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Filosofia Moderna & Posmoderna

cydzonelove28 de Mayo de 2013

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La Posmodernidad: una filosofía de nuestro tiempo actual

La historia de la filosofía es una muestra del pensamiento europeo que desde su origen con los griegos; Heráclito, Platón y Aristóteles, no han dejado de pensarse en los temas más elocuentes que constituyen la clave de la filosofía Occidental, como la metafísica, la ontología, la ética y la política. Si bien, los griegos fueron parte fundamental del conocimiento filosófico a través del paso mito-logos, es ahí cuando nace las inquietudes sin duda de trascender las barreas de las cosas concretas.

Estos temas fueron fundamentales para la Modernidad en su hacer en el mundo y en la vida concreta de los individuos, ya que ésta época fue vista como una ontología de la presencia, esto significa, ver al mundo esencialmente como una representación donde la ciencia se transforma en la medida de lo posible en un método para transformar la realidad y el mundo. Por eso, Heidegger resaltar la inexactitud de las ciencias históricas pues “...las ciencias históricas del espíritu no es ningún defecto, sino únicamente un modo de satisfacer una exigencia para el tipo de investigación”.

Por ello, la Posmodernidad se presenta como un pensamiento que desestabiliza las ideas modernas y sus vínculos con la realidad, no de forma negativa sino renovadora de ideas para las condiciones nuestro presente, así también “(…) hace problemática la creencia en el progreso, la periodización moderna de la historia y el individuo como conocedor y hacedor autosuficiente”. Gran parte de estas ideas son entrevistas desde la temprana Posmodernidad con Nietzsche y Heidegger, ellos son vistos como los grandes precursores de este pensamiento estabilizador y crítico de la Modernidad.

En el caso de Nietzsche su crítica es hacia los valores que se han sembrado en la cultura occidental, como la consagración de hombre bueno que se ha dado en la religión católica. Además, con su súper-hombre se aproxima a una vida lúdica y llena de deseos para el hacer del hombre como un animal excepcionalmente peligroso.

Así, Nietzsche deslumbra un presente del que la Posmodernidad toma una especial resonancia, precisamente por los acontecimientos que vive el hombre lo hacen percibir el mundo de manera diferente y configurarlo de acuerdo a su acontecer. “Con Nietzsche la Modernidad renuncia al carácter emancipatorio que la había acompañado; la razón es confrontada con algo totalmente diferente a ella. En su lugar se afirma la experiencia antigua de una subjetividad libre de barreras de conocimiento, finalidades, de todo imperativo, de la utilidad y de la moral.” Finalmente, Heidegger por su parte se desencanta de la metafísica occidental en términos de ontología de la presencia la cual ha pisoteado al ser, y sólo se ha fijado en el ente como algo material. Cabe señala que en Heidegger, “encontramos una distinción entre Verwindung y Uberwindung, distingue superación o rebasamiento de abandono de un pasado incapaz de promovernos de mayor información para nuestro presente, esto nos ayuda a comprender la característica de la posmodernidad frente a la modernidad.”[4] Con esto, Heidegger se posiciona ante el pensamiento posmoderno como una capacidad de diagnosticar la mundanidad del mundo y su perspicacia con el ser.

La corriente posmoderna se inserta en los márgenes de la filosofía contemporánea, dándole a ésta ciertos aspectos predominantes. Se contempla que la filosofía contemporánea inicia en Europa a finales del siglo XVIII y principios del XIX. El movimiento denominado Romanticismo se caracteriza por ir contra los ideales de la modernidad, brindando un nuevo giro al pensamiento.

La Ilustración produce un desencanto que lleva a los románticos a emprender una impetuosa batalla contra la racionalidad y las verdades absolutas que fueron propuestas.

Esta lucha no es contra la razón, sino contra las limitantes que el siglo XVIII les había impuesto. No se pretende erradicar la racionalidad, es más bien una búsqueda por ampliarla a zonas que se rechazaban o vedaron anteriormente. El conocimiento del mundo no se verá limitado por la racionalidad y la ciencia. El espíritu romántico pretende dar nueva vida a la imaginación, a los sueños y al inconsciente, pero sobre todo a la sensibilidad.

Se instaura entonces la melancolía del desencantado hombre romántico, que busca en la naturaleza a todos aquellos dioses mitológicos que parecen haberle abandonado. Encuentra en la antigua Grecia la armonía que la nueva era científica le negaba. Se recuperan antiguas mitologías que son resignificadas a la luz de la nueva época. El ideal reside en regresar a la unión entre verdad, bondad y belleza, siendo conscientes de la imposibilidad que esto supone. Ante la vorágine expuesta, la actitud del artista romántico es de desilusión y desesperanza, encaradas desde la pasión y la más profunda experiencia sensible. El movimiento romántico tiene como exponentes en pintura a Turner y Friedrich; en música a Wagner y a Chopin; y sus seguidores directos en el ambiente filosófico sonKierkegaard, Nietzsche y Sartre.

