Ensayo de Sobre el origen de los discursos

Sobre el origen de los discursos

Durante la primera clase introductoria al curso de ética, se habló brevemente de lo que son los discursos, y cómo estos parecen no tener un origen o inicio claro, sino que, más bien, aparentemente se van construyendo poco a poco hasta quedar instalados de forma natural. De allí lograr e incluso intentar arrancarlos de la sociedad es casi imposible. Personalmente, pienso que es perfectamente razonable que estos discursos tengan su origen en una persona o un grupo de ellas en particular, claro e identificable, o bien un fenómeno natural que es adoptado por dichas personas. Para intentar probar aquello, recurriré a dos argumentos: presencia de un líder carismático e imitación de fenómenos naturales.

En el primer caso, propongo la figura de un líder carismático, que, con recursos retóricos, argumentativos, intelectuales, culturales y religiosos, logra mover masas e instalar en ellas de ahí en adelante cierto discurso, que, a pesar de poder estar basado en uno anterior, bien puede considerarse uno nuevo en su integridad. Un caso está en Hitler, que presentó una política xenófoba y elitista sin precedente, y logró, a través de ella, instalar en Alemania aquel discurso, como es bien sabido. Creo que sería necio el pensar que aquel discurso simplemente surgió y no se concibió en el intelecto del propio líder alemán. Otro ejemplo es Jesucristo, ya que también logró originar una doctrina que, si bien nace del judaísmo, es enormemente rupturista y bastante original, la cual hoy sigue siendo un discurso bien establecido. En ambos casos vemos que ciertamente estos líderes toman ideas de otras partes, pero la concepción de su filosofía es original y deliberada, y no pura casualidad, como podría interpretarse que nacen los discursos.

En el segundo caso, de la imitación de fenómenos naturales, analizaré el machismo desde un caso bien particular a modo de ejemplo. Pongámonos en la mente de un cazador prehistórico. Este necesita alimentar a su familia y a él mismo. Observando manadas de lobos acechando presas en diversas oportunidades, nota que los animales son guiados por un macho alfa. Él nota que siempre que se da este liderazgo, la manada logra cazar a la presa. Luego, el hombre hace la analogía con su situación y decide que lo mejor para realizar su empresa es designar un macho de su clan o tribu para que sea el líder en situaciones de caza. Si esto da resultado, este nuevo macho alfa obtendrá el respeto y la admiración de sus pares, y seguramente obtendrá mayor autoridad y poder. ¿Es posible entonces que, con el pasar de los siglos, este modelo se vaya tergiversando y ampliando a otras situaciones de la vida cotidiana, hasta erigir al hombre por sobre la mujer en todo aspecto, todo esto basado únicamente en una ancestral superioridad física mostrada al cazar?

Como apoyo a este segundo argumento, existe una

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