Etica en salud

Ética en Salud

1. ¿Por qué es un problema describir o definir la ética?

        En mi opinión, uno de los principales problemas para llegar a la descripción propia del concepto de ética, radica en la confusión que existe en relación a la ética y moral ya que es estas dos palabras, ética del griego “ethos” y moral del latín “mos” significan lo mismo: costumbre. Aun así, con el paso del tiempo estos dos conceptos han ido mutando y diferenciándose el uno del otro debido a la necesidad de llegar a un consenso que permita una mejor comprensión de estas. La moral seria la idea de lo que es bueno y malo en relación a una construcción social sobre los comportamientos propios de una sociedad y la existencia de pautas sobre lo que deberíamos hacer. Por consiguiente, el concepto de ética se convierte en una disciplina que reflexiona y justifica el por qué de una acción, si esta es buena o mala. Lo que permite determinar que comportamiento es ético de acuerdo a las normas morales de una sociedad.

        Por lo anterior y manteniendo mi postura sobre la dificultad en la descripción de la ética, ya que esta estaría influenciada directamente por las valoraciones sociales en cuanto a lo que debemos hacer como ciudadanos.

1. ¿Cómo se pueden manifestar las virtudes en lo personal y en lo profesional?

        Para entender los fundamentos filosóficos de Santo Tomas de Aquino es necesario dejar de lado las ideas preconcebidas de ciertos conceptos como hábito y virtud. En primer lugar, un hábito va mas allá del solo hecho de realizar un acto repetidamente para generar conducta de costumbre como esa persona que todos los días se dirige a una plaza a alimentar palomas, sino que hay que entenderlo como algo que permite al ser humano poder decidir libremente, mediante la repetición de actuaciones virtuosas, entre lo que es bueno y malo. En este sentido y desde el punto de vista personal, una virtud seria un hábito operativo bueno y de bien ya que estructura de forma adecuada nuestro obrar, sirviendo como un mediador de nuestras paciones y de las capacidades de experimentar estas pasiones, o como santo Tomas, siguiendo los postulados filosóficos de Aristóteles nombra “virtudes morales” tales como la justicia, prudencia o la templanza que son mediadores entre excesos y defectos. Para comprender de mejor manera, un ejemplo de esto sería cuando vemos a personas con mucho dinero que viven una vida siendo generosos con el resto, en vez de llegar al exceso de la avaricia o al defecto de la prodigalidad, en la que gaste su dinero sin importa el peligro de perder sus bienes. Siguiendo lo anterior, estas virtudes nos permiten llegar a una plenitud natural de buena actuación moral que está determinada por la estrecha relación existente con las potencias intelectivas o virtudes intelectuales como la sindéresis, la prudencia, la sabiduría y la ciencia ya que nos hace actuar no solo desde lo apetitivo del alma hacia un objeto, sino que le hace comprender el por qué de ese buen actuar. Habiendo realizado una indagación de cómo las virtudes nos guían en nuestra vida, es necesario también extrapolar lo anterior a un ámbito profesional.

Es importante lograr un equilibrio entre nuestras virtudes y el cómo las desarrollamos en ámbitos profesionales. En este sentido, nosotros como profesionales de un área de la salud buscaremos llevar al paciente a un nivel superior de perfección o de virtud, mediante la entrega de nuestro conocimiento teórico práctico en donde la prudencia como virtud intelectual y moral  nos ayudara a poder discernir entre un buen diagnostico y tratamiento, o sea, podremos obrar de buena manera sin prejuicios hacia el otro.

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