Es el movimiento romántico el que influye en los contemporáneos y, de este modo hace caer antiguos paradigmas como el logocentrismo: que abre paso al lenguaje que predominará como la realidad humana. La comunicación permitirá al hombre abrir todas sus posibilidades para encontrar nuevos caminos. Se le conoce como el giro lingüístico. Los pensadores contemporáneos brindan un lugar predominante al lenguaje; ese espacio que el logos moderno ha dejado, será el que ocupe el lenguaje. Lo anterior no implica que los pensadores postmodernos sean los iniciadores del giro lingüístico, simplemente son continuadores del movimiento analítico.

A partir de lo anterior y en el entendimiento de que la comunicación es un suceso dentro de la vida del hombre, se da lugar a la praxis dentro de la Filosofía. La teoría y los conceptos metafísicos serán dejados de lado. Ahora se hablará de la vida y los sucesos cotidianos como el tema filosófico central. La teoría ya no ocupará el pensamiento de los filósofos, será la praxis quien tome ese honroso sitio. Lo habitual y común se eleva por encima de los conceptos abstractos de mundos posibles. El planeta tierra (no los mundos ideales o posibles) y el ser humano como ser integral es lo que tratan de vivir, reflejar, analizar y estudiar los contemporáneos.

Es justo en esta época cuando se permite a la Filosofía interactuar con otras disciplinas, a tal grado que pareciera que ha perdido los límites para dar cabida a cualquier tipo de conocimiento. Son los contemporáneos quienes comienzan a preguntarse qué tipo de conocimiento es filosófico y cuál no lo es. La problemática para hallar una respuesta a dicha interrogante, es lo que autoriza a la Filosofía internarse y dejar libre acceso a diversas materias. Los filósofos se encargarán de temas como la ciencia, la política, la psicología, la cultura, la sociedad, etc., permitiéndoles ampliar el panorama de tal forma, que se llegará a la radicalización, no existe una verdad absoluta, sino un sin fin de interpretaciones de lo que se da en la praxis.

El mundo contemporáneo se deshace de todos aquellos absolutos y abstractos que no daban cabida a una gran variedad de temas, y se abre a una nueva visión donde todo evento es capaz de ser interpretado y jamás habrá una sola y única verdad. La realidad se ve enfrentada a su contemplador y a la visión que éste tenga de ella. Dicha realidad será lo que la vida cotidiana permita ver a los ojos de su espectador.

Una vez aclarado el panorama al que la filosofía contemporánea expone a los postmodernos, es pertinente hablar de ellos y de su corriente filosófica. El término “postmodernidad” surge en la arquitectura como superación del Bauhaus, y será acuñado posteriormente por Lyotard a la Filosofía. La postmodernidad deja entre ver tres posturas básicas: la de izquierda, de centro y de derecha.

Dentro de la postura izquierdista encontramos exponentes como Cioran, Foucault, Derrida, Lyotard y Deleuze, quienes pretenden una superación por completo de la modernidad, llegando a un nihilismo extremo que niega cualquier pretensión de verdad absoluta; son unos totales desencantados del mundo que no encuentran límites al saber filosófico y es por ello que estudian toda la cultura y aplican a ella sus postulados. Ellos mismos definen a la postmodernidad como un tipo de estafeta. Según Foucault y Derrida es un juego de envíos, no una postura o tesis definida. Niegan cualquier tipo de holismo, refieren a una dislocación del logos y se basan en el desencanto para sus postulaciones. No habrá rama del saber en la que los postmodernos de izquierda no intenten ahondar; la Filosofía a sus ojos desdibuja cualquier barrera y se abre a todo tipo de conocimiento.

La postura de centro tiene la pretensión de rescatar el proyecto moderno, pero poniéndolo bajo una lupa crítica que permita denotar los errores cometidos por él mismo. Ciertos ideales de la modernidad serán rescatados y reinventados bajo la nueva luz postmoderna. No existe un total desencanto de la modernidad, más bien se propone la recuperación de los ideales bajo una nueva visión. Dentro de esta posición se entiende que la postmodernidad no ha logrado superar a lo modernidad, a diferencia de la posición de izquierda. El máximo exponente de la postmodernidad de centro es Vattimo.

Finalmente, la visión de derecha la encabeza Rorty y se encuentra centrada en el lenguaje. En ella se explica que el modelo político que debe ser aplicado es el liberal, pero que cada región debe tener sus propios estatutos dependiendo de su legislación lingüística, ya que no

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