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Filosofia San Agustín


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2021  •  Documentos de Investigación  •  1.980 Palabras (8 Páginas)  •  90 Visitas

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TRABAJO PRÁCTICO

Filosofía

 

  1. Breve reseña sobre la vida de San Agustín hasta su conversión

 

Agustín nació en Tagaste el 13 de noviembre de 354. Tagaste, hoy Souk Ahras, a unas 60 millas de Bona (la antigua Hippo-Regius) ciudad pequeña y libre de la Numidia pre consular. Su familia  era  respetable,  su padre, Patricio, uno de los decuriones de la ciudad, todavía era pagano;  Mónica su madre era cristiana y consiguió, que su esposo recibiera la gracia del bautismo y una muerte santa, alrededor del año 371.

Agustín gracias a su madre recibió una educación cristiana, inscribiéndolo entre los catecúmenos (nombre aplicado a quien no había sido todavía iniciado en los sagrados misterios, pero experimentaba un curso de preparación para este propósito). Su padre, orgulloso del éxito de su hijo en las escuelas de Tagaste y Madaura, decidió enviarlo a Cartago a preparase para una carrera forense. El decimosexto año de su vida se entregó a la vida de mundo alejándose de la Fe, llegó a Cartago a finales del año 370. Durante su estancia en Cartago mostró su genio retórico y sobresalió en concursos poéticos y certámenes públicos. Aunque se dejaba llevar por sus pasiones, y seguía abiertamente los impulsos de su espíritu sensual, no abandonó sus estudios, especialmente los de filosofía. Años después, el mismo Agustín hizo una fuerte crítica sobre esta etapa de su juventud en su libro confesiones.

A los diecinueve años, la lectura de Hortensius de Cicerón despertó en la mente de Agustín el espíritu de especulación y así se dedicó de lleno al estudio de la filosofía, ciencia en la que sobresalió. Durante esta época el joven Agustín conoció a una mujer con la que mantuvo una relación estable de catorce años y con la cual tuvo un hijo: Adeodato.

En su búsqueda incansable de respuesta al problema de la verdad, Agustín pasó de una escuela filosófica a otra sin que encontrara en ninguna una verdadera respuesta a sus inquietudes. Finalmente abrazó el Maniqueísmo creyendo que en este sistema encontraría un modelo según el cual podría orientar su vida. Varios años siguió esta doctrina y finalmente, decepcionado, la abandonó al considerar que era una doctrina simplista que apoyaba la pasividad del bien ante el mal Sumido en una gran frustración personal decidió, en 383, partir para Roma, la capital del Imperio romano. Su madre quiso acompañarle, pero Agustín la engañó y la dejó en tierra.

En Roma enfermó de gravedad. Tras restablecerse, y gracias a su amigo y protector Simaco, prefecto de Roma, fue nombrado magister rhetoricae en Medioladum, la actual Milán.

Agustín, como maniqueo y orador imperial en Milán era el rival en oratoria del obispo Ambrosio de Milán

Fue en Milán donde se produjo la última etapa antes de la conversión de Agustín al cristianismo.

Empezó a asistir como catecúmeno las celebraciones litúrgicas del obispo Ambrosio, quedando admirado de sus prédicas y su corazón. Fue Ambrosio de Milán quien le hizo conocer los escritos de Plotino y las epístolas de Pablo de Tarso Por medio de estos escritos se convirtieron al cristianismo.

Entonces decidió romper definitivamente con el maniqueísmo.

2.        ¿Qué es el Maniqueísmo?

Maniqueísmo es el nombre que recibe la religión universalista fundada por el sabio persa Mani (o Manes) (c. 215-276), quien decía ser el último de los profetas enviados por Dios a la humanidad.

El maniqueísmo se concibe desde sus orígenes como la fe definitiva, por cuanto pretende completar e invalidar a todas las demás

Los maniqueos eran dualistas: creían que había una eterna lucha entre dos principios opuestos e irreductibles, el Bien y el Mal, que eran asociados a la Luz (Zurván) y las Tinieblas (Ahrimán) y, por tanto, consideraban que el espíritu del hombre es de Dios pero el cuerpo del hombre es del demonio. Esto se explicaba a través de un conjunto de mitos antropológicos, de influencia gnóstica y zoroátrica. En el hombre, el espíritu o luz se encuentra cautivo por causa de la materia corporal; por lo tanto, creen que es necesario practicar un estricto ascetismo para iniciar el proceso de liberación de la Luz atrapada. Desprecian por eso la materia, incluso el cuerpo. Los «oyentes» (debían servir a los elegidos, podían contraer matrimonio (aunque les estaba desaconsejado tener hijos) y practicaban ayuno todas las semanas.) aspiraban a reencarnarse como «elegidos» (pasaban su tiempo en oración, practicaban el celibato y eran vegetarianos. Tras su muerte, según la teología maniquea, los elegidos alcanzaban el Reino de la Luz.), los cuales ya no necesitarían reencarnarse más. El maniqueísmo niega la responsabilidad humana por los males cometidos porque cree que no son producto de la libre voluntad, sino del dominio del mal sobre nuestra vida.

3.         Neoplatonismo

Según los neoplatónicos, el principio de todo lo existente es la unidad absoluta, lo Uno, llamada realidad suprema o gran vacuidad, de la que surgen todas las demás realidades por emanación. El primer ser emanado del Uno es el Logos, llamado también Verbo que contiene las ideas de las cosas posibles. Después, la Inteligencia engendra el Alma como idea, principio del movimiento y de la materia. El Uno, la Inteligencia o nous y el Alma son las tres hipóstasis de la Tríada neoplatónica.

El Uno de la teoría de Plotino es indescriptible, ya que es la unidad que funda la existencia de todas las cosas, lo más grande, hasta tal punto que a veces le denomina el propio autor como Dios, único, infinito

El nous algunos autores lo identifican con espíritu, mientras que otros prefieren hablar de inteligencia, mas esta vez no con un sentido místico sino intelectual. La explicación del nous por Plotino parte de la semejanza entre el Sol y la Luz. El Uno sería como el Sol, y la Luz como el nous. La función del nous como luz es la de que el Uno pueda verse a sí mismo pero, como es imagen del Uno, es la puerta por la que es posible ver al Uno. Plotino afirma que es posible observar el nous simplemente aplicando la mente en dirección opuesta a los sentidos.

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