 Tipos de trastornos.

1.3.1.1 Hiperquinesia sin daño cerebral.

Rodríguez (2006). Los menores que presentan este síndrome son hiperactivos e intranquilos. Tienen bastantes dificultades para concentrarse, a expensas de la atención voluntaria y espontánea. También presentan pobre control de impulsos. Esta sintomatología no les ayuda ni en el aprendizaje ni en el proceso de socialización, debido a la dificultad de control de impulsos.

1.3.1.2 Aislamiento.

El menor que tiene dificultades en sus relaciones interpersonales tiende al retraimiento, y prefiere aislarse a sufrir la angustia del contacto con otros niños o adultos. Esta tendencia lo lleva a tener dificultades en la comunicación, situación que, a su vez, lo angustia y le refuerza su conducta.

1.3.1.3 Timidez.

El niño tímido también tiende a aislarse, pero solamente de personas que no está familiarizado. La timidez o la vergüenza con los extraños aparecen al final del primer año, como un indicador de que ya es capaz de distinguir caras conocidas de caras desconocidas. Si el pequeño es tímido con las personas más cercanas, el trastorno debe tomarse en cuenta y ser tratado con la ayuda del psicólogo (p. 35 – 36).

1.3.1.4 Aislamiento por inadaptación esquizoide.

Rodríguez

